La política de “tolerancia cero” que impuso Trump ha generado que más de 13.000 niños migrantes -menores de 18 años, incluidos más de 400 bebés- hayan sido expulsados de Estados Unidos y trasladados a “refugios” ubicados en la frontera de México, donde los mantienen privados de libertad para esperar que se resuelva su estatus migratorio y el de sus familiares.

La dura medida contra los menores de edad obliga a los niños a esperar en México las audiencias de los tribunales migratorios de Estados Unidos.

A lo largo de la frontera de México y Estados Unidos, los bebés y los niños pequeños los mantienen recluidos en lugares con altísimos niveles de criminalidad y en refugios y tiendas de campaña abarrotados de personas y ubicados en las calles, sin ningún tipo de control sanitario y ambiental.

La situación de estos pequeños puede durar en el mejor de los casos semanas y muchos otros sufren este tipo de tortura moderna por meses, hasta lograr obtener una audiencia de asilo en Estados Unidos. De hecho, muchos de estos niños deben acudir a tribunales sin sus padres y los obligan a testificar solos.

El riesgo de violencia y enfermedad es alto y es de especial preocupación para las familias con niños pequeños o que sufren condiciones de salud crónicas, según entrevistas con profesionales de la salud, migrantes, defensores de derechos humanos y abogados.

Los niños se encuentran entre decenas de miles de migrantes que regresaron a México bajo la política del gobierno de Trump conocida como los MPP (Protocolos de Protección a Migrantes). La mayoría son de El Salvador, Honduras y Guatemala.

Lo que alega el Departamento de Seguridad estadounidense sobre las decisiones si una persona es colocada en los MPP, es que éstas son tomadas por agentes fronterizos e incluyen consultas con profesionales médicos.
De acuerdo con lo establecido, los niños y adolescentes que no están acompañados por sus familiares no deben ser enviados de regreso a México, pero esto no es lo que ocurre en realidad. De hecho, muchos de estos niños, los que corren con la suerte de ser agrupados con sus padres y madres, terminan siendo expulsados de Estados Unidos.

Al menos un tercio de los casi 40.000 migrantes que fueron colocados bajo el programa MPP de “tolerancia cero” -hasta el pasado 1 de septiembre- eran menores de 18 años.

De esos más de 13.000 niños migrantes, más de 3.400 eran menores a cinco años y otros 418 son bebés menores de un año.

La tendencia al incremento de este tipo de casos es inminente, pues según la CBP (Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos), los números han crecido en las últimas semanas y ahora hay más de 51.000 personas en el programa MPP.

Las duras historias relacionadas con los niños migrantes que son privados de libertad, mientras Estados Unidos decide qué hacer con ellos, se han recrudecido durante la administración Trump.

Los infantes llegan a pasar días y noches con hambre mientras duermen en el suelo, con frío, con la luz siempre encendida, encerrados en una jaula, sin ver la luz del sol, desamparados, sólos, desorientados y sobre todo, sin sus padres.

Esta angustia se genera precisamente en los centros de reclusión que las autoridades migratorias estadounidenses tienen para literalmente enjaular a los niños, que viven en condiciones de tortura física y psicológica.

Todo este proceso de tortura y crueldad -marca Trump- se aplica injustamente contra menores de edad -niños inocentes e indefensos- que son separados de sus padres como parte de una política de “tolerancia cero” ordenada y administrada por el gobierno de Estados Unidos.

Esta política segregacionista es alimentada por el racismo, la supremacía y la xenofobia contra los migrantes, sobre todo los latinoamericanos, enfila todo su odio en los centros de reclusión de la policía fronteriza, donde miles de niños padecen de hambre, hacinamiento, frío, marginación, insalubridad, miedo y daño psicológico continuado, producto del desprendimiento forzado de sus padres y familiares, en un contexto repleto de amenazas que reciben día y noche.

Un trabajo de Jessica Washington titulado: “We Are Kept in a Cage” Heartbreaking stories from children in border patrol custody, (“Nos mantienen en una jaula”: Historias desgarradoras de niños bajo custodia de la patrulla fronteriza) y publicado el pasado 27 de junio en la web Motherjones, muestra una serie de testimonios de los menores de edad que han sido separados de sus padres, luego de que las autoridades estadounidenses los detuvieran mientras intentaban entrar como inmigrantes.

Niños en jaulas: informes confirman tortura a más de 13 mil menores migrantes expulsados por Trump

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