La aprobación del proyecto Madrid Nuevo Norte (conocido también como Operación Chamartín) ha recibido luz verde el 29 de julio por unanimidad en el Pleno municipal con apoyo de PP, Cs Mas Madrid, PSOE y Vox, 25 años después de ponerse sobre la mesa. Se trataba de aprobar de forma urgente la Operación. El Alcalde de Madrid, Martínez Almeida, explicó que van a mantener el proyecto que dejó acordado el Ministerio de Fomento, la sociedad privada impulsora de la operación (Distrito Castellana Norte, DCN) y el Ayuntamiento de Madrid capitaneado por Manuela Carmena. El delegado Mariano Fuentes (Cs), ha defendido que por «lealtad institucional» y para no «condenar» a Madrid al «ostracismo y la parálisis» han mantenido un texto heredado del gobierno de Manuela Carmena, aunque el «cuerpo» les pedía «mejorarlo» para «imprimirle un carácter más liberal«.
Pero con rotundidad “bendijeron” el proyecto urbanístico. Ya en el 2015 Ciudadanos había presentado una proposición de ley en la Asamblea de Madrid para derogar el artículo que limita a tres alturas las edificaciones en la región. Esta proposición incluye una disposición redactada a medida para neutralizar las sentencias y dar luz verde a las operaciones urbanísticas más especulativas de la ciudad de Madrid.
Esta especulación urbanística se inicia en 1993 con la alianza entre la Constructora San José, poco mediática en su propaganda, pero con sus escándalos de compra de políticos y la banca (BBVA, Francisco González y sus acólitos) que junto a PSOE Y PP, con firme compromiso con las políticas Imperialistas que nacen del monopolio, apostaron por la rapiña de terrenos cercanos a la estación de Renfe de Chamartín.
Durante más de veinte años fue un proyecto donde los inversores han dedicado gran parte de sus esfuerzos a reclamar más suelo a las administraciones pasando de los originarios 180.000 m2 a los más de 3 millones de metros cuadrados de suelo de la actualidad. Desde los órganos del Capital, nunca le cuadraron los números, como al BBVA y a la Constructora San José (constructora que hace poco estaba en quiebra pero revivió gracias a esta operación, así lo demuestra su subida en bolsa). Esto significó que, durante estos más de veinte años, los inversores han dedicado gran parte de sus esfuerzos a reclamar más suelo a las administraciones como necesidad de ampliar la acumulación, pasando de los originarios 180.000 m2 a los más de 3 millones de metros cuadrados de suelo de la actualidad y de los 0,6 a los 3,2 de edificabilidad. Todo esto fue presentado como el único acuerdo viable entre los diferentes actores en juego. Éste no es un fenómeno nuevo. La especulación es propia del modelo económico capitalista dominante y se ha venido dando desde sus inicios, como resultado de la permanente necesidad de expansión del capital y contra las necesidades sociales. Mediante la aplicación de políticas de privatización, el capital se ha ido apropiando cada vez más de lo público.
Manuela Carmena (Ahora Madrid) ha reiterado en varias ocasiones la importancia de contar con una estación moderna y atractiva para dar la bienvenida a los turistas y ‘Madrid Nuevo Norte’ se lo ofrece. Los oportunistas de Ahora Madrid, así como la candidatura de los socialfascistas del PSOE, firmaron en 2015 un Pacto contra la Especulación elaborado por colectivos ciudadanos para la campaña electoral, donde lo que se trataba era de buscar publicidad, que incluía compromisos como: Abandonar el modelo de macroproyectos como Eurovegas, Castellana Norte entre otros, que suponían (como expresa ese documento) un excesivo gasto público sin beneficiar el desarrollo de la ciudad. Paralización de operaciones especulativas. Eliminar la concentración de operaciones de Capital por áreas donde se fomente el empleo en zonas más desfavorecidas. Contra la enajenación de parcelas y edificios de titularidad pública con fines monetarios y promoción de su utilización para usos públicos u otros fines de interés social.
