«Por la parte europea, existe el deseo de trasladar el problema de la migración ilegal, causando una crisis en las relaciones de Túnez y otros países del norte de África, por un lado, y con los países al sur del Sahara, por el otro, creando en los Estados del norte de África el primer puesto de avanzada en el camino de los migrantes», afirmó Al Kahlaoui.
El presidente de Túnez, Kais Saied, instó en una reunión del Consejo de Seguridad del país celebrada a principios de la semana pasada, a tomar medidas urgentes para acabar con «las hordas de migrantes ilegales» provenientes de África subsahariana.
Las declaraciones del mandatario, así como las noticias sobre redadas de las fuerzas de seguridad contra los refugiados en Túnez, provocaron una ola de críticas por parte tanto de Europa como de varios países africanos.
La Unión Africana condenó oficialmente la posición del jefe de Estado tunecino.
De acuerdo con Al Kahlaoui, las palabras de Saied de que las hordas de inmigrantes ilegales son una fuente de delitos y crímenes, son «controvertidas».
«Sin embargo, con respecto a la política sobre la inmigración ilegal, es natural que los tunecinos pidan respeto por la ley. La inmigración está disponible legalmente y la ley debe aplicarse a quienes no cumplen con las leyes de Túnez», recalcó.
Asimismo, los países europeos, enfatizó, antiguos colonizadores de África y que ahora critican a las autoridades tunecinas, «no tienen derecho moral de dar lecciones de respeto a otros».
En el contexto de la crisis provocada por las declaraciones del presidente sobre los inmigrantes ilegales, las autoridades tunecinas anunciaron una serie de medidas para apoyar a los refugiados de África subsahariana.
