Siempre dicen lo mismo todos los deshumanizados individuos. Y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha demostrado ya en no pocas ocasiones que es uno de ellos. ¿O es que acaso puede ser otra cosa un tipo que encubre casos de torturas en dependencias policiales? Esto pasó, por poner un solo ejemplo, en el caso de Unai Romano. Pero es que, además, la Justicia europea le ha señalado en varias ocasiones por esas prácticas tan deleznables.
No nos debe sorprender, pues, que hoy en ese circo de la “democracia plena” española, llamada Congreso, el ministro del Interior haya defendido el trabajo hecho por sus subordinados (la policía española y la Guardia Civil) durante el asalto a la valla de Melilla del pasado 24 de junio, que acabó, en territorio de Marruecos, con decenas de inmigrantes muertos y un grupo de agentes heridos.
Grande-Marlaska ha calificado “de intento irregular y violento de entrada a territorio español” y ha asegurado que, para repeler el ataque, los cuerpos policiales del Estado utilizaron material de defensa “oportuno y proporcionado” al grueso de personas que intentaban acceder a España.
El titular de Interior ha expresado: “En nombre del gobierno, quiero trasladar el pésame para la trágica pérdida de vidas humanas y la solidaridad con los 55 guardias civiles y policías marroquíes que resultaron heridos”.
No hace falta añadir nada más.
Mientras haya cómplices, no parará la injusticia!
El silencio, es el peor enemigo de la libertad de los pueblos!