
«De las 145 personas que figuran en mis listas [de mercenarios franceses], 37 son neonazis evidentes. Son combatientes ideológicos que vinieron con la idea de luchar contra Rusia, de continuar la vieja lucha de la Segunda Guerra Mundial», detalló el corresponsal.
A esa «primera categoría», se añaden los segundos, que son, en palabras de Brayard, «idiotas útiles, influenciados por la propaganda occidental, que presentó el caso como si Ucrania estuviera siendo martirizada por Rusia».
Según él, existe también una tercera categoría, «menos numerosa», de los combatientes que vienen por dinero.
«Además, hay un cuarto tipo: las personas que no tienen una vida muy interesante y vinieron en busca de aventuras. Muchos de ellos se marcharon cuando vieron la brutalidad de los combates (…) y, por supuesto, muchos de ellos ya están muertos», enfatizó.
En su juicio, «ninguna de estas personas, con la excepción de los neonazis, se dan cuenta de qué tipo de lucha están librando y por quién». Pero, continuó, «los ataques rusos, y en particular el último [ocurrido el 16 de enero], harán que mucha gente se lo piense dos veces».
El 16 de enero, las Fuerzas Armadas de Rusia bombardearon un edificio con mercenarios franceses en la ciudad de Járkov, abatiendo a más de 60 militantes, informaron desde el Ministerio de Defensa ruso.
En octubre pasado, el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, denunció que los países de la OTAN proporcionan a Kiev, además de armas y municiones, información de inteligencia e igualmente capacitan a los militares ucranianos y envían a Ucrania a mercenarios y consultores.
Rusia ataca en Ucrania emplazamiento de mercenarios extranjeros
Los países occidentales apenas comentan el hecho de la participación de sus ciudadanos en combates, aunque resulte que son aniquilados regularmente en el Ucrania por el Ejército ruso.