Las fuerzas de seguridad de Francia están en el punto de mira de los grupos de derechos humanos por la brutalidad con la que manejan las protestas contra la reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron.
«El giro autoritario del Estado francés, la brutalización de las relaciones sociales a través de su policía, la violencia de todo tipo y la impunidad son un escándalo mayúsculo», advirtió la Liga de Derechos Humanos.
Human Rights Watch declaró que estaba muy preocupada por «lo que parecen ser prácticas policiales abusivas» y que se parecían a las utilizadas para sofocar la protesta social de los chalecos amarillos en 2018 y 2019.
Miles de detenidos en las jornadas de lucha. 450 un día, 292 otro, 231 otro…
Uno de los casos más sonados ha sido la detención de dos adolescentes austríacos de 15 años que estaban de viaje escolar en París y que reveló el diario francés Libération. Ambos pasaron la noche en el calabozo antes de que la embajada de Austria interviniera.
La clase obrera francesa entierra a sus sepultureros. El genio salió de la botella
La clase obrera francesa nos da, de nuevo, una gran lección de lucha de clases; y empezando por el principio, nos muestra qué es una huelga general.
Nada que ver con los patéticos simulacros de huelga convocados por nuestras grandes centrales sindicales que no han servido más que para profundizar el sentimiento de impotencia ante el único resultado cierto: el descuento en el salario de la jornada no trabajada.
La huelga general y las movilizaciones populares, ante un ataque general contra la clase trabajadora, no tienen un final previsto; se lucha hasta la victoria o hasta que se agotan las fuerzas.