Raúl Antonio Capote.— Mientras el pueblo venezolano patriota se organiza y trabaja junto a su Gobierno para enfrentar el bloqueo económico de EE.UU., los sabotajes constantes contra los servicios públicos y la guerra mediática, la oposición venezolana sigue dando grandes muestras de sus torpezas políticas.
La ceguera con la que han actuado todos estos años les impide apreciar con objetividad una situación, harto conocida, incluso por los organizadores de la subversión internacional, léase, el Gobierno estadounidense y sus aliados. Se puede derrotar a un gobierno, pero no cuando este representa a un pueblo.
Habría que clarificarles que se enfrentan no a Nicolás Maduro, sino a todo un proceso constituido por millones de personas que acudieron al llamado político e ideológico de Hugo Chávez.
La oposición venezolana, marcada por las luchas internas, la corrupción, el robo descarado de los recursos financieros, los otorgados por sus amos del norte y los robados de las arcas del país, cuenta cada vez con menos credibilidad.
El partido de ultraderecha Voluntad Popular ha resultado ser un barril sin fondo en lo que respecta a la captación del dinero de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid).
El vicepresidente del Partido Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, declaró recientemente, en entrevista a la Radio Nacional de Venezuela, que la oposición venezolana ha resultado ser un verdadero dolor de cabeza para Estados Unidos.
Dolor de cabeza que se convierte en crónico, a partir del fracaso de los operadores de los servicios especiales estadounidenses y sus empleados sobre el terreno. Nada parece resultarles efectivo, el río de dinero corre a los bolsillos sedientos de la oposición y se pierde en oscuros pasajes, tan o más oscuros que la mente de los «genios» del mal en Washington, creadores de un diseño fracasado.
Mientras, como para ratificar el fracaso del plan subversivo contra Venezuela, el «farsante mayor» Juan Guaidó convocó a una movilización, con el fin de intensificar las protestas contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Sin embargo, la participación resultó ser mucho menor de lo que esperaba.
Según refieren Spain News y otros medios digitales, las redes se hicieron eco de las calles vacías bajo el hashtag #GuaidóYaNoMueve –hashtag que sí se ha movido y mucho en los diferentes espacios digitales–. Los usuarios han expresado que se sienten engañados por las promesas de Guaidó.
Uno de los twitteros expresó: «Guaidó, te convertiste en la peor pesadilla». Nada más real: el «falso» personaje, desinflado y perdido, se ha convertido en la peor pesadilla de sus antiguos correligionarios, pero lo que es peor para él, de sus dueños y creadores.