Pero nos encontramos ante un nuevo rescate a la banca en forma del denominado “pelotazo urbanístico” con suelo público, en este caso hasta un 82%. La esencia de este caso se refiere a la lógica del Capital sometiendo todo a sus intereses acumulativos sobre lo social. Este proyecto se presentaba, como se puede comprobar, como remodelación del sistema ferroviario; para articular y hacer grandes mejoras en el entorno territorial, vivienda social y otras mejoras para la sociedad. Pero la lógica del Capital pronto somete esas propuestas a sus intereses reales, olvida en interés de la clase dominante tales propuestas; por ejemplo, ni la estación ni las estalaciones ferroviarias se llegaron a esbozar nunca, y la vivienda social “asequible” que prometían como progreso social, jamás llegara a miles de familias trabajadoras que no tienen capacidad de acceder a una vivienda digna.
Cabe destacar que, producto de las críticas al proyecto especulativo, se empieza a hacer la ofensiva ideológica en la prensa. El diario “El País”, un sostenedor desde hace tiempo de la propuesta de DCN/BBVA, dedicó editoriales y artículos al tema, al igual que publicaciones en otras cabeceras como en El Español. El País publica en su web el 29 de julio, “el gran proyecto que transformará el norte de Madrid”, y más abajo nos dicen, “Una gran operación de regeneración urbana al norte de la capital”. Como manifestación de la creciente acumulación y concentración de capital que periódicamente hace colapsar los mercados, se han sucedido las crisis, que generalmente provocan una expansión de la frontera de las inversiones.
Todo el proceso se ha desarrollado en el escenario de los medios de comunicación (prensa, televisión) y con las técnicas de propaganda del espectáculo de masas, utilizando la información de la economía mercantilizada, los cuales se dedicaron a transmitir las órdenes de la burguesía con fines de eliminar cualquier crítica bajo el lema del “progreso”. Estos charlatanes teledirigidos por el Capital defienden a quienes les pagan, justifican privatizaciones por razones de la eficiencia económica. Cuando argumentan esa eficiencia no se refieren a proyectos que respondan a cubrir y satisfacer las necesidades reales de la sociedad, sino a las necesidades del Capital. Campañas de publicidad desplegada por DCN (Distrito Castellana Norte) con apoyo de la propuesta MNN (Madrid Nuevo Norte) con espacios de prensa pagados, informes de entidades “de expertos” (también llamados técnicos) con lenguajes “progresistas” con una clara ideología capitalista con palabras como: movilidad sostenible, urbanismo, etc.
Podemos también remitirnos a Rafael González Cobos (presidente del Grupo Inmobiliario Ferrocarril), donde en una publicación en el País del 12 de mayo del 2016, recalcaba que los inversores “buscan rentabilidad a corto plazo” (es decir, especulación), citando además como ejemplo la operación Canary Warf. Lo que no explican es que tal operación produjo una de las quiebras más sonadas de una multinacional, Olympia & York, en los años 90, y como consecuencia la quiebra de Alabma Retirement Systems, un fondo de pensiones afectado por bonos en manos del gigante inmobiliario, ya que lo nombran como forma de progreso.
Nos venden “la sociedad del ocio” con megaproyectos; cierto es, que existe la posibilidad de ella, pero no en este sistema. Estas inversiones no están destinadas a ello (ni es su principal preocupación), sino que los intereses de los propietarios de los medios de producción y distribución, los capitalistas, es incrementar sus ganancias, como se puede comprobar en el tejido social, no extender el ocio a la sociedad ni cubrir como prioridad las necesidades. El aumento de parásitos sociales que viven a costa de la riqueza generada por los trabajadores cada día mayormente explotados es una expresión de cuáles son sus intereses reales. Los ideólogos del mercado nos intentan invertir la realidad, nos hacen ver que esto es lo natural y la única sociedad posible. Convierten lo que es una potencialidad como la técnica, el progreso, de la que solamente se beneficia un pequeño sector, en la norma de vida del conjunto social.
