Ekaterina Prokopenko, la esposa del comandante de Azov, Denis Prokopenko, informó de una «fructífera reunión de trabajo» con «representantes del Ministerio de Exteriores alemán», donde se le prometió «ayuda». Según el periódico, Ekaterina Prokopenko se convirtió en una destacada figura política en los países de la OTAN y en 2021 incluso recibió una audiencia del papa Francisco.
Como afirma el artículo, su esposo era miembro de las comunidades neonazis que protagonizaron ataques racistas contra aficionados al fútbol durante la Liga de Campeones de 2015 antes de unirse al Frente Nacional.
«Desde que [Denis] Prokopenko y sus hordas neonazis, como combatientes de élite en la guerra por poderes de la OTAN contra Rusia, pudieron atacar a sus enemigos no con cuchillos y navajas, sino (…) con armas de alta tecnología», escribe Junge Welt.
Denís Prokopenko, comandante de las fuerzas del grupo neonazi Azov atrincherado en la planta metalúrgica de Azovstal, se popularizó por sus intrépidos videos en los que prometía luchar contra las tropas rusas «hasta la última gota de sangre» y llamaba «vergonzosos traidores» a aquellos combatientes que se rendían. No obstante, el pasado 16 de mayo, tras 82 días de asedio, el propio Prokopenko anunciaba la rendición de las tropas bajo su mando «para salvaguardar sus vidas».
El 20 de mayo de 2022, desde el Ministerio de Defensa de Rusia anunciaron que había tomado el control de la planta Azovstal, el último lugar de concentración de las fuerzas ucranianas en Mariúpol, ciudad en la costa del mar Negro, cercada desde marzo pasado por las fuerzas rusas y la República Popular de Donetsk.
El 2 de agosto de 2022, el batallón ucraniano Azov fue declarado como organización terrorista por el Tribunal Supremo de Rusia y quedó prohibido en el país. El regimiento tuvo un auge tras el golpe de Estado perpetrado contra el Gobierno de Víctor Yanukóvich en 2014. En su escudo, refleja símbolos del nazismo como el Sol Negro, símbolo ocultista utilizado por las SS y por los grupos de extrema derecha.
Desde Rusia señalaron que los crímenes neonazis contra los civiles en Ucrania son una limpieza étnica, acciones de castigo. Al apoyar a Ucrania, los países occidentales están normalizando el nazismo, agregaron. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, señaló que en ningún lugar del mundo se promueve el nazismo a nivel estatal como en Kiev.
