Desde la derrota temporal de la URSS y el campo socialista europeo, cuando se proclamó el fin de la historia por parte de los adalides del neoliberalismo, la hegemonía del imperialismo de EEUU y la entidad sionista de Israel en todo el planeta ha sido incontestable.
Una larga serie de intervenciones militares, bombardeo con drones, ocupación y anexión de tierras, sanciones y bloqueos unilaterales, golpes de estado, robo de recursos naturales y depósitos de bienes a terceros países (petróleo, oro,…), asesinatos de dirigentes políticos, dominación absoluta de su propaganda mediática, hackeo de sistemas informáticos, golpes blandos e impeachments, y todo tipo de guerras multidimensionales, al servicio de la acumulación privada de la ganancia de los grandes monopolios internacionales y la dominación del denominado Occidente Colectivo, el bloque imperialista occidental (EEUU, Israel, UE y sus socios internacionales).
Han bastado únicamente 20 años para que la crisis general capitalista, debido a su carácter estructural, evidencie el agotamiento de este orden capitalista internacional. Agotamiento que supuso el desplazamiento de EEUU por parte de China como primera potencia mundial comercial hace algunos años ya. Y que hoy podemos ver reflejado tras los importantísimos cambios geopolíticos que se están dando en África, con las movilizaciones contra el poder del neocolonialismo occidental, así como con los recientes acercamientos entre países de Asia occidental, anteriormente enfrentados.
Pero, principalmente, la decadencia de esta dominación ha quedado reflejada con la activación de la economía de guerra por parte de los países de la OTAN y la violenta reacción de su aparato terrorista militar, recurriendo de nuevo al fascismo en la guerra de la OTAN contra Rusia. El imperialismo, como una serpiente venenosa al pisarla, se retuerce rabioso a atacar con los métodos más violentos , debido a la caída progresiva de la tasa de ganancia del capital. Y a través de la agresión militar, pretende evitar lo que su decadencia le impide ganar en el campo económico, recurriendo incluso al holocausto nuclear si es preciso, mientras cada vez más los sectores populares son empujados a la pobreza para financiar su barbarie.
Avanzar en la acción política conjunta de las fuerzas antiimperialistas europeas
Ante este panorama, la lucha contra la OTAN debe ser un trabajo prioritario de coordinación para los Partidos Comunistas de Europa, que enfrentamos una agudización sin precedentes de las condiciones objetivas revolucionarias. Debemos estar a la altura de nuestra responsabilidad histórica e ir trazando acuerdos de coordinación y acción, que hagan avanzar de forma amplia al movimiento antiimperialista contra la OTAN y las bases de EEUU, dando pasos concretos para avanzar en la conformación de un Frente Mundial Antiimperialista.
Una articulación de acuerdos tácticos, que nos permita hacer más favorable a la clase obrera internacional y a los pueblos del mundo la correlación de fuerzas frente a la reacción, el fascismo y todas las expresiones del capital.
De lo contrario nos enfrentamos a la absoluta barbarie, al colapso ambiental planetario y la destrucción de millones de vidas, al servicio de la ganancia del capital.
NO A LA OTAN, NO A LAS BASES
POR UN FRENTE MUNDIAL ANTIIMPERIALISTA
Hoy más que nunca: ¡SOCIALISMO O BARBARIE! ¡VENCEREMOS!
Francisco Valverde
Director de Unidad y Lucha
Integralmente de acordo com este objectivo e luta. Vamos a eles!
Pela Liberdade, a Luta Continua. Sempre.