El número de personas desnutridas en el mundo aumenta en 40 millones cada año.

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En el último año ha aumentado el número de personas desnutridas en el mundo hasta 40 millones más, según el último informe anual de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).

Se estima que actualmente son 963 millones, frente a los 923 millones en 2007 (1). La aceleración es espectacular: entre 2002-2003 y 2007, el número de personas subnutridas aumentó en 75 millones. La mayoría -41 millones- se encuentran en Asia y el Pacífico y una gran parte -24 millones- en el África subsahariana.

Estas regiones representaron 750 millones de personas hambrientas en 2003-2005 (89 por ciento del total mundial). Veinte países del mundo han experimentado revueltas alimentarias en los últimos meses, y existe un fuerte temor, según el informe, de que un nuevo y dramático ciclo afecte a los países expoliados el próximo año.

En todos los países del mundo, el hambre es consecuencia del capitalismo en su etapa imperialista y, singularmente, de sus lacras, como la guerra, que no es la causa de hambre sino de su agravación.

Ahora bien, desde 1914 el hambre ha servido -paradógicamente- de pretexto para las guerras imperialistas, para lo cual es necesario recurrir a las ONG y a la prensa, que actúan al unísono. Para movilizar a la población en favor de la guerra imperialista, los gobiernos llevan a los periodistas a los teatros de operaciones para dejar constancia de las truculencias del ejército enemigo.

En la Primera Guerra Mundial el gobierno británico fabricó el Informe Bryce que sirvió a los “humanitarios” de la época, como la Cruz Roja, para inflar las atrocidades de los ocupantes alemanes en Bélgica: violaciones masivas, torturas y mutilaciones. Las tropas alemanas -obviamente- cometieron todos los crímenes que cabe imaginar, aunque el escándalo eran inventado y exagerado.

Entre 1967 y 1970, durante la Guerra de Biafra, en Nigeria, la prensa montó un gran espectáculo sobre la hambruna que azotaba a la región, así como las atrocidades, reales e inventadas, del ejército nigeriano. Fue “la primera guerra viral en África”, según El País (2), la primera vez que se banalizó el concepto de “genocidio”, la primera en la que los imperialistas movilizaron su “ayuda humanitaria” y la primera vez que se oyó hablar del “derecho de intervención”.

La guerra fue atroz; causó un millón de muertos. Los imperialistas organizaron un puente aéreo para llevar su “ayuda humanitaria”, en la que camuflaron mercenarios y material militar. Orquestaron su campaña para atacar a un país africano y, lo mismo que en la Guerra de Siria, lo que pretendían era separar a Biafra de Nigeria.

En 1985 ocurrió lo mismo en Etiopía, entonces golpeada por una hambruna que causó la muerte de varios cientos de miles de víctimas. El humanitarismo comenzó a convertirse en una gran industria y la intoxicación propagandística comenzó a extenderse por las escuelas, para lavar el cerebro incluso a los niños.

Desde aquel año el paradigma es la canción “We Are The World” acompañada de la consigna “Estados Unidos con África”, repetidos hasta la saciedad. Las campañas imperialistas empezaron a ir acompañadas de conciertos de música muy celebrados por los medios para recaudar fondos, en los que participaron artistas de primer nivel como Michael Jackson.

Al cumplirse los 30 años de aquel éxito comercial, la agencia Efe la calificó como una “canción benéfica” (3). Cuatro años después la Cadena 100 seguía diciendo que fue “el single benéfico más vendido de la historia” (4), a pesar de que las gigantescas cantidades de dinero recaudadas se destinaron a comprar armas.

Eran campañas parecidas a las que hoy ha puesto de moda Thunberg: hay un problema acuciante, los gobiernos nos hacen nada y, por lo tanto, nos toca a nosotros hacerlo. De esa manera se fue introduciendo el derecho de intervención militar por motivos “humanitarios”.

En 1992 Estados Unidos implementó en Somalia la Operación Restablecer la Esperanza, un gigantesco despliegue militar que aún no ha terminado. En los noventa las operaciones militares Provide Comfort I y II de Estados Unidos y sus aliados en el norte de Irak se iniciaron con el pretexto de ayudar y proteger a los kurdos del ejército irakí, entonces encabezado por el malvado Saddam Hussein. Lo mismo que en Somalia, desde entonces la “guerra humanitaria” no ha terminado.

Pero el gran fraude del “derecho de intervención” de los imperialistas fueron las Guerras de los Balcanes, una maniobra en la que se involuró la ONU con la doctrina R2P: el imperialismo tiene la responsabilidad de proteger a los pueblos del mundo de la guerra, del hambre y de toda clase de calamidades (incluidas las naturales).

¿Es necesario volver a explicar la catástrofe que ha supuesto para Haití la “ayuda” que 10.000 ONG le vienen causando al país desde el terremoto de hace diez años?

(1) http://www.fao.org/news/story/fr/item/8881/icode/
(2) https://elpais.com/elpais/2017/05/25/africa_no_es_un_pais/1495711215_453548.html
(3) https://www.efe.com/efe/america/cultura/la-multimillonaria-cancion-benefica-we-are-the-world-cumple-30-anos/20000009-2522302
(4) https://www.cadena100.es/trending-topic/noticias/anos-are-the-world-single-benefico-mas-vendido-historia-20190306_367973

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