Al clausurar el XIV Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, que desde el martes último sesionó en la capital cubana, el dignatario expresó que esos jóvenes también pueden aportar mucho a resolver el mayor problema que tiene el país: que la economía derrumbe los muros del bloqueo impuesto por Estados Unidos.
También agradeció a los participantes extranjeros sus fuertes expresiones de rechazo a ese genocida cerco económico, comercial y financiero, y la solidaridad y apoyo al heroico pueblo que hoy persiste y crea, enfrentando las enormes dificultades derivadas de esa hostil política que golpea directamente a la familia cubana.
Díaz-Canel reconoció la presencia de representantes de 46 naciones en el evento en abierto desafío a la política imperial, y los profundos debates generados en el intercambio vivo con criterios y experiencias diversas que tributan al objetivo de hacer que las ventajas de la globalización funcionen para las grandes mayorías de todos los países y no solo para las élites.
En tal sentido recordó cómo un grupo selecto de naciones logró su prosperidad a costa del empobrecimiento de otras, que después se convirtieron en eternos acreedores, como ilustra el doloroso ejemplo de Haití, que todavía paga en pobreza profunda, espiral de violencia y otros males.
Lamentó que todavía hoy la única solución que se les ocurre a quienes se pretenden salvadores de ese castigado pueblo es el envío de tropas, como tantas veces ocurrió desde 1915, fecha de la primera invasión de Haití.
“Duele Haití como duele Palestina, cuya pequeña franja de Gaza se ha convertido en una prueba de la inoperancia de los mecanismos e instrumentos del derecho internacional para evitar un genocidio en pleno siglo XXI”, afirmó el mandatario cubano, quien aseguró que los responsables prefieren destinar miles de millones de dólares para no parar la guerra que alimenta sus economías.
Mientras nos reunimos aquí en La Habana, Gaza sigue bajo los bombardeos como colofón de otro bloqueo de dictadores, a pesar del reiterado llamado de numerosos líderes mundiales que sigue esperando respuestas, como la impagable guerra externa y tantas otras consecuencias de un mundo demasiado injusto para la mayoría de sus habitantes, puntualizó.
En sus palabras significó que esta realidad no nos hará bajar los brazos ni renunciar a la defensa de ideas más justas para hacer el mejor mundo posible, aunque no alcancemos a verlo.
Destacó que por ese empeño este encuentro se convirtió en un homenaje a la idea fundadora del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, a su incansable búsqueda del mejor de los caminos para la emancipación humana y la supervivencia de nuestra especie, a la que el capitalismo neoliberal empuja irracionalmente hacia su extinción. Díaz-Canel ratificó que Fidel fue un gran constructor de consensos y de fe infinita en que un mundo mejor es posible, pero sólo si se transforma el antidemocrático y arcaico orden económico internacional considerando todas las ideas que apunten a la salvación de la humanidad.
Por eso, sentenció, un repaso de sus ideas, a la luz de los gravísimos problemas de hoy, estremecen por su vigencia y obligan a convertir el tributo en estudio, debate y acciones.
