La OTAN ha vivido más improperios en los últimos tres años que en sus 7 décadas de historia: una enorme tensión que llega desde sus principales aliados.
La Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) pasa quizás por sus días más difíciles. Una existencia que peligra en su 70 aniversario, por las discrepancias entre sus miembros.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se ha convertido en su crítico número uno. Incluso en presencia del presidente de EE.UU., Donald Trump, al reiterar que la OTAN está en un estado de “muerte cerebral”.
Macron realizó estas declaraciones en vísperas de la cumbre de líderes de la OTAN en Londres (la capital del Reino Unido). En una rueda de prensa conjunta con Trump, quien antes de la reunión había calificado las declaraciones de su par galo de “muy insultantes”, apuntando a una posible salida de Francia.
Pero, esto no es todo. La espoleta que puso en peligro la cumbre fue la guerra verbal entre el presidente francés y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, sobre la intervención en el territorio sirio.
Macron ha arremetido contra la pasividad de la OTAN. Ahora, Erdogan dice que se opondrá al plan de la Alianza Atlántica para la defensa de los países bálticos hasta que no se reconozca a los grupos que Ankara considera terroristas, refiriéndose a las milicias kurdas.
Cuestiones como la decisión de Ankara de adquirir los sistemas de defensa antiaérea S-400, es otro tema que eclipsa la cumbre.
La OTAN ha vivido más improperios en los últimos 3 años que en sus 7 décadas de historia: una enorme tensión que no llega desde el exterior, sino desde sus principales aliados.
