90 días en huelga y 90 de acampada. 90 noches duras y frías. 90 días de sí pero no y de dudas. 90 días de lucha y de solidaridad: varias manifestaciones en Chiclana, una en Cádiz. Recolectas en Navantia San Fernando, en Sevilla o por las calles de Cádiz. Donaciones de alimentos. Solidaridad del mundo del carnaval en el mismo teatro Falla. Solidaridad desde todos los puntos del Estado. «Visitas» continuas de la policía con desmantelamiento incluido del campamento en plan salvaje.
El sábado 11 de febrero en el Centro Cívico de Río San Pedro y, próximamente, en Granada se les homenajeará a estos 20 trabajadores que están llevando una lucha ejemplar. En 90 días han generado cientos de noticias y han hecho lo que muy pocos hacemos: SE HAN ATREVIDO. Pero…
…la prensa gaditana, entretenida y entreteniendo al personal con otras «cosas», vuelve a mostrar su «imparcialidad», «su lavada de manos», eligiendo qué es noticia y qué no lo es e intentando que pasen desapercibidos 90 días de lucha de las más digna que hemos podido ver en los últimos años (por encima, incluso, de la Huelga del Metal de 2021). ¿Estarán esperando que salga Pelagatos en llamas para considerarlo noticia?
Mínima reseña, mínima mención en la prensa de la provincia hasta que ¡oh! «alguien» –anónimo, por supuesto– «asustadito», no vaya a ser que lo despeinen, habla a favor de su amo.(¿O es el amo?).
La prensa, cierta prensa experimentada en servir a la patronal, no se corta y utiliza las mismas artimañas rastreras de quien le paga el PAN de cada día: intentando dividir entre los que se atreven a plantar cara al empresario y entre los que, por una cosa o por otra, no se atreven, pero –como los anteriores– sufren los incumplimientos del convenio (la ley), rozando la esclavitud.
Si la prensa es incrédula sobre lo que lo que dicen los trabajadores en huelga (sueldo por debajo de 900€, 15 días de vacaciones en vez de 30, pagas extras, firmadas y no pagadas… además de otras lindezas) o quiere plantear una duda razonable a sus lectores, lo riguroso y profesional sería que investigara o que preguntara directamente al comité de empresa. Pero esta “prensa” va, como en los reality-show de la telebasura, inventando anónimos imposibles de contrastar (porque sabe dios de quién se trata… o si existe, siquiera) y ocultando los verdaderos datos sobre la lucha de estos trabajadores en un cobarde silencio mediático.
¿Y por qué la prensa no les pregunta o por qué directamente el comité de empresa no da su versión? Porque es el comité DE LA empresa y, a poco que escarbemos, se evidenciará que han sido elegidos «de aquella manera» y porque tienen claro que todo lo que reivindican sus compañeros de la acampada, ES CIERTO.
Saben que eso se demostrará tarde o temprano y ellos quedarán como unos arrastrados y mentirosos. Se comprobará quién dice la verdad, en cuanto la Inspección y la justicia hagan su trabajo (no sé a qué esperan señores inspectores… 90 días acampados ya no es una cuestión laboral, es un asunto humanitario).
Vergüenza del “sindicalismo” que acepta delegados elegidos a dedo para incrementar sus subvenciones. Vergüenza de la prensa sin escrúpulos que calla o habla según se lo ordene su amo.
El conflicto de Panificadora Butrón no es solo el de 20 chavales que trabajan en condiciones de semiesclavitud. El mismo abuso se repite cada día en la mayoría de los sectores. Por mucho que ciertos perros de prensa callen y escondan la realidad con su periodismo basura, todos conocemos claros ejemplos de este tipo de ultrajes de los derechos laborales.
No esperemos magia de la prensa, inspección, gobernantes… El problema de los trabajadores de Butrón, es un problema de CLASE. Unámonos todas y todos (colectivos, asociaciones y sindicatos de Clase) alrededor de estos chavales y rindamos pleitesía a los que se atreven, dan la cara y no permiten que tratar a los trabajadores como esclavos sea el pan nuestro de cada día.
¡Boicot a Butrón y a todo el que juega con el pan de los nuestros!
