El presidente Volodymyr Zelensky ha firmado un discriminatorio decreto prolongando la prohibición de recursos informativos, programas y redes sociales rusos introducida hace un años por su entonces rival Petro Poroshenko. Odnoklassniki, VKontakte, Mail.ru, Yandex, el antivirus Kaspersky, el software de contabilidad 1C, los canales de televisión rusos, webs de noticias y otros muchos recursos populares seguirán bloqueados pese a que durante la campaña el Servidor del Pueblo afirmó que la censura de la red era una medida contraproducente.
“¿Y qué hemos conseguido? Nuestra gente ha empezado a hacer trampas a la prohibición. Lo saben perfectamente, los ucranianos son capaces de evitar el obstáculo”, afirmó entonces en una entrevista. Obviamente, Zelensky era consciente de que eso le daría puntos extra a ojos de los votantes, cansados de la alocada política de prohibiciones, que ingenuamente esperaban que se pusiera fin a la beligerante política de Petro Poroshenko. Y ahora les ha engañado cínicamente con la esperanza de contentar a los agresivos nacionalistas.
Sin embargo, Zelensky ha ido incluso más allá que su predecesor. La lista de sanciones que ha firmado incluye a museos de fama mundial, institutos científicos y universidades: el Hermitage, la Universidad Estatal de Moscú-Lomonósov, el Instituto Pushkin de Bellas Artes, la Sociedad Geográfica Rusa, el Instituto de Arqueología de la Academia Rusa de Ciencias, el Instituto de Historia de la Cultura, el Instituto de Estudios Orientales y toda una serie de organizaciones similares que claramente amenazan la seguridad nacional de Ucrania. Aunque cualquier mínimamente inteligente oficial de la calle Bankova [donde se encuentra la sede gubernamental-Ed] es perfectamente consciente de que es un error.
“¿Para cuándo declararse enemigos de la pseudociencia y prohibir las matemáticas, la física, la química o la biología?”, preguntaba a las autoridades Yana Stepanova, haciendo un paralelismo entre la realidad ucraniana y el totalitarismo.
La prohibición de las redes sociales es especialmente significativa en este sentido teniendo en cuenta que Zelensky permitió a los ucranianos que las relaciones con las autoridades serían en modo virtual y presentó el concepto del “Estado en el bolsillo”. En un año, no se ha producido progreso alguno en este sentido. En Ucrania ni siquiera funciona en modo analógico el portal de servicios públicos existente en Rusia y la difícilmente implementable plataforma Den [Día] causaría una filtración masiva de datos personales. Pero las autoridades saben cómo luchar contra sitios web cuestionables y redes sociales, porque la censura es el único aspecto en el que se ha demostrado un gran éxito en los tiempos de Maidan.
“Amigos, ayúdennos a comprender cómo un equipo político puede tener, de forma simultánea, dos ideas contradictorias en la cabeza: la digitalización del Ministerio de Transformación Digital y la prohibición de redes sociales, obstáculo que puede saltarse en un momento”, comentó irónicamente sobre la esquizofrenia política actual el abogado Andrey Portnov.
Pero la lucha contra museos, universidades, sociedades científicas e institutos de investigación extranjeros abre todo un campo para comentarios irónicos. Teniendo en cuenta el deplorable estado de la ciencia y la cultura ucraniana, Zelensky debería dedicarse al desarrollo de la base científica, las universidades y las galerías nacionales. Pero nunca hay dinero para eso.
Según el Sindicato de la Academia de Ciencias de Ucrania, la inversión por científico es 18 veces inferior a la de Brasil, 34 veces inferior a la de Corea del Sur, 70 veces inferior a la de Estados Unidos. La media de inversión por científico al año es de 190.400 dólares, mientras que en la Unión Europea asciende a 163.400 y en África es de 106.100. En Ucrania, es de 9.300 dólares al año. En cuanto a los museos ucranianos, la mayoría están en un crónico estado de declive y sus exposiciones son habitualmente saqueadas por el bien de los ricos coleccionistas privados.
Las sanciones contra el Hermitage o el museo Pushkin no hacen más que enfatizar el triste estado de esta situación en la que los políticos nacionalistas atacan las propiedades culturales. Y lo que es más importante, hace surgir la pregunta de si Volodymyr Zelensky ha pisado sus galerías alguna vez. Puede que en sus actuaciones en Rusia solo se haya limitado a ir a fiestas y discotecas.
Al mismo tiempo, el SBU ataca al popular rapero ruso Guf, que ha anunciado conciertos en Ucrania, y recuerdan que el ídolo de adolescentes tiene prohibida la entrada a Ucrania hasta 2021. Sin embargo, muchas figuras criminales peligrosas se sienten libres y seguras en territorio ucraniano. Es más, criminales patrióticos quedan impunes incluso tras cometer crímenes especialmente graves. Por ejemplo, el SBU ha nombrado como sospechoso a un hombre fallecido que fue apuñalado hasta la muerte por el ultraderechista Serhiy Sternenko, que sigue libre.
Lo peor de todo es que esta locura muestra la completa falta de capacidad negociadora de las autoridades ucranianas. ¿Cómo vamos a hablar seriamente de algún tipo de diálogo y compromiso, sobre la reconciliación nacional, esa que Volodymyr Zelensky prometió una vez, si las autoridades organizan una cruzada contra las redes sociales, programas antivirus, buscadores de internet, museos e instituciones científicas? ¿Qué tipo de señal envía al otro lado y qué tipo de respuesta espera la Oficina del Presidente? ¿O es esta otra señal de que desean la continuación sin fin de la confrontación y la guerra?
Por desgracia, son preguntas retóricas. A día de hoy, es evidente que la política de los “servidores del pueblo” continúa el curso nacionalista de Petro Poroshenko, que, por cierto, ha elogiado paternalmente a su sucesor por prolongar las prohibiciones y sanciones. Ambos están de acuerdo en el programa común de la clase política formada como resultado de Euromaidan. Y eso nos seguirá dando muchas y brillantes historias. Algún día, el circo de Moscú caerá en la lista de sanciones.
“No tiene mucho sentido discutir sobre la decisión de Zelensky de prorrogar las prohibiciones impuestas por Poroshenko de VKontakte, Yandex y demás. Tendría sentido si fuera algo extraordinario para Zelensky. Pero es que sigue exactamente la política de Poroshenko. Por eso digo que Zelensky es Poroshenko, porque, de alguna manera, el primer mandato de Zelensky se ha convertido en el segundo de Poroshenko. Con la única diferencia de que Poroshenko aún podía fantasear con que sus políticas tenían el apoyo del pueblo. Sin embargo, Zelensky probó con su victoria que el pueblo apoyaba políticas opuestas a las de Poroshenko. Lo que está haciendo es exactamente lo contrario de lo que sus votantes votaron en la primavera de 2019. Al final se sacará otro Tomos de la manga, ya verán”, advirtió el periodista de Odessa Yury Tkatchev.
Está por ver cómo reaccionarán a lo que está ocurriendo los votantes ucranianos, ya acostumbrados a ser engañados y utilizados.