Recientemente, la administración de EEUU ha hecho pública su nueva Estrategia de Seguridad Nacional, que, a la espera de ver cómo se va a implementar, muestra un giro radical con relación a los criterios sostenidos durante más de tres décadas: EEUU renuncia a ser la única potencia hegemónica y gendarme del mundo, en favor de un mundo multipolar en el que ya no puede imponerse por la fuerza en todos los escenarios, al encontrarse frente a competidores con capacidades de devastación equivalentes.