Tomás F. Ruiz.— Curioso despotismo el que sigue imperando en esta “España nuestra”, Estado totalitario allá donde los haya, país del yugo y la mordaza.
Se juzga a un rapero por hacer una canción que habla de la escoria que nos gobierna, se encarcela a unos titiriteros acusados de dar vida a unas marionetas terroristas, se arresta por la democrática sedición de hacer un referéndum a unos cargos públicos elegidos en las urnas… Y sin embargo, Sus Corruptísimas Excrecencias -jueces, magistrados, fiscales y presidentes de espurias audiencias-, permiten a ex generales formar una banda criminal que amenaza con fusilar a 26 millones de personas y le ofrecen al monarca dirigir este holocausto.
Larga vida al rey que calló, otorgando a este descabellado y demente despropósito, licencia para ir elaborando las listas de ciudadanos fusilables: “Me llamarán, nos llamarán (…) Vendrán por ti, por mí, vendrán por todos”.