Kim Yo Jong, subjefa de departamento del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, hizo pública el día 15 de marzo la siguiente declaración:

Tuve la noticia de que las autoridades surcoreanas, que al decir de ellas, se pusieron cada vez más angustiadas durante largo tiempo, emprendieron el día 8 los ejercicios bélicos de carácter agresivo contra la República Popular Democrática de Corea.

Pese a nuestra demanda justa, la protesta y denuncia unánimes de todos los compatriotas, las autoridades surcoreanas se atreven a enviarnos con osadía la carta de duelo como si estuvieran listas a costear las consecuencias que les van a tocar.

El Comité Central del PTC ya expuso la posición de que según la actitud de las autoridades surcoreanas, se podría volver al nuevo punto de partida hacia la paz y prosperidad como en aquél día primaveral de hace 3 años.

Todos saben que tal anuncio se ha hecho tomando en cuenta la histeria del simulacro bélico, que rebrota en el Sur de Corea en marzo y agosto de cada año, y fue en realidad una advertencia muy significativa de que puede ser la última oportunidad para las relaciones entre ambas partes coreanas.

Habituadas a la charlatanería, las autoridades surcoreanas anuncian como de costumbre que es «anual» y «defensivo» el carácter del presente entrenamiento militar y que éste se limita a los puestos de mando a modo de simulacro computarizado cuyo tamaño y contenido fueron «disminuidos» en gran medida sin prever ninguna movilidad. Se trata de una mentira tan pueril, cínica y estúpida con la que ellas quieren conseguir el «juicio flexible» y «compresión» de nuestra parte.

No sé cómo llamarlas; tontas de nacimiento o tartamudas que perdieron hasta la facultad de juzgar por haber vivido siempre acorde al estado de humor de los ajenos. En todo caso, habría que modificar la visión de ellas.

Hasta la fecha, venimos rechazando los mismos ejercicios militares conjuntos contra la parte connacional y no hemos cuestionado nunca su dimensión o forma.

Es que no se cambian jamás la esencia y carácter agresivos de los entrenamientos bélicos aunque se desarrollen a puertas cerradas, participen aquí 50 o 100 efectivos debido a la pandemia y se varíen sus formas.

¿Por qué ellas no sabrán todavía que su contraparte no se deja engañar ante tal sofisma que da lo mismo que hacer ver como oveja dócil al perro rabioso?

Francamente dicho, es muy miserable la situación de las autoridades surcoreanas que confían su destino en los actos hostiles contra la parte connacional recurriendo hasta a los ejercicios bélicos superficiales aún cuando sufren las dificultades políticas y económicas y las otras causadas por la pandemia.

Parece que llega al extremo el delirio de persecución engendrado por la anormal hostilidad y desconfianza hacia la RPDC.

Aun después de prometer el cese de simulacros militares, las autoridades surcoreanas los libraron subrepticiamente en dimensiones grandes y pequeñas en más de 110 ocasiones en 2018, más de 190 en 2019 y más de 170 en 2020.

Lo sabíamos desde hace mucho tiempo y pensábamos ajustar las cuentas de ello cuando llegue la oportunidad.

Ellas sabrán mejor que nadie cómo se tornarán las relaciones con el Norte, si siguen enfrascándose con doble alma en los ejercicios de guerra contra la parte connacional.

Al respecto, hemos aclarado en reiteradas ocasiones y les hemos dado con paciencia suficientes oportunidades.

Sin embargo, ellas volvieron a optar ante la vista de toda la nación coreana por un «marzo de guerra y crisis», en lugar del «marzo apacible».

O sea, pretendieron traer el viento terrible en lugar de la corriente apacible que esperan todos en la primavera de marzo.

Las autoridades surcoreanas deben sentir que han escogido la opción estúpida de exceder la «línea roja» que tampoco desean ellas mismas.

Ya llegaron a la fase incurable de la morbosa conciencia de confrontación fratricida y los actos hostiles de ellas.

Confirmamos otra vez nuestra conclusión de que no hay nada que discutir con tal contraparte.

Son incompatibles los ejercicios de guerra con el diálogo y la hostilidad con la cooperación.

Nos vemos obligados a poner sobre el tapete el ordenamiento del Comité por la Reunificación Pacífica de la Patria, aparato de diálogo con el Sur que perdió el motivo de existir más en la situación actual en que las autoridades surcoreanas se obstinan en las acciones hostiles negativas para el diálogo y destruyen por completo la base de confianza con sus persistentes maniobras bélicas.

Y estamos revisando el problema de descomponer los aparatos vinculados como la Dirección de Turismo Internacional Kumgangsan, puesto que no vale la pena ninguna forma de cooperación o intercambio con las autoridades surcoreanas quienes nos tratan como enemigos.

Ya hemos informado a nuestra Dirección Suprema tales medidas importantes.

Observaremos atentamente, en lo adelante, la postura y comportamiento de las autoridades surcoreanas y tenemos prevista hasta la medida especial de cancelar con soltura el Acuerdo del Dominio Militar Norte-Sur si ellas asumen una actitud más provocativa.

Cada acción tiene siempre su resultado.

Lo evidente es que las autoridades surcoreanas, que entraron en el período final de su mandato, sufrirán muchas penas e inquietud en el futuro debido al presente caso de grave desafío.

Como se ha aclarado en el histórico VIII Congreso del Partido del Trabajo de Corea, cada cual cobra cuanto ha hecho y pagado.

Aprovechando esta oportunidad, damos un consejo breve a la nueva administración de EE.UU. que está ansiosa, lejos en el Océano, por echar el olor a pólvora en el territorio coreano.

Si quiere dormir a piernas sueltas en los 4 años próximos, le convendría no buscarse por gusto la materia de intranquilidad desde el comienzo de mandato.

Sea cual fuera lo que hagan las autoridades surcoreanas obedeciendo la indicación de su superior, no sería fácil que se repita el apacible día de aquella primavera de 3 años atrás que desean tanto.

ACNC