Más de 600 ONG integradas en la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo han entrado en el escenario de las elecciones europeas. Afirman hacer un llamamiento a “defender la democracia, el desarrollo sostenible y los derechos humanos ante el avance de una agenda belicista y antiderechos”.
Al parecer, su queja hace referencia al abandono de unos supuestos valores que son inherentes a la Unión Europea. Presentan una batería de propuestas aprovechando el teatro de las elecciones europeas; una serie de enunciados vacíos de contenido, basados en ideas que están lejos de la realidad que vivimos y del fin de las contradicciones. Procederemos a echar un vistazo a algunos puntos del enorme galimatías:
“En materia de cooperación, promover el fortalecimiento del sistema de cooperación internacional europeo -financiación y desarrollo- para convertirlo en una política estratégica que apoye a las poblaciones en situación de mayor vulnerabilidad, proteja y promueva bienes públicos globales y construya sociedades más resilientes, coherentes con el desarrollo sostenible, la igualdad, los derechos humanos, el decolonialismo y la democracia”.
Observamos que la idea es una cooperación en abstracto, sin mencionar a los actores en dicha cooperación. Uno de los objetivos marcados es el “apoyo” a las personas vulnerables; sin duda un enfoque paternalista que pretende vender la necesidad de que sean protegidas por quienes ostentan un despótico poder, en lugar de defender la emancipación de esas “poblaciones vulnerables” acabando con las contradicciones que generan dicha vulnerabilidad; las transforma en sujeto pasivo. También menciona la promoción de bienes públicos globales, pero no explican en qué consiste. Luego pone el foco en la resiliencia; ¿acaso pretenden que la sociedad, envuelta en la dinámica destructiva del capitalismo, simplemente resista y salga fortalecida ante la creciente miseria? No parece que así pueda lograrse la coherencia por la que aparentemente apuestan cuando se refieren, además, a un desarrollo sostenible en un sistema que busca la máxima ganancia a través de la explotación, cada vez mayor, de la naturaleza y del ser humano.
Tampoco se sostiene la construcción de una igualdad en una sociedad de clases en la que una minoría explotadora domina a la aplastante mayoría de la población, la cual genera toda la riqueza y cuyo único recurso es la venta de su fuerza de trabajo para intentar sobrevivir a cambio de producir mucho más de lo que recibe. En el mismo sentido se derrumba la idea de democracia, a no ser que se refieran a la democracia burguesa, que sigue significando dictadura del capital.
Podríamos hacernos una idea del juego que se traen las ONG analizando solamente el punto anterior, pero conviene profundizar un poco más en las reivindicaciones oportunistas de aquellos que se lucran con el reguero de miseria que deja tras de sí el capital. Otro de los puntos dice lo siguiente:
“Frente al recrudecimiento de los conflictos a escala global, promover una acción exterior europea orientada a la paz a través de acciones e iniciativas políticas que prioricen la prevención y la resolución dialogada y pacífica de los conflictos, así como el respeto y promoción de la Agenda de mujeres, paz y seguridad. Frente al refuerzo de las políticas armamentísticas y de defensa, invertir en desarrollo y responder a las necesidades humanitarias poniendo a las personas en el centro de la respuesta, reforzando las capacidades locales y nacionales, y asegurando una financiación previsible, flexible y plurianual”.
Es decir, frente a los conflictos armados e invasiones por el control de las fuentes de materias primas, consecuencia necesaria de un mundo que se rige por la propiedad privada de los medios de producción, que a su vez deriva de la intención de acaparar la demanda de todo aquello que es necesario para la vida en sociedad y con ello obtener el poder sobre ésta, la consigna, al parecer, debe ser “promover la paz usando el diálogo, como medio para solucionar los conflictos de manera respetuosa”. Que los codiciosos criminales empapados en sangre que dominan nuestras vidas a través de un sistema de explotación humana se esfuercen en ser más considerados y menos violentos; quizá no son conscientes de la brutalidad que se manifiesta en sus formas.
¿Acaso estos “altruistas” quieren hacernos creer que las guerras son causadas por el odio o la ira espontánea? ¿Se olvidan de que están hablando de asesinos y cómplices? ¿En qué momento señalan la necesidad de acabar con estas bestias que tienen el control? Incluso creyendo en la aparente ingenuidad de estos “filántropos”, tendrán conocimiento de que las armas no acaban de inventarse ni son para un futuro; se están usando ahora mismo por orden de la burguesía y son para matar; se usan para seguir imponiendo el dominio imperialista y defender sus abyectos intereses. Las guerras tienen lugar por la rivalidad que existe entre la clase dominante a la hora de poseer los recursos. Esta clase parasitaria compite y combate sin cesar por hacerse con el mercado mundial existente y por encontrar nuevas vías por las que dar salida a las mercancías de manera rentable. Por otro lado, pisotean continuamente a la clase obrera y procuran aumentar la explotación a la vez que reducen su poder adquisitivo, dificultando cada vez más la vida de los trabajadores, que emplean demasiadas energías en sobrevivir mientras la burguesía los reprime con sus leyes y sus fuerzas de seguridad, y los divide con la más infame manipulación. Y todo ello emana, diaria e inevitablemente, de las relaciones de producción capitalistas que estas organizaciones “sin ánimo de lucro” no cuestionan en ningún momento. ¿De qué paz nos hablan? Y por si fuera poco, se refieren a “necesidades humanitarias”, no a necesidades humanas; es decir, hablan de caridad. Vuelven a mencionar a “las personas”, sin distinguir clase social, como sujeto pasivo sobre el que debe actuar un poder superior en respuesta a una petición de piedad.
Siguiendo con sus reivindicaciones, apuntan a una “acción exterior feminista” en la que se defiende que el problema radica en pertenecer a ciertos colectivos. Reclaman el cumplimiento del Plan de Acción de la UE sobre Igualdad de Género y Empoderamiento de las Mujeres en la Acción Exterior, apelan a la Estrategia Europea de Salud Global, a la transición hacia “sociedades de cuidado” (Pacto birregional por los cuidados entre la UE y América Latina y el Caribe) y la lucha contra la violencia sexual y basadas en género, proponiendo en este último punto la “lucha” a través de leyes