La publicación del material explosivo vinculado a Epstein – que en 2019 se suicidó en prisión antes de enfrentar un juicio por tráfico sexual- obedeció a una orden judicial del 18 de diciembre, como respuesta a los esfuerzos legales de los medios de comunicación para sacar a la luz los pliegos.
El miércoles se divulgaron 45 documentos judiciales y un día después otros 19, todos habían sido previamente sellados o censurados para ocultar los nombres de más de 100 víctimas, asociados o amigos de Epstein.
Presentados en el Tribunal Federal de Distrito en Manhattan, los textos aderezaron un poco más el contexto de las relaciones que Epstein mantuvo a lo largo de los años con influyentes personalidades, como los expresidentes William Clinton (1993-2001) y Donald Trump (2017-2021), y miembros de la realeza británica, como el príncipe Andrés.
Pero aportaron poco, si es que aportaron algo, a los teóricos de la conspiración que siguen obsesionados con los negocios de Epstein más de cuatro años después de su muerte, reportó el diario The New York Times.
Los nombres se mencionan en centenares de páginas sobre los que levantó el secreto de sumario Loretta Preska, la jueza que llevó la demanda (resuelta) por difamación presentada en 2015 por Virginia Giuffre, una de las víctimas, contra la que fue amante y socia de Epstein, Ghislaine Maxwell, actualmente tras las rejas.
La alusión a Clinton saltó en una declaración de Maxwell, cuando dijo que las alegaciones de que el exmandatario «tuvo una cena en la isla de Jeffrey son 100 por ciento falsas”, pero en cambio, sí comió a bordo de su avión.
El exgobernante admitió en 2019 que había viajado en el avión privado de Epstein en varias ocasiones en 2002 y 2003, pero intentó salvar su reputación al aclarar que no sabía nada de los “terribles crímenes” del millonario.
Sin embargo, Johanna Sjoberg, declarante en la causa, testificó que Epstein alguna vez le comentó que a Clinton “le gustan las jóvenes”, en referencia a niñas, de acuerdo a uno de los archivos publicados.
Sjoberg acusó al príncipe Andrés, duque de York, y a Epstein de abusar sexualmente de ella.
En cuanto a Trump, en la propia declaración de abril de 2016, Maxwell apuntó que visitó Mar-a-Lago, el club privado de Donald Trump en Florida, y que era conocido el vínculo entre Epstein y quien fuera después presidente.
Quizás en las próximas semanas se aireen otras páginas, pero esta primera temporada -porque apunta a serie por capítulos- ya dio motivos para que los medios de prensa dedicaran espacios suficientes para remover archivos.
Epstein solía usar sus propiedades para abusar de sus víctimas, incluida la que tenía en las Islas Vírgenes, refieren.
La mayoría de los textos no incluyeron episodios específicos de delitos por parte de hombres distintos al delincuente sexual, pero se estima que al menos 200 nombres estarían en la caja de Pandora, que vinculan a destacados empresarios, políticos y más.
Entre los documentos, uno describiría cómo Epstein y Maxwell encontraron y reclutaron niñas con el propósito de «realizar masajes y trabajar” en su residencia.
En fin, un viejo refrán da cuenta de que mientras más se remueve la inmundicia, más apesta.
