El Gobierno de Nicaragua condenó este domingo los abusos y ataques genocidas que perpetra Israel contra el pueblo palestino con la complicidad del Gobierno de EE.UU. y otras naciones de Occidente, y exigió al sistema de las Naciones Unidas salvaguardar el derecho y la paz.
En un comunicado emitido por el canciller de la nación centroamericana, Denis Moncada, el Gobierno del presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo ratificó que ha estado pendiente de las constantes agresiones contra la población de la Franja de Gaza y Cisjordania, al tiempo que ha condenado con protagonismo jurídico «los abusos, ataques y embestidas salvajes, todos crímenes de lesa humanidad, perpetrados contra el pueblo palestino por el Gobierno de Israel».
Señaló que, con consecuencia y congruencia, Managua ha solicitado en todos los espacios que se condenen estos actos de brutalidad y violación del derecho internacional y convenciones firmadas por los Estados.
Nicaragua condena los abusos y ataques perpetrados contra el Pueblo Palestino pic.twitter.com/KnApDkgBhn
— Canal Parlamentario Nicaragua (@cparlamentonic) April 14, 2024
En esa línea, exigió respeto a la más elemental cultura de convivencia en cualquier parte del mundo y exigió al sistema de las Naciones Unidas jugar el papel de salvaguardia del derecho y la paz.
Denunció la incompetencia e inacción de la ONU y consideró que esa postura la convierte en cómplice de aberrantes crímenes.
Recordó que sus organismos fueron creados «para exigir legalidad, legitimidad en las conductas de los imperios y sus satélites». Observó que estos «no pueden seguir actuando impunemente, al margen de todo el ordenamiento jurídico internacional».
Cuestionó que en las Naciones Unidas no se aplique un rasero de equidad, y que desde su espacio se acuse y condene a pueblos pacíficos y Gobiernos respetuosos de las leyes, mientras «callan y otorgan sobre las destructivas, arbitrarias, criminales, ilegales y unilaterales agresiones llamadas eufemísticamente ‘sanciones'».
Consideró a estas medidas coercitivas como «permanente y sistemática violación imperial de todos los derechos humanos y de las leyes que se deben aplicar para hacer valer el urgente respeto a la vida y la promoción del diálogo y la paz en todo el mundo».