Esta operación impulsada es una de esas operaciones que favorecen el saneamiento del sistema financiero, que es el que contagia a la sociedad de pobreza, desahucios, el no acceso a la vivienda y la precariedad laboral. Pero existen además otras cuestiones. Esto es lo que ocurre cuando a través de los ideólogos del sistema se ponen a “calcular” los empleos que se crearan como parte del bienestar común. José Luis Martínez-Almeida (PP), ha subrayado que el proyecto creará 200.000 puestos de empleo, directos e indirectos. En la web de Antena 3 Noticias (17/07/2019) se estima que el desarrollo genere 63.000 empleos directos, 31.000 indirectos y 23.000 inducidos, lo que representa un empleo total estimado durante la fase de construcción de 117.792 empleos (ya no son 200.000). La sociedad promotora de la Operación Chamartín, participada por el BBVA y la constructora San José, aseguró según publicación de El País (publicación del 19 de abril de 2017) que el desarrollo de la zona norte de la capital generaría 214.000 nuevos empleos, según un estudio de la Universidad Autónoma. En la web de distrito castellana norte se publica el 30 de abril del 2019, que el proyecto generará 118.000 puestos de trabajo durante los años de su ejecución y otros 130.000 como consecuencia de la actividad que se generará en el nuevo barrio (total 248.000 puestos de trabajo). Y así constantemente.
Primero, dentro de su lógica (y cálculo económico), en base a esos “expertos”, nunca se realizan estudios post-inversiones, solamente se sacan números (de su cabeza) sin análisis concretos. Asombra la ligereza con la se utilizan palabras y términos con los que se manejan los efectos de esas inversiones. Podemos recordar a groso modo, por cierto, esos cálculos multiplicadores de los economistas, el FMI, y cualquier organismo que justifique el sistema, que no es que estén equivocados en décimas, sino que actúan en un sentido opuesto. De hecho, hablando en sus mismos términos, sería un “milagro” el hecho de (como ellos argumentan) que producir m2 de oficinas de por sí incrementará el empleo (el “espacio” crea empleo). Si esto fuese así, con tales farsas ideológicas, en plena “burbuja inmobiliaria especulativa”, si se hubiesen hecho esos cálculos similares (aunque sí se argumentaba la plenitud sobre la oferta y demanda) estaríamos en otro contexto social, pero estamos en la contradicción constante entre Capital-trabajo.
Thomas Hobbes en su Leviatán (que se refería al Estado, al poder, como un Leviatán, un monstruo bíblico omnipotente) decía y defendía que el poder de la burguesía debía de ser ilimitado. «El hombre es un lobo para el hombre”, tal como lo argumentaba, y atendiendo a la actualidad, Hobbes tenía razón, considerando el modelo económico-social que impera en la actualidad, donde los trabajadores generan y crean la riqueza social y sin embargo no cubren sus necesidades, obligados, sometidos a la explotación, a las decisiones de los poderes económicos en sus necesidades e intereses mientras oprimen al pueblo trabajador condicionándolo a la miseria creciente.
La especulación del suelo, ha hecho que desde 1998 este se haya encarecido de gran forma como actividad puramente parasitaria, creadora de una gran burbuja, que únicamente redunda en el beneficio de un puñado de capitalistas sin escrúpulos a costa de las clases trabajadoras. Una de las mayores fuentes de negocios, de dinero negro y de especulación para los capitalistas junto con otros elementos determinantes como ayuntamientos e instituciones públicas en general. La principal fuente de financiación de los ayuntamientos es la venta de terrenos públicos, siendo ésta, en consecuencia, una fuente de corrupción y de secuestro de la soberanía popular, en la medida en que la clase política sirve o se vende a los intereses de constructores e inmobiliarias, es decir, solo en vistas de acumular capital.
