Por Cecilia Zamudio
Valeria no alcanzó a comprender el por qué esa frontera se tragaba sus vidas, no comprendió, desde sus dos añitos, que la codicia de un puñado de multimillonarios arroja a millones de seres humanos a la angustia del vientre vacío y el techo de lluvia, no comprendió los llantos de sus padres, rotos de desesperación frente a la explotación y la miseria, los llantos sin mañana al despedirse de la abuela al momento de partir, para intentar llegar a ese país del norte que exhibe lujos escondiendo su miseria, ese país del norte cuyas multinacionales se enriquecen saqueando a todo el planeta, ese país del norte que construye muros de infamia entorno al botín saqueado a América Latina, África y Asia.
Valeria Martínez y su padre, Óscar Martínez, fallecieron devorados por las fauces de un sistema que empobrece y rechaza a los empobrecidos: miles de latinoamericanos pierden la vida o son desaparecidos cada año al intentar franquear la frontera-fortaleza de EEUU: los migrantes siguen simplemente la ruta que previamente han tomado las riquezas succionadas a América Latina por el saqueo multinacional, pero EEUU succiona las riquezas pero rechaza a las personas. La bebé Valeria y su padre, murieron en ese intento de escapar de la pesadilla de miseria a la que el capitalismo arroja a millones de personas, se ahogaron en la infamia de un sistema que provoca éxodo poblacional y genocidio.
Millones de seres humanos son forzados a migrar por el empobrecimiento que causa el saqueo capitalista de sus países: van desde los países más brutalmente saqueados por multinacionales, hacia las metrópolis capitalistas; pero esas metrópolis, como la UE y EEUU, quieren las riquezas de África, Asia y América Latina; pero a las personas no.
Cabe tener muy presente que la situación de saqueo capitalista y empobrecimiento medular que padecen decenas de países de África, Asia y América Latina, es mantenida mediante el exterminio sistemático de toda reivindicación social y política, mediante la eliminación física de las mujeres y hombres revolucionarios que han emprendido la lucha por la emancipación de los pueblos (no es ninguna fatalidad): el imperialismo estadounidense y europeo implementa guerras y sistemática injerencia contra los pueblos cuyos recursos son codiciados (golpes de Estado, exterminio político, guerra contrainsurgente); de esta manera instaura y perpetúa regímenes favorables al saqueo que perpetran sus multinacionales.
La trágica muerte de este padre y su hija que perdieron la vida al intentar cruzar el Río Bravo para llegar a Brownsville, nos remite a pensar en las causas profundas de este drama. La familia llevaba dos meses de trayecto migratorio desde El Salvador, país que padece empobrecimiento medular por saqueo capitalista, en el que la lucha de liberación fue truncada mediante el terror inyectado por EEUU, que implementó mecanismos contrainsurgentes brutales: agresión militar, bombardeos, paramilitarismo y tortura. EEUU agredió al Salvador y al pueblo en lucha para mantener al país sometido… Y así está hoy el Salvador: con un empobrecimiento dramático, un campesinado pauperizado y desposeído, desnutrición infantil que merma la vida de millones de pequeños, y unas «Maras» o pandillas que no son otra cosa que el producto promovido por la CIA dentro de su Estrategia del «caos controlado»: fomentar Maras, pandillas y paramilitarismo (todos retroalimentados por el Narco y con vínculos con las fuerzas represivas de los Estados funcionales al gran Capital) es la manera perversa que emplea la CIA para desviar la rabia y frustraciones de los jóvenes más empobrecidos, contra sus propios hermanos, contra sus comunidades: se trata de pulverizar el tejido social, concretamente lo que busca EEUU es evitar que la juventud vuelva a tomar el camino de la consciencia y la lucha por la liberación de su pueblo. El camino de la lucha contra el saqueo capitalista, contra la oligarquía local y transnacional, es impedido a toda costa. Por eso florecen las Maras, el Narco y el paramilitarismo en América Central: hay una planificación del «caos controlado», son un mecanismo de control social para proteger a la burguesía nacional y transnacional de una nueva lucha popular por la liberación del saqueo capitalista y su correlativo empobrecimiento, y este mecanismo de control social participa de torturar al pueblo, a la clase explotada.
El saqueo capitalista, el empobrecimiento medular que causa, y las estrategias represivas de mantenimiento de la injusticia social, son las razones del dramático éxodo poblacional desde los países saqueados hacia las Metrópolis capitalistas.
Miles de seres humanos pierden la vida anualmente en el trayecto migratorio hacia la UE (según la OIM más de 3000 personas pierden la vida cada año en la travesía migratoria del Mediterráneo, además de las que fallecen surcando el Atlántico hacia las Canarias, y de las que fallecen en el desierto africano o en la ruta desde Medio Oriente); son también miles los seres humanos que pierden sus vidas en el trayecto migratorio hacia EEUU, mueren de sed, de hambre, de ahogamiento y calcinados por el sol: es un genocidio que produce el capitalismo, un sistema que empobrece y excluye a millones de personas de una vida digna, para que un puñado de capitalistas aumenten sus fortunas. Los mismos rapaces que saquean y empobrecen, paralelamente imponen políticas migratorias contra los desposeídos, les ponen el trayecto cada vez más difícil y peligroso: obligándolos, para intentar evitar todo el aberrante dispositivo fronterizo, a travesías de mares, ríos y desiertos en condiciones de espanto. El saqueo capitalista y las criminales políticas migratorias de las metrópolis capitalistas causan un genocidio descomunal.
Miles de seres humanos, mujeres, hombres e incluso niños, quedan sepultados anualmente en las rutas migratorias: calcinados en el desierto, vencidos de sed y pavor, desgarrados en trenes de espanto, desollados por el cemento bajo camiones transfronterizos, torturados y violados en etapas interminables; miles de vidas quedan en las espumas de los mares, en el aullido del desierto… sus voces y sus risas son apagadas por la abyección de un sistema en el que un puñado de multimillonarios acumula, en base a la explotación que perpetra, una riqueza igual a la suma con la que malvive la mitad del planeta.
Una vez en las metrópolis capitalistas, si logran llegar, y si logran evitar cárceles infames y deportación, los migrantes serán la parte más empobrecida y criminalizada de la clase explotada: los patronos de toda laya sacan inmensas ganancias de la esclavitud moderna a la que aboca el saqueo capitalista y las leyes migratorias a millones de seres humanos.
Los niveles de sufrimiento, explotación, saqueo, destrucción y muerte que produce la clase explotadora y su sistema capitalista, hacen estallar el alma humana y desangran el planeta.
Nuestras hermanas y hermanos muertos y desaparecidos no desaparecerán de nuestra consciencia y lucha por salir de la barbarie capitalista; no podemos seguir con lágrimas vacías de consciencia frente a este genocidio que se incrementa a la par que crecen las cuentas bancarias de ese puñado de hombres-caja-fuerte que capitalizan sobre el saqueo del planeta y la explotación de los pueblos.
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Blog de la autora:
www.cecilia-zamudio.blogspot.com
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NOTA:
Fotos tomadas de la prensa, de la tragedia que no cesa en la frontera descomunal que EEUU ha erigido contra las personas que migran, siguiendo simplemente la ruta que siguen las riquezas saqueadas de América Latina.
Tomamos partido de mostrar esta triste fotografía, porque lo que el capitalismo hace debe ser mostrado, ya bastante se encargan los publicistas de mostrarnos este abyecto sistema como una nubecita mullida, ya bastante se encargan los propagandistas del sistema de hacer malabares con eufemismos para ocultar la verdadera cara del capitalismo, que es barbarie, terror, explotación, sufrimiento largo y genocidio.