Como un arrebatador y renovado Torquemada ha hecho su presentación en sociedad, a través de las redes sociales, el recién elegido Obispo de la Diócesis de Canarias, José Mazuelos. Aunque Mazuelos es un prelado relativamente joven, representa a la perfección las esencias más reaccionarias que la jerarquía de la Iglesia Católica (…).
Por EUGENIO FERNÁNDEZ / CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Como un arrebatador y renovado Torquemada ha hecho su presentación, a través de las redes sociales, el recién elegido Obispo de la Diócesis de Canarias, José Mazuelos.
Aunque Mazuelos, designado por el Papa Francisco para sustituir en el cargo al obispo saliente Francisco Cases, es un prelado relativamente joven – nació en Sevilla en 1960-, podría representar a la perfección las esencias más reaccionarias que la jerarquía de la Iglesia Católica ha impuesto en España, a lo largo de la Historia, a golpe de hostia y espada.
Pero, como podrán comprobar en el vídeo que adjuntamos, el obispo Mazuelos -que a partir de ahora será la máxima autoridad eclesiástica de la Provincia de Las Palmas– no es solamente un prelado tan ultraconservador como aquellos que garantizaban al dictador Franco el entrar a las iglesias bajo palio. Exhibe, además un nivel “teórico“- con perdón por el impropio uso del término – que demuestra hasta qué punto los títulos universitarios, másteres, y demás dignidades académicas no son garantía de que quien los ostenta no vaya a ser un auténtico zoquete.
En el vídeo en cuestión, José Mazuelos mezcla churras con merinas, en una suerte de batiburrillo tridentino y simplón, en el que su anticomunismo y su rechazo a la lucha de las mujeres por la igualdad quedan en un segundo plano, frente a la sensación de vergüenza ajena que provoca su supina ignorancia.
“Ahora el opresor es el macho heterosexuá’ patriarca’ (sic). El patriarcado del machismo heterosexua’ (sic) es nuestra guerra ahora – afirma el obispo, arremetiendo con furibundia contra el feminismo para empezar a calentar motores.
“En cuanto eliminemos a ese -continúa este inefable príncipe de la Iglesia, sin explicitar si se refiere al “patriarcado” o al “macho heterosexua'(sic) patriarcal -, encontramos la panacea y el paraíso”.
La suya es una exégesis tan “particular” del amplio y diverso movimiento feminista, que no sabe uno si responder “sin comentarios”, o ponerse a la altura de la España de charanga y pandereta del prelado, para terminar redondeando la frase con un folclórico “Chin pún”.
Pero si tiene usted paciencia y persevera un poco más, el depurado discurso teológico del nuevo Obispo de la diócesis de Canarias le enseñará inmediatamente después que, del mismo modo que Dios es Uno y Trino, el “mal” es también “uno” y “dúo“, aunque unas veces se presente como feminismo y otras como marxismo. Así de astuto y puñetero es el viejo Belcebú.
Para referirse al marxismo que, no por casualidad, ha sido siempre el gran anatema de una institución de Poder como es la jerarquía católica, el obispo tampoco parece que estime necesario abrir por lo menos un libro de algún crítico ilustrado de la derecha que lo ilumine.
Al fin y al cabo, si a los niños de postguerra de aquel “florido pensil” les enseñaban, en los tiempos del “Caudillo”, que los comunistas podían comérselos crudos si los llegaban a pillar, no es tan ilógico que a un obispo que tanto recuerda a la ideología nacionalcatólica que machacó a varias generaciones le parezca adecuado afirmar hoy que: “al marxismo le encanta atacar a la familia, porque lo lleva en los genes”.
Un poquito más difícil de tragar resulta, no obstante, la “explicación” de que este supuesto “odio a la familia”, que el señor obispo atribuye a los malvados rojos, se deba a que a los marxistas “nos les interesa que haya células en la sociedad donde las personas puedan pensar y diferir, sino individuos solitarios que sean fácilmente manipulables”.
Y es que lo de “pensar” con cabeza propia y atreverse a disentir, cuando lo dice el representante de una institución que en lugar de abolir la Inquisición sólo le cambió el nombre por el de Congregación para la Doctrina de la Fe, y que pretende imponer su moral al mundo mientras continúa protegiendo a una legión de pederastas, ya se pasa un poquito de castaño oscuro.
Con un Obispo como este, cristiano, ¡más vale que Dios nos coja confesados! Aunque seamos ateos.
VÍDEO:
