Un convoy militar del Ejército chino ha sido enviado a una ciudad fronteriza con Hong Kong, en medio de las protestas en esa región administrativa china.
Un breve vídeo publicado el lunes por medios estatales del país asiático muestra una serie de aproximadamente dos docenas de vehículos de guerra blindados que ingresan en una “área de servicio” cerca de la ciudad de Shenzhen.
El diario estatal chino People’s Daily no hizo comentarios sobre el propósito del envío de los vehículos, pero señaló que la Policía Armada del Ejército Popular chino está a cargo de “manejar los disturbios, actividades violentas y criminales, ataques terroristas y otros incidentes de seguridad social”.
La publicación del vídeo coincidió con una declaración de las autoridades chinas que prometía tomar medidas enérgicas contra los manifestantes hongkoneses, comparando las manifestantes con el “terrorismo”.
“Los manifestantes radicales de Hong Kong han usado repetidamente herramientas extremadamente peligrosas para atacar a los agentes de Policía”, dijo el portavoz de la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao, Yang Guang, en Pekín (capital china).
Los movimientos de los vehículos militares no son un incidente aislado. La semana pasada, la Policía china en Shenzhen llevó a cabo un simulacro antidisturbios a gran escala que involucró a 12 000 oficiales en el que demostraron un gas lacrimógeno recientemente desarrollado para sofocar a los manifestantes.
A finales de julio, el Ministerio de Defensa de China indicó que el Ejército podría ser desplegado en Hong Kong si el Gobierno local lo solicita con el fin de mantener el orden público en la región.
Las protestas en Hong Kong comenzaron a principios del pasado junio por un proyecto de ley que permitiría la extradición de sospechosos desde el territorio autónomo a la China continental para ser juzgados.
A pesar de que este polémico proyecto de ley fue retrasado por tiempo indefinido el pasado 15 de junio, los manifestantes continúan echándose a la calle.
China ha atribuido durante mucho tiempo los disturbios en Hong Kong a fuerzas extranjeras, como EE.UU. y el Reino Unido, y ha solicitado a la Administración estadounidense, presidida por Donald Trump, sacar sus “manos negras” de Hong Kong, y dejar el “peligroso juego” que ha iniciado contra el gigante asiático.
El Reino Unido traspasó en 1997 el control de Hong Kong a China, con un gobierno basado en “un país dos sistemas”, que permite que la región tenga sus propias instituciones legislativas, ejecutivas y judiciales independientes de China.