Crecen las protestas en Alemania contra la inflación, la escalada de los precios de la energía y la posición de su gobierno con respecto a la guerra de Ucrania y las sanciones contra Rusia. Conforme la crisis se profundiza, aumentan las expectativas de conflictividad social y el Estado alemán ya se está preparando: el gobierno ha anunciado la colaboración del ejército con la policía para patrullar las calles y luchar contra las protestas y disturbios, una medida que entrará en vigor a partir del próximo 1 de octubre.
Una importante protesta ha tenido lugar este fin de semana en la ciudad de Kassel, en la que cientos de personas convocadas por organizaciones de la izquierda revolucionaria han tratado de impedir la apertura y el funcionamiento de una importante fábrica de armamento, mientras llamaban a «luchar contra el negocio de la guerra» y señalaban que «el enemigo principal está en casa». La movilización finalmente ha sido disuelta con cargas y con uso de gases lacrimógenos contra los manifestantes.
Más movilizaciones han tenido lugar en otros puntos del país, y otras nuevas serán convocadas en las próximas semanas y meses por parte de la izquierda y otros sectores.
Alemania, Colonia.
Manifestación en apoyo de Rusia y en contra del suministro de armas a Ucrania. pic.twitter.com/0s1t0v314G— Eureka News (@EurekaNews10) September 4, 2022
Mientras el gobierno alemán se prepara para una mayor represión e incluso amenaza con prohibir las manifestaciones «favorables a Rusia», con su mano izquierda acaba de anunciar unas medidas sociales que difícilmente paliarán los efectos de la enorme crisis en ciernes, pero que esperan puedan traer un poco más de estabilidad social. Y es que aunque «los de arriba» no lo quieran, la lucha de clases puede hacer acto de presencia con una fuerza que muchos países de la Europa imperialista parecían olvidar.