La resistencia palestina, que va más allá de Hamás, aunque esta fuerza sea la predominante, ya tiene los primeros resultados. Miles de muertos después, cientos de manifestaciones populares en todo el mundo después, algunas resoluciones de la ONU después, la presión está haciendo mella en el IV Reich sionista y en EEUU: se está a apunto de llegar a un acuerdo de intercambio de prisioneros.
Y, a su vez, junto a la presión externa sobre estos dos genocidas está la presión de EEUU hacia el IV Reich, que es la que ha hecho posible esta posibilidad, según apuntan los medios árabes que, curiosamente, están muy activos en las críticas contra sus gobiernos. EEUU está siendo presionado a su vez muy especialmente por los árabes («estamos perdiendo a los árabes durante una generación», dicen los embajadores estadounidenses) y la hipocresía, cinismo y colapso moral ya no se pueden sostener. Así que EEUU necesita desesperadamente un «triunfo» que mostrar y el intercambio de prisioneros es el único tangible.
Por la otra parte, es Qatar quien está mediando con la resistencia palestina para que ello sea posible.
Si esto se lleva a la práctica, es un triunfo indudable de la resistencia, esa a la que Occidente decía que había que aniquilar.
Por lo que se comenta, en ese intercambio estarán mujeres, niños y adolescentes retenidos por la resistencia palestina a cambio de todas las mujeres, niños y adolescentes palestinos presos (40 mujeres y 140 jóvenes y niños) en el IV Reich, además de la entrada en la Franja de Gaza de unos 7.000 camiones de ayuda y combustible, el reinicio de la actividad de los hospitales cerrados por los bombardeos (hasta el momento son 18, de un total de 35), la introducción de nuevas ambulancias para suplir a las bombardeadas y una tregua temporal de 3 a 5 días para hacer efectivo todo lo anterior.
Este es el plan según los árabes, egipcios en particular. Pero hay peros. El primero, que la resistencia palestina exige que no haya vuelos de reconocimiento para que el IV Reich sionista no ubique las zonas donde la resistencia tiene sus presos; el segundo, que en el intercambio no se incluirán las mujeres que son soldados del IV Reich; el tercero, que la resistencia palestina no dará el paso de forma unilateral porque no se fía del IV Reich.
La resistencia también dice que dado el gran número de cadáveres bajo los escombros de los edificios bombardeados por el IV Reich no es posible entregar los cuerpos de los prisioneros que murieron en esos bombardeos.
En el después está también la estrategia de Hizbulá de «la guerra de los mil cortes». El discurso del secretario general de Hizbulá de este fin de semana deja bien claro que «el frente libanés seguirá presionado en apoyo a la resistencia palestina en la Franja de Gaza», añadiendo que hay una “mejora cuantitativa en términos del número de operaciones y el nivel del tipo de armas utilizadas” y que se está llegando «a zonas más profundas».
Y tal vez conociendo, seguro, lo que se está cociendo con ese acuerdo de intercambio de prisioneros, dijo que «el tiempo está ejerciendo presión sobre la entidad enemiga y sobre quienes la protegen, y nadie en el mundo apoya la continuación de las matanzas excepto la administración estadounidense… Quien puede detener la agresión es quien la dirige, es decir, Estados Unidos». Y reiteró que su organización acepta el desafío de EEUU si hay un ataque a Líbano.
Lo que dice Nasralá suele ser tomado muy en cuenta, y así lo han reconocido en el mismo IV Reich afirmando que lo que hay «en el norte» (la frontera con Líbano) «es una guerra real que ha obligado a que los asentamientos de la Alta Galilea hayan quedado desiertos, algo sin precedentes». Y añaden que «hay planes para cambiar la situación de seguridad en el norte; la situación no permitirá que los ciudadanos tengan miedo de regresar a los asentamientos». De hecho, el IV Reich sionista ha reconocido que en los ataques de Hizbulá murieron ayer 8 de sus soldados. A medida que la agresión continúa en Gaza, se incrementa la acción de Hizbulá. Es proporcional. Y la cosa está muy caliente en esta zona, aunque todavía no quema.
En esta vorágine del después, está la cumbre árabe-islámica, también de este fin de semana. Nada del otro mundo porque se sabe que Arabia Saudita, Bahrein, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Marruecos, Mauritania, Sudán y Yibuti bloquearon un borrador -presentado por Irán y Siria- para cortar o limitar las relaciones diplomáticas con Israel. Pero eso sí, la declaración final es un bla, bla, bla clásico: «La Cumbre Árabe-Islámica pide romper el asedio a Gaza e imponer la entrada inmediata de convoyes de ayuda humanitaria árabe, islámica e internacional, incluidos alimentos, medicinas y combustible”. Un llamado al vacío porque es algo que ya está en marcha en el marco de ese acuerdo.
Se pide al Consejo de Seguridad de la ONU que “tome una decisión decisiva y vinculante que imponga un cese de la agresión y frene la autoridad de ocupación colonial que viola el derecho internacional, el derecho internacional humanitario y las resoluciones de legitimidad internacional”; llora a todos los países para que “dejen de exportar armas y municiones a las autoridades de ocupación”, y que se investiguen «los crímenes de guerra israelíes».
Palabras bonitas, como cuando se rechaza “cualquier propuesta que establezca la separación de Gaza de Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental”, y se destaca que “cualquier acercamiento futuro a Gaza debe estar en el contexto de trabajar en una solución integral que garantice la unidad de Gaza y Cisjordania como tierra del Estado palestino, que debe encarnarse en un Estado libre, independiente y soberano con capital en Jerusalén Este según las líneas del 4 de junio de 1967″.
Por si sirve de algo, aquí está el centro de la foto oficial. Fijaos quiénes son, de izquierda a derecha: Siria, Egipto, Jordania, Arabia Saudita, Autoridad Palestina, Turquía, Irán, Qatar e Indonesia. Estamos otra vez en los símbolos, dado que dos «parias» para Occidente, Siria e Irán, están ahí y no precisamente escondidos. El mensaje es claro y la cercanía de unos y otros, también. Se ha bloqueado alguna de las iniciativas que iban más allá de las meras palabras, como he dicho arriba, pero, al menos sobre el papel, deja en evidencia el mantra occidental de que «Hamás es una parte integral del eje del terror liderado por Irán que pone en peligro al mundo entero y a todo el mundo árabe». Como vengo repitiendo, esto solo tiene cabida en los enloquecidos y desesperados «cerebros»(?) occidentales.
Todo esto cuando se ha sobrepasado el mes desde la audaz operación de la resistencia palestina y del comienzo del genocidio y limpieza étnica de un IV Reich que más allá de las matanzas y las bravuconadas no puede presentar muchos logros. La resistencia sigue resistiendo y logrando que todo el mundo se reposicione en un después en el que ya aparecen las primeras cesiones.
En China (no me cansaré de repetir que hay que estar muy atentos a lo que dicen los chinos y, si os fijáis bien, la foto es china) ya se está hablando del IV Reich sionista como «derrotado sin derrota». No solo porque la resistencia aguanta, sino porque el coste económico está suponiendo un pérdida de 600 millones de dólares a la semana, y ya van cinco, o sea que el IV Reich ya ha perdido 3.000 millones de dólares. Ni la ayuda de EEUU puede paliar a corto plazo este desastre porque ya se habría consumido casi una tercera parte de lo que se prometía.
El Lince
Adenda.- Sobre los «valores democráticos» de Occidente, en este caso, del zombi llamado Unión Europea: siguiendo sumisamente la versión del IV Reich sionista, la Unión Europea ha condenado a Hamás por utilizar «hospitales y civiles como escudos humanos». Textualmente, el bocazas Josep Borrell, Alto Representante de la Política Exterior de la UE, dijo ayer que «La UE condena el uso de hospitales y civiles como escudos humanos por parte de Hamás» y está «profundamente preocupada por el empeoramiento de la crisis humanitaria en Gaza». Una clara demostración de sus valores y que hace, de hecho y de derecho, a la UE plenamente cómplice de los crímenes de guerra del IV Reich. Eso cuando, en la ONU, el secretario general Antonio Guterres opinó de otra manera y recordó que los convenios internacionales prohíben en cualquier caso abrir fuego contra hospitales.
¡Bravo Lince!