El documento filtrado de Adif- CCN demuestra que los terrenos se van a vender a la mitad del precio de mercado y con altos privilegios de acumulación de capital privado, lo que garantizará sobradamente los intereses especulativos en una de las zonas de mayor valor urbanístico de la capital. Además, en ese documento existen otras cláusulas. Por ejemplo, en el contrato se establece la entrega de terrenos en su totalidad, o como mínimo del 89,7%, en el preciso momento de la firma de la escritura. Según esto DCN pagará tan solo un valor del 21% de lo que se le entrega, y el resto lo pagará en cómodas cuotas en 20 años. Mientras, sí dispondrá de toda la propiedad para poder efectuar las operaciones que consideren necesarias sin límites ni condiciones. Resulta curioso que solamente con el 21% de su valor, financiación cómoda, se hagan con la totalidad de los terrenos, e incluso pueden realizar la venta de ellos sin construir absolutamente nada. Esto demuestra su verdadero interés.
Un plan donde el BBVA y San José pagarán por el conjunto de la operación apenas un coste del metro cuadrado de 769,5 € frente a los 1.500 € como precio de mercado, es decir, un valor superior al del capital inversor. El capital especulativo puede considerarse ampliamente satisfecho; de las 5.000 viviendas previstas, se han acabado aprobando algo más del doble. Únicamente el 20% de la vivienda que se construirá tendrá algún tipo de protección oficial (es decir pública, que no social), viviendas que además tienen actualmente unos costes estratosféricos. Este tipo de viviendas de protección, además, se convierten en dinero negro que obtienen constructoras e inmobiliarias (a veces se ha llegado al doble del precio de la venta oficial). Ello también por no mencionar la corrupción que se suele dar en esas viviendas “protegidas”, donde en muchos casos se adjudican a dedo siendo una rama de tendencia clientelar.
Estamos ante proyectos del cemento, pero con el propósito de maximizar su valor como sueño de los autarcas del Capitalismo. Tal como decían los ideólogos del Opus, “haremos propietarios para que mueran los magníficos proletarios”. Esta estrategia de privatización se sustenta primero en la manipulación ideológica, constantemente implacable, diciéndonos que es progreso. Se trata de afirmar, sin posibilidad de réplica, que lo privado es más eficiente para llegar a ese bienestar. En tal marco, los ideólogos (políticos, economistas vulgares, etc.) a sueldo por el Capital repiten esto reactivando una constante propaganda como verdades teológicas (eficiencia, competitividad, costes marginales, etc.) manipulando cifras, ocultando su verdadera cara. Esto se constata en la realidad donde se demuestra que las privatizaciones, no suponen eficiencia ninguna para la sociedad sino para el Capital. Se trata de aumento de precios, tendencias a la consecución de lucro constante en una lógica de obtener el máximo beneficio económico, disminución de puestos de trabajo, bajos salarios, vulnerabilidad laboral, etc.
En paralelo a todo ello surge una elite de capitalistas con un incremento de la corrupción despótica, con clientelismo y extraordinarios beneficios económicos que se ponen en juego mediante concesiones, contratos, etc.
Una zona que está concebida para los negocios, aquello que el “gobierno de cambio” decía que iba a desterrar. Pero esto es y era irrelevante para Carmena que en aras de lo que ella denomina “el consenso como forma de hacer ciudad”, es en esencia, el consenso e impulso de los grandes poderes económicos. Contribuir directa y decididamente al incremento de los precios y a la expulsión de la de población, es decir, el abandono de las necesidades de la clase trabajadora. Una ofrenda que se realiza a los sectores de los grandes poderes económicos y financieros, robo de valor por empresas que no han creado esos bienes. Eso técnicamente es conocido como cercamiento (enclosure en inglés). Originariamente implicaba la expropiación de tierras a menudo con violencia. Este proceso en su devenir histórico sigue ocurriendo con afán de acumulación de capital y podemos recordar como Ahora Madrid (socialdemocracia y pata del capitalismo implacable) suscribía en su programa:
“Frente al Madrid de la desigualdad, Ahora Madrid es la ciudad de los derechos. Madrid no será nunca más una ciudad en la que la ciudadanía tenga problemas para alimentarse, para calentarse o para acceder a una vivienda digna. Vamos a defender los derechos humanos”.
Lemas, frases y caretas “progresistas”, hablando de política de vivienda social y finalización de los desahucios, remunicipalización de los servicios públicos, auditoría de la deuda, creación de empleo público, etc. De todo eso nada se ha cumplido en la práctica, solamente satisfacer los intereses y necesidades del Capitalismo depredador que somete al pueblo a sus intereses. Ejemplos de cómo es la socialdemocracia en la práctica y sus políticas contra la clase trabajadora , y lo bien que le sigue yendo al sistema capitalista con ella. Manuela Carmena fue la alcaldesa de los poderes económicos, de los bancos, por mucho que estos intenten camuflarse de progreso.
Universalizan frases sobre derechos humanos que tratan de encubrir las desigualdades sociales propias de un sistema que produce desigualdades de forma natural. Discursos que en la realidad social no se expresan sino en papeles o frases que tratan de encubrir intereses de dominación del Capital. En la apariencia de esos derechos en forma jurídica, se oculta la esencia de una desigualdad real, el sometimiento a las exigencias del Capital al trabajador que enmascara mitos como la igualdad ante la ley, independencia del poder judicial, derecho a una vivienda digna, derecho al trabajo, etc., o el ya conocido “el Estado somos todos”. Así que abstractamente todos los hombres son iguales y tenemos derechos, pero en la práctica el que tiene más puede defender mejor sus causas y hacer valer sus intereses. Esta injusticia humana, esta violación del derecho humano a la igualdad, no se soluciona obteniendo una nueva formulación de los derechos humanos o reformando la justicia, sino liquidando las diferencias entre ricos y pobres y transformando la sociedad. Una cosa es suponer que los hombres intrínsecamente son iguales y en consecuencia están dotados de los mismos derechos, y otra muy distinta es el ejercicio efectivo de esos derechos, donde predominan las más abismales diferencias. Así, los trabajadores, a pesar de tener formalmente derechos, en la práctica están condenados a dedicarle todas sus energías al trabajo, a generar con su esfuerzo riquezas mientras están sometidos a las exigencias de los capitalistas en su interés privado. ¿Acaso éramos “iguales ante la ley” hace años, cuando los obreros no tenían siquiera garantizada la jornada laboral de 8 horas? ¿Lo somos ahora cuando el Capital impone reformas laborales a favor de la burguesía que busca acumular Capital con trabajo ajeno?
Se trata de la dominación de «una parte que pretende valer por el todo su interés» y que pretenden confundir a la sociedad con lo que son derechos políticos frente a derechos reales. Sin un sometimiento de la clase burguesa por parte de la clase obrera, sin una dictadura democrática del proletariado, jamás llegará la libertad plena para la clase obrera, que conciliando con la burguesía, sólo consigue migajas que no son más que concesiones de la misma, caramelos que nos dan para que estemos contentos y callados, para que no nos revelemos contra la tiranía, la explotación y el sometimiento de la que ahora somos víctimas por parte de esos criminales psicópatas que solamente miran la ganancia.
Un modelo civilizatorio que se dedica a hacer ganar fortunas a grandes empresas, a bancos, con rescates a grupos especuladores causantes ellos mismos de las crisis que profundizan en su necesidad de acumular ganancias en la mercantilización, apropiándose de lo público. Esta operación sin lugar a duda va a dar un empujón a la burbuja inmobiliaria, siendo las consecuencias sobre el mercado inmediatas, incrementando el valor del suelo y los activos inmobiliarios.
Estas caretas de los gobiernos del cambio, por si a alguien le caben dudas, no vienen de ahora. Podemos remontarnos a las declaraciones de Pablo Iglesias que cuando iniciaba “la ruta del cambio”, entrevistado por los reporteros de The Wall Street Journal David Roman y Matt Moffett, tranquilizando al Capital dijo: “No hay verdadera alternativa a la economía de mercado. Sólo pensamos que hay un déficit de fortaleza del consumidor. La gente tiene que obedecer las leyes y pagar sus impuestos”.
Pero unas cuantas semanas antes, se publicaba un documento llamado “Understanding Podemos”, texto de 22 páginas firmado por el mismo Pablo Iglesias y publicado en la revista New Left Review, muy bien acogido por “los hombres de negocios de Londres” y en donde afirma: (podemos) “no es un partido revolucionario, ni un movimiento asambleario, sino una fuerza soberanista”.
Toda esta farsa que se hace desde la los medios, mostrando políticas enfrentadas, tiene la labor de delimitar lo que para ellos es la llamada “izquierda radical” (la izquierda aceptable). Estrategia que trata de criminalizar a los populistas socialdemócratas como Podemos y toda la llamada “izquierda del cambio”. Esta estrategia consiste en delimitar lo aceptable como izquierda en la opinión pública. Simulacros ideológicos que tratan de hacer tensiones políticas abstractas y al mismo tiempo dándoles propaganda en su interés, para que los votantes elijan a opciones “del cambio” pero que en esencia nada cambie, solo en apariencia. Nos muestran campos enfrentados, posiciones fuera de la lógica del sistema capitalista, pero en realidad unos y otros se sitúan en la misma mesa.
Este mismo oportunismo “del cambio” se comprueba en como la Operación Chamartín se aplazó con fines electorales. Maniobras camuflando lo que era una prioridad para Carmena, satisfacer los intereses del Capital, y a pesar de que la Comunidad de Madrid había remitido el informe de evaluación ambiental que faltaba para que el Ayuntamiento pudiera elevar a Pleno y aprobar este plan urbanístico que llevaba 25 años bloqueado, la Alcaldesa por interés electoral dijo que no se iba a aprobar en esa legislatura. El fin era contrarrestar las críticas de otros sectores, centrando tanto Carmena como Errejón su “propaganda electoral” con argumentos como: “la izquierda también sabe crear empleo y no sólo espantar a los inversores”.
Un montaje producto de acusaciones contra Carmena en diversos medios como cómplice de la especulación para tratar de no perder votantes. Esto inquietó enormemente a los promotores del proyecto en su prisa para su aprobación. Varios medios publicaron ese cierto nerviosismo del BBVA, principal accionista de Distrito Castellana Norte. Le reprochaban que la paralización de la operación por los “juegos políticos hayan dejado a la entidad como la principal damnificada”. Consideraban que se había hecho “la puñeta con fines partidistas” y que eran víctimas de “juegos políticos”. Ante su necesidad e intereses, no aceptaban tales planteamientos con fines electorales, no estaban dispuestos a prolongar más la aprobación y buscaron estrategias de presión mientras que la campaña trataba de calmar las críticas sobre el proyecto especulativo (“BBVA echa la bronca a Carmena por aplazar la Operación Chamartín con fines electorales”; 23 de Mayo de 2019).
Esto lo ha hecho la socialdemocracia siempre demostrando el oportunismo y sus intereses. Sin ir más lejos recordar a modo de ejemplo aquello del banco público como programa de Ahora Madrid para financiación de verdaderos proyectos sociales. Ese proyecto en abstracto en menos de dos semanas tras la toma de poder de Manuela Carmena decretó que ya no era necesario.
Es curioso además como este nerviosismo en sectores inversionistas es producto de la desaceleración de la economía. Ya en la última reunión en Davos el 22 de enero (49ª edición del Foro Económico, donde el BBVA participa), los poderosos se reunieron para discutir una estrategia “en defensa del sistema”. De ahí las preocupaciones que se reflejaban en el estado de ánimo, como Gideon Rachaman comentaba en el Financial Times: “Todos necesitan héroes, incluso los plutócratas de Davos. Pero la “élite global” carece actualmente de entusiasmo e ideas”.
A esto se le suma la necesidad de que su control político mire por sus intereses acumulativos ante su inquietud:
“…la combinación tóxica del populismo, proteccionismo y nacionalismo que atormenta a los países, desde Brasil hasta el Reino Unido, es poco probable que desaparezca pronto, y los cambios tecnológicos como la inteligencia artificial podrían empeorar esto. Y eso llevó a muchos jefes ejecutivos esta semana a participar en una nueva ola de discusiones sobre cómo apaciguar el estado de ánimo de la ira a través del activismo social” (El Estado de ánimo se vuelve “mucho más sombrío” en Davos, Financial Times, 24 de enero 2019).
Se cumple lo que es de su interés, explotar el territorio, rentabilizarlo exprimiéndolo con los usos lucrativos y una vez revalorizado por el beneficiario, como es el BBVA (junto con otros lucros particulares), sin obra alguna, venderlo obteniendo una fuerte rentabilidad sin ningún riesgo. Un fenómeno de concentración de lo que se denomina grandes “clusters económicos” (acumulaciones) que tratan la de corregir al mercado para mitigar sus fallos exacerbando la desigualdad donde las administraciones expropian lo público para los intereses privados.
El Capitalismo inició su andadura expulsando del centro de las ciudades a los trabajadores, para los cuales creó ciertos barrios bajos, dejándose en los centros grandes urbes para oficinas, negocios, edificios lujosos, etc. Hoy en día las zonas periféricas ya no son tampoco asequibles para los trabajadores que son sin embargo los que con su trabajo producen la riqueza y el beneficio de los parásitos. Se ven abocados a vivir en poblaciones alejadas de sus centros de trabajo, con problemas de trasporte, caos circulatorio, descenso de calidad de vida y de esperanza de vida. Diversos estudios han demostrado que la media de vida de la burguesía es cuantitativamente y cualitativamente superior a la de la clase trabajadora. En una ciudad como Madrid, según los estudios, hay entre un 26,6 y un 30,1% de su vecindad en riesgo de exclusión y pobreza (datos EAPN). Los desahucios han aumentado el 8,2% y un 66% los lanzamientos hipotecarios, después de que el PP dilapidase el parque de viviendas municipal vendiendo a precio de saldo los pisos a fondos buitres, y los precios de alquiler de las viviendas han experimentado una subida del 42% en 5 años.
El Partido Popular sentó las bases de la especulación inmobiliaria, que ha provocado que los madrileños se tengan que ir a vivir a las afueras de la ciudad, mientras que el centro de Madrid queda a merced de los dueños del capital español e internacional para su disfrute personal. Esto se expresa en que la clase trabajadora siga el curso de su empobrecimiento, desahuciada, explotada, sometida a los intereses del Capital, en una constante renovación de acumulación de Capital para seguir viviendo a toda costa del bote municipal, mientras los barrios del sur (donde vive la mayoría de la clase trabajadora madrileña) viven entre basura, suciedad y mobiliario urbano deteriorado. Su objetivo es seguir amasando grandes fortunas en interés privado que nos llevan al desastre económico y social, como ya lo estamos sufriendo en la actualidad, con propagandas de un modelo único y perpetuo en el que, sin embargo, bancos y empresarios cada vez ganan más. Las cifras más alarmantes son las que se refieren a la pobreza de los trabajadores en la Comunidad de Madrid y en la Capital, con paro, miseria, explotación, para el beneficio de unos parásitos en su interés privado condicionando los niveles de vida y salud de la clase trabajadora.
En teoría somos libres, tenemos derechos, democracia, etc., pero contra todo ese desarrollo “armónico”, sin satisfacer nuestras necesidades no tenemos libertad, ni derecho a una vivienda digna, aunque sea la clase trabajadora quien posibilita con el fruto de su trabajo, con su esfuerzo, la construcción de tales viviendas y de toda la riqueza social. Hablan de que esto es una democracia (que significa el gobierno del pueblo), pero en realidad solamente podemos elegir unos representantes que determinan luego políticas al interés de la acumulación de capital. Gobernantes que solo sirven bien a ciertas personas como prioridad absoluta que luego se les recompensan con cargos y favores bajo “inquietudes del mercado”.
Ansia de acumulación de capital de burgueses embolsándose millones con la especulación, mientras los trabajadores sufren la explotación con salarios de miseria, jornadas laborales interminables, disminución de la capacidad adquisitiva de la mayoría, que se ven obligados a endeudarse fruto del predominio especulativo en la vida económica. Además, ese crecimiento de las rentas superiores no se orientó prioritariamente a una economía productiva, por ejemplo, sino a inversiones de las que pueden sacar más beneficio a corto plazo. Esto conlleva a elevados precios por encima de su valor por esa ansia de beneficios que son escasamente productivos y desvinculados de una economía que satisface las necesidades humanas. El capitalismo en su desarrollo, sea cual fuese su forma particular, parte de un elemento común como cualidad esencial, la codicia por la producción y la reproducción de capital que se sustenta en la explotación y el robo a los trabajadores. Esto no es una mera cuestión moral como muchos pueden pensar, sino una cuestión económica de un sistema social capitalista que tal como Henry Ford, fundador de la compañía que lleva su nombre declaró en su día, “yo no fabrico coches, yo fabrico dinero”.
Lenin señalaba que, “el capitalismo dejaría de ser capitalismo, pues el desarrollo desigual y el nivel de vida de las masas semihambrientas son las condiciones y las premisas básicas, inevitables de este modo de producción” (Lenin, V.I., ob.cit.pág.78). Es la búsqueda de medios de producción no explotados (tierra, recursos naturales, expropiación de lo público) y fuerza de trabajo baratas; es decir, un recurso para oponer al rendimiento declinante del capital. Ellos no invierten paracubrir las necesidades sociales, sino que tratan de barrer con todo lo que se interpone en su capital invertido y la valorización de ese capital (la ganancia). Por eso su visión es el mercado, por eso cargan contra la clase trabajadora, por ello compran a políticos que hacen leyes favorables a sus intereses y la explotación; por eso les facilitan la apropiación de lo público; por eso fomentan la burocratización sindical para sustentar sus intereses.
Esta realidad es propia del capitalismo en su fase monopolista, de descomposición, donde la burguesía monopolista no sólo roba inmisericordemente al proletariado, sino que somete al pueblo en su interés. Somos nosotros mismos el antídoto contra el oportunismo y contra este sistema criminal, por ello está en nuestras manos acabar con la dominación capitalista. Solo la organización política de los trabajadores puede acabar con el actual estado de miseria y explotación que nos aplica el capitalismo, que cada día va a más.
Desde el PCOE hacemos un llamamiento a todas las clases populares a unirse en un Frente Único del Pueblo que sirva de contrapoder frente al sistema, que suponga un órgano genuino del pueblo trabajador para dirigir nuestras vidas y construir el socialismo. Hacemos igualmente un llamamiento a la clase trabajadora para que engrose las filas del Partido y formen parte de la vanguardia que guíe al pueblo hacia la construcción de un mundo nuevo y mejor.
Los trabajadores necesitamos otro sistema, alejado de la corrupción, de la especulación, de la explotación y de las leyes injustas que impiden a la sociedad llevar una vida digna. Los trabajadores necesitamos el Socialismo, necesitamos tener nosotros el control de los medios de producción y necesitamos hacer nosotros mismos las leyes que deben regir nuestra vida.
La única salida que tiene la clase obrera es romper con el capitalismo, acabar con este sistema. Sin embargo, sin el desarrollo de nuestro partido y la unión de la clase obrera con la ciencia emancipatoria del proletariado, el marxismo-leninismo, la clase obrera seguirá estando engañada y bajo el influjo de los oportunistas y los reaccionarios, bajo una lógica capitalista que la condena cada día más a la miseria. Un proletariado organizado y dirigido ideológicamente por el marxismo-leninismo conseguirá que esta tiranía corrupta caiga, y ello pasa por fortalecer el instrumento que fusiona el marxismo-leninismo y el movimiento obrero.
¡LA REVOLUCIÓN SOLO VENDRÁ DE MANOS DE LOS QUE PRODUCEN LAS RIQUEZAS!
¡Trabajador, organízate en el PCOE por la defensa de tus intereses!
¡Muerte al capitalismo criminal!
¡Por el Socialismo!
Comité Regional de Madrid del
Partido Comunista Obrero Español (PCOE)