Varios soldados detuvieron al joven palestino Abd a-Razeq Idris, de 13 años, lo subieron en un jeep, le vendaron los ojos y lo llevaron de un lado a otro. Luego lo trasladaron a un barrio a un kilómetro de su casa, donde lo sacaron del jeep y lo llevaron a pasear con los ojos vendados por las calles. Cuando su padre llegó, los soldados se negaron a entregar al niño. En cambio, lo llevaron a un puesto militar pero le dijeron al padre que lo llevaban a la comisaría de policía, donde el padre buscó a su hijo en vano. El joven fue interrogado sobre los lanzadores de piedras y fue enviado solo a su casa varias horas después el pasado 3 de noviembre.