Nos encontramos ante un claro ejemplo de crímenes contra la humanidad. La decisión consciente y premeditada de no utilizar los recursos sociales para salvar vidas es exterminio en masa, destinando a la población trabajadora unos medios de escasez, provocando decenas de miles de muertos. Los partidos políticos al mando y quienes se parapetan tras ellos son unos criminales asesinos, y algún día una sociedad consciente volverá la mirada y entenderá este horror y señalará a los auténticos responsables. UCIS colapsadas, ausencia de personal sanitario suficiente, ausencia total de medidas de prevención de los contagios en los contextos donde se producen (transportes abarrotados, puestos de trabajo de gran afluencia, etc), ausencia total de medidas eficaces de rastreo y aislamiento de casos, etc.
Pero es que por si fuera poco la millonada de personas, la aplastante mayoría de ellas proletarias, que están exterminando en el mundo entero con esta tecnología de la ‘no intervención’ ante la pandemia, que les está limpiando el rebaño de ovejas flacas, por si fuera poco, aprovechan además la coyuntura para aplastar derechos humanos básicos, como es el de la libre movilidad, el derecho a la calle, a la noche, el derecho a una vida social más allá del trabajo, cuando la práctica totalidad de esta aniquilación de derechos básicos al proletariado no tienen ninguna efectividad sanitaria. Han devaluado totalmente nuestra vida, y nos están asesinando con cuentagotas. Siembran el terror en las calles a base de multas, atosigamiento policial, criminalización de los sectores proletarios y mandíbulas partidas con total impunidad.
Malditos criminales obsesos del poder absoluto, algún día se os llamará por vuestro nombre. Sois la desgracia de nuestra especie, políticos mercenarios y capitalistas ególatras. Algún día tumbaremos vuestra dictadura y seréis juzgados por el poder del proletariado revolucionario.