El Juzgado de Instrucción 17 de Barcelona ha acordado prisión provisional, comunicada y sin fianza para los ocho jóvenes detenidos, a los que les acusan de presunto delito de homicidio en grado de tentativa. De los detenidos, cinco son hombres de nacionalidad italiana y las otras tres son mujeres, de nacionalidad italiana, francesa y española. Supuestamente son los responsables de prender fuego a una furgoneta de los antidisturbios de la Guardia Urbana de Barcelona, la UREP, un cuerpo con un negro historial y el cual la misma Ada Colau (que ha ayudado a criminalizar a los manifestantes) se había comprometido a disolver.
Operación coordinada entre la prensa, con su labor de intoxicación, que ha generado un relato totalmente exagerado y distorsionado de la realidad, junto al aparato del Estado (policías, jueces y políticos al servicio del orden de la burguesía), que no tiene otro fin que el de poner un castigo ejemplar para infundir miedo y desmovilizar a la población.
Los Mossos d’Esquadra consideran que los detenidos, a los que han ido a buscar a sus domicilios, constituyen un «grupo organizado que lideró los actos vandálicos más graves» de la jornada de protestas del sábado. Aseguran que al actuar, los sospechosos «tomaban medidas de seguridad y autoprotección para evadir la acción policial»; vamos, lo normal en toda manifestación y frente a la brutalidad policial vivida en estas semanas. La prensa, que en estos días hace de vocera de la policía, les trata de organización criminal y otras categorías similares.
Los montajes policiales de Pandora y Piñata están demasiado recientes como para que no se nos vengan a la cabeza, la policía catalana ya tiene experiencia en estas lides. Hoy, en las cárceles del estado español hay ocho presos políticos más.
(Imagen de Jordi Borràs)