Кosa Loo Tam.— La justa lucha de los trabajadores y trabajadoras de la agro-exportación ha sido respondida con balas y muertos, y bala es la miserable palabra que más se ha escuchado en los medios de parte de los empresarios y lobistas dedicados a defender la sobreexplotación laboral y las sobre-ganancias de la burguesía dedicada al rubro.
Plusvalía absoluta y relativa pura y dura como decimos los marxistas, durante más de 20 años, que se inició con la malhadada ley 27360 Fujimori-Chlimper del año 2000, y fue extendida por el defenestrado Vizcarra por 10 años más. Esa es la ley que se ha derogado sin que el Congreso actual restituya los derechos laborales integrales ni la capacidad del Estado de cobrar el impuesto a la renta normal que pagan todos.
“En general, el boom agroexportador peruano ha estado marcado por altos niveles de concentración de la actividad en pocas empresas de gran tamaño, ubicadas en valles específicos de la costa peruana con riego todo el año y que recibieron gran inversión pública en irrigación y tierras de dichos proyectos en las últimas dos décadas.
Uno de los desarrollos teóricos más importantes es considerar en forma explícita la heterogeneidad de las firmas para explicar el comercio. La evidencia de datos micro muestra que sólo una fracción de las empresas logra participar activamente del comercio internacional; y que generalmente son las empresas más grandes, más productivas y con mayores niveles tecnológicos.
En cuanto a la estructura empresarial del sector agroexportador orientado a frutas y hortalizas, una cifra difundida por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) sobre las más de 1,000 empresas acogidas al régimen especial de promoción agraria indica que sólo las 15 primeras concentran casi el 50% de la masa laboral. Igualmente, el MTPS señala que las empresas de más de 100 trabajadores ocupan al 89% de la masa laboral total. Esto indica una muy alta concentración de la actividad exportadora en unas pocas empresas bastante grandes.” (Ver GRADE, Auge agroexportador en el Perú: un análisis de sobrevivencia de productos y empresas. 2019, Eduardo Zegarra
https://www.cies.org.pe/sites/default/files/investigaciones/ifinal_agroexport.pdf).
Y según Fernando Eguren, el Estado peruano ha invertido cerca de 100,000 millones de dólares en costosas y corruptas irrigaciones, tierras que han sido prácticamente regaladas a la gran burguesía agro-exportadora, convertida en los neo-latifundistas que han instaurado una semi-esclavitud para más de 200,000 trabajadores y sus familias, salvo cuando -a no más de 10 grandes empresas- les exigen desde fuera mantener estándares laborales mínimos establecidos por la OIT como requisito para la compra.
La nueva Ley aprobada por el Congreso mantiene las abusivas ventajas de explotación y exoneración tributaria para los empresarios, otorgando una migaja a los trabajadores.
El trabajador iqueño Martín Hernández dijo en un intercambio: “Ahora algunos partidos llegan más por política, todos estos años sabían pero no hicieron nada, es un sentimiento que llevamos por años.”
Tanto los sucesivos gobiernos y congresos, así como los partidos políticos, especialmente de izquierda, desligados de los trabajadores de muchas áreas sobreexplotadas, se convierten en simples nomenclaturas electorales, vacíos de pueblo y militancia de masas. Eso es lo que hay que cambiar.