La estrategia del imperialismo para sacar a China de África es de naturaleza financiera

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La guerra económica entre Estados Unidos y China está llegando a todos los terrenos y África no podía ser una excepción. Aunque llegan tarde, los imperialistas también quieren expulsar a los chinos del Continente Negro.

Los planes se iniciaron a finales de 2018 bajo el impulso de John Bolton, entonces Consejero de Seguridad Nacional. Se llamaron “América Próspera” y se presenta con una supuesta naturaleza “caritativa”. Es la versión estadounidense de la Nueva Ruta de la Seda para África.

Tiene al BAfD, el Banco Africano de Desarrollo, en el punto de mira, es decir, que pretenden atacar en el terreno financiero. El ataque comprende al Presidente del banco, el nigeriano Akinwumi Adesina, que a finales de agosto quería lograr su segundo mandato. Pero la batalla va mucho más allá de su persona.

Adesina es nigeriano, un país que es el mayor accionista del banco con el 9,1 por ciento del capital, frente al 6,5 por ciento en manos de Estados Unidos. Es el único candidato y cuenta con el apoyo de la Unión Africana, pero no tiene fácil la victoria que le prometieron a causa de la guerra económica entre Estados Unidos y China en África. En la batalla por controlar las palancas de decisión y financiación del continente, la apuesta es el BAfD, que en 2018 entregó más de 7.000 millones de dólares y tiene una notable calificación de triple A en las agencias internacionales.

De 178.000 millones de dólares en 2016, el volumen del comercio entre China y África superó la barrera de los 200.000 millones de dólares el año pasado. Pero el objetivo de Pekín era llegar los 400.000 millones de dólares este año, lo que no va a ser posible.

La estrategia comercial de Estados Unidos en el Continente se denomina Agoa (Ley de Crecimiento y Oportunidad para África) y fue lanzada en 2000 en tiempos de Clinton. El plan ofrece la entrada al mercado americano a 6.500 productos africanos libre de aduanas. El objetivo es diversificar el comercio con el continente a fin de promover la industrialización del África subsahariana.

Los productos del petróleo siguen representando dos tercios de las importaciones de Estados Unidos. Después de cuadruplicarse entre 2002 y 2008 hasta alcanzar los 100.000 millones de dólares, el comercio bilateral entre Estados Unidos y África se ha hundido. Bajó a 39.000 millones de dólares en 2017 y luego subió ligeramente a 41.200 millones de dólares en 2018, principalmente debido a la política de autosuficiencia energética de Estados Unidos.

Al mismo tiempo, en los últimos cinco años, las exportaciones de Estados Unidos al África subsahariana se han estancado en un promedio de 19.000 millones de dólares anuales. Con 54.000 millones de dólares de inversión extranjera directa en África, Estados Unidos sigue aventajando a China en este terreno.

Un personaje clave en la estrategia africana de los imperialistas es Daniel Runde, vicepresidente del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), y presidente del Comité Asesor del África Subsahariana del Banco de Exportación e Importación de Estados Unidos (Exim). En una nota titulada “La administración Trump dirigirá finalmente el sistema de Bretton Woods“, Runde escribió a mediados de 2017 que Estados Unidos debía intervenir en los nombramientos de los jefes de los bancos multilaterales de desarrollo.

En octubre de 2017, otro estrecho colaborador de la Casa Blanca, Steven Dowd, actual Director Ejecutivo del BAfD como representante de Estados Unidos y Presidente del Comité de Auditoría y Finanzas del Banco Panafricano, confirmó esa política de control financiero.

En octubre del año pasado Runde dijo que los estadounidenses estaban interesados en controlar el BAfD para detener la larga marcha de China en el continente. “El BAfD es una alternativa a la participación de China en África no dirigida por China y puede ayudar a replantear África como una gran oportunidad económica”. Para ello tienen que destituir a Adesina del BAfD (2) con las consabidas cortinas de humo: corrupción, favoritismo y apoyo a las dictaduras, como la de Guinea Ecuatorial.

En marzo de 2018 el Congreso aprobó la Ley de Construcción, que crea la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (IDFC), el banco de desarrollo estadounidense, dotado de 60.000 millones de dólares en inversiones, frente a los 29.000 millones de su predecesor.

La ofensiva imperialista se aceleró en julio de 2018 con el nombramiento de Tibor Nagy como Secretario de Estado Adjunto de Estados Unidos para Asuntos Africanos y el relanzamiento del Banco de Exportación e Importación de Estados Unidos (Exim) en mayo del año pasado. Este banco está presidido por Kimberly Reed y puede movilizar 135.000 millones de dólares.

Estados Unidos lo tiene realmente difícil en África. Los cálculos estiman que para neutralizar la presencia china en África, Exim debe dedicar el 20 por ciento de sus recursos a África. El 14 de mayo de este año aprobó un préstamo de 4.700 millones de dólares a Mozambique para construir una instalación de gas licuado.

Pero África necesita mucho más. La iniciativa “América Próspera” agrupa los recursos de más de 15 instituciones públicas de Estados Unidos y su objetivo es duplicar el comercio y la inversión de Estados Unidos en África.

El gobierno de Trump también ha comenzado a negociar directamente con los gobiernos africanos. Concluyó un acuerdo de libre comercio con Marruecos en 2004 y trata de hacer lo mismo con Kenya, que en 2019 importó bienes por valor de 391 millones de dólares de Estados Unidos, en comparación con más de 3.000 millones de dólares de China. Serviría de trampolín para negociar nuevos acuerdos bilaterales con otros países.

El BAfD tiene 80 países accionistas, incluidos 26 países no africanos. Pero hasta octubre del año pasado quienes dominaban eran los países africanos con 59 por ciento de los votos. Los imperialistas vieron una buena oportunidad cuando Adesina negoció un aumento de capital de 93.000 millones de dólares a 208.000 millones de dólares en 10 años, de 2020 a 2030. Es un aumento del 125 por ciento y Runde quiso poner el dinero para obtener la mayoría.

“Los accionistas van a tener que hacer algunas preguntas serias. Estados Unidos, como uno de los principales donantes, no tienen el mismo voto e influencia en el BAfD que en otros bancos multilaterales de desarrollo”. En el Banco Mundial, escribió Runde, Estados Unidos tiene el 15,7 por ciento de los votos y un veto de facto, lo que no ocurre en el BAfD. “Los bancos de desarrollo regional funcionan mejor cuando siguen la reglas: quien posee el oro impone las reglas. Los que ponen el dinero nombran al rey. “El BAfD debería reconsiderar la posición de sus grandes accionistas no regionales, que expresan cada vez más sus opiniones sobre el desproporcionado poder de voto que tienen en relación con la magnitud de sus contribuciones. Si están dispuestos a pagar, deberían tener un mayor número de acciones a tomar dentro del banco”.

Fue un fiasco para Estados Unidos y empezaron los problemas para el Presidente del BAfD.

En abril del año pasado Trump nombró a David Malpass, Subsecretario del Tesoro de Estados Unidos para Asuntos Internacionales, al frente del Banco Mundial. Fue él quien se encargó de la ofensiva contra Adesina. Varios bancos de desarrollo “tienden a prestar con demasiada rapidez y a agravar el problema de la deuda de los países”, dijo Malpass. El Banco Mundial “tiene operaciones mucho más grandes en África que el BAfD”, respondió Akinwumi. En 2018 el Banco Mundial prestó más de 20.000 millones de dólares y el BAfD llegó hasta la mitad.

En plena campaña para la reelección de Adesina, Estados Unidos extendió el ataque a través de sus altavoces mediáticos y en enero de este año lanzaron la ofensiva contra Nigeria (3).

El 5 de mayo una investigación interna del BAfD exoneró a Adesina de las acusaciones y poco después el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, expresó “serias reservas” sobre la investigación. Como miembro de la dirección del BAfD pidió otra investigación. El BAfD respondió aceptando una nueva investigación que llevará a cabo la irlandesa Mary Robinson.

Mientras, los imperialistas buscan aliados y ya tienen el apoyo de Suiza, así como de Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia. Pero los países africanos siguen apoyando la reelección del actual Presidente.

(1) https://prosperamerica.org/
(2) https://www.bbc.co.uk/news/world-africa-52831185
(3) https://www.dw.com/en/nigeria-us-friction-over-embattled-afdb-chief-akinwumi-adesina/a-53698089

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