Hay momentos en la vida en que es muy difícil mantener la calma, la serenidad, especialmente cuando se reciben ofensas incalificables, cuando se miente, cuando todo se tergiversa para conseguir fines inconfesables. Hay momentos en la historia de un país que serán recordados como monumentos a la infamia. Hoy es uno de ellos. Y ha tenido lugar en el Congreso de los Diputados, donde un mínimo de decoro obliga a guardar ciertas formas de cortesía. Cayetana Álvarez de Toledo, diputada del Partido Popular, se ha dirigido a Pablo Iglesias llamándole hijo de un terrorista, por las vinculaciones de su padre con el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP).
Nosotros no vamos a ponernos a su altura, ni vamos a recordarle sus orígenes familiares, pero sí le vamos a dar algunas nociones de Historia de España, el noble país que usted mancilla con su presencia y sus declaraciones.
El 14 de abril de 1931 el pueblo español, de una manera pacífica y democrática, decidió proclamar la República y dar por cerrada una etapa oscura de monarquía corrupta y antipatriótica. Pero las clases que se habían visto desplazadas del poder, las mismas a la que usted pertenece, iniciaron una campaña de desestabilización que culminó en el golpe de estado de julio de 1936. Un golpe criminal contra un poder legítimamente establecido, en el que participaron amplios sectores del aparato del estado; los mismos a los que ahora la derecha se dirige para que incumplan la legalidad y desobedezcan al gobierno.
Tras tres años de lucha heroica, el pueblo español fue vencido por el franquismo, una victoria que no se hubiera logrado sin la masiva ayuda de Hitler y Mussolini, dos asesinos que, junto a Franco, figuran con letras de oro en la historia de la criminalidad.
La lucha contra el fascismo figura en todos los países que sufrieron ese régimen como un período heroico, y quienes participaron en ese combate son considerados héroes y mártires, honrados con las máximas condecoraciones y recordados en los libros de historia. Desgraciadamente, en España no es así.
Todas las formas de enfrentarse al fascismo fueron legítimas. La dictadura de Franco fue un régimen terrorista y genocida. Las fuentes históricas están en los archivos para demostrarlo, aunque faltan muchas, que fueron destruidas tras la muerte del dictador para ocultar sus crímenes. Los hombres y mujeres que militaron en el FRAP eran antifascistas, jóvenes que fueron capaces de sacrificar su vida para librar al pueblo español de una dictadura odiosa, mientras los suyos, señora Álvarez de Toledo, asesinaban y torturaban, un día tras otro, un año tras otro. En aquellos años ustedes no salían a la calle exigiendo libertad y democracia.
El padre de Pablo Iglesias no fue ningún terrorista, ni lo fueron los cientos de miles de hombres y mujeres que se enfrentaron a Franco. Pero los que organizaron la dictadura, la mantuvieron, la apoyaron, y la siguen reivindicando, esos sí que son escoria, terroristas, indignos de vivir en nuestro país. Porque este país no es el suyo, no es su finca, no es su propiedad. Es de los millones de personas honradas que trabajan todos los días; era el país de los que durante la pandemia han muerto a causas de sus recortes en los servicios públicos.
Señora Álvarez de Toledo, usted representa la miseria y la podredumbre moral de unas clases privilegiadas que han causado un inmenso daño a los españoles. Unamuno dijo “venceréis, pero no convenceréis”. Nunca han convencido, pero esta vez no vencerán.