Mientras Felipe VI pronunciaba su discurso navideño del 2025 lleno de retórica vacía sobre «unidad» y «diálogo», los medios que se autodenominan progresistas se deshacían en elogios hacia un monarca que representa la continuidad del régimen franquista maquillado. El País, ElDiario.es, Público y otros medios institucionales aplaudían entusiasmados un discurso que ignora deliberadamente la realidad de millones de trabajadores que sufren precariedad, desahucios y salarios de miseria. Esta mañana, oír SER provocaba ganas de vomitar. Esta traición periodística no es casual: es el secular reflejo de una izquierda institucional que ha abandonado la lucha de clases para convertirse en transmisora del consenso oligárquico.