Un reportaje publicado este domingo en Brasil reveló que uno de los testigos claves en el caso que llevó a la condena del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva fue obligado por los fiscales a declarar la implicación del antiguo mandatario.
En una investigación revelada por el medio Folha de São Paulo, en colaboración con el portal de filtraciones The Intercept, se evidenció como el empresario Leo Pinheiro, principal accionista de la constructora OAS y testigo clave del caso contra Lula, fue chantajeado por los fiscales de la Operación Lava Jato, para poder obtener el beneficio de reducción de la pena.
En sus primeras dos declaraciones, el testigo no había involucrado al exmandatario de la acusación que le imputaban. Sin embargo, en la tercera fue forzado a cambiar el discurso.
Por su parte, el equipo defensor de Lula difundió una nota diciendo que las revelaciones de The Intercept y Folha de São Paulo refuerzan la ilegitimidad de la sentencia en contra de Lula, la necesidad de que sea anulada y que el expresidente sea liberado lo antes posible.
“El historial del caso ya mostraba como Leo Pinheiro no incriminó a Lula en sus primeras declaraciones durante el proceso, y lo hizo en la tercera vez tras ser presionado, alterando su testimonio para recibir el beneficio de reducción de la pena, negociado con los fiscales de Curitiba”, sostuvo el equipo en el comunicado.
Las pruebas
Estos diálogos fueron extraídos del grupo de Telegram exclusivo de los fiscales del caso, en los que se mostraron las discusiones entre ellos tras el primer testimonio de Pinheiro, cuando este sostuvo que ofreció el departamento de tres pisos en Guarujá (el que la sentencia apunta como beneficio obtenido por los contratos en Petrobras) como un regalo “sin pedir nada a cambio”, y que Lula no habría aceptado la oferta, versión que no agradó a los fiscales.
Tras ese primer testimonio, la fiscal Anna Carolina Garcia preguntó en el grupo a los colegas si “¿hay una cuenta clandestina de Lula?” entre las informaciones entregadas por Pinheiro y abogados de OAS, y recibe tres respuestas negativas, aunque el jefe del equipo, Deltan Dallagnol no quedó satisfecho, y congeló la negociación de la llamada “delación premiada”.
Es así como en el tercer testimonio, en abril de 2017, Pinheiro finalmente indicó que el departamento habría sufrido reparaciones realizadas para ser posteriormente entregado a Lula, garantizando que él recibiría la propiedad del inmueble cuando las obras fuesen finalizadas.
Días antes de esa declaración, los fiscales de Lava Jato conversaron sobre como presentarla a la prensa. Incluso Dallagnol, jefe del equipo, afirmó que debían pensar “en el timing de ese nuevo acuerdo, para que no parezca que fue un premio por la condena a Lula”.
Esto sería clave, pues el juez Sérgio Moro utilizó ese testimonio como evidencia clave para establecer que Lula sí pasó a ser dueño del departamento, y que por lo tanto cometió crimen de corrupción. Por su parte, Pinheiro tuvo su pena reducida a tres años y seis meses.