No hay cumpleaños de algún gran músico cubano que nuestro pueblo no lo celebre con todo el orgullo que este se merece. Pero los 69 de Sara González están marcados por una significación especial. Quizá porque Sara es de esas pocas artistas que logró trascender lo efímero del éxito circunstancial de la moda, para convertirse en melodías que nos acompañarán toda la vida.
Si bien, por una parte supo cómo motivar nuestra alegría criolla con simpáticos sones y guarachas, al mismo tiempo nos entregó su canto para que podamos expresar, a través de este, cuánto queremos al tiempo en que nos ha tocado vivir.
En canciones como Girón, la victoria, puso su pluma ardiente y ese impactante cantar, dotado de sensibilidades mayores, a nombre de todo un pueblo que ha hecho suya esta epopeya de la Revolución, y es de las cosas que jamás olvidaremos. Por eso afirmo, en estas difíciles circunstancias impuestas por la pandemia, que no puedo desprenderme del contagioso optimismo de Sara, de esa confianza en que nuestro cielo se llena de luces cada vez que obtenemos nuevas victorias, como lo han confirmado nuestras bajas cifras de infectados y los pocos, aunque lamentables, fallecidos, si las comparamos con los alarmantes números reportados en la mayoría de los países del mundo. Por lo tanto, este cumpleaños lo hemos celebrado con toda la alegría que se merece el recuerdo de Sara González y, sobre todo, con el agradecimiento por habernos entregado un himno de la esperanza para todos los tiempos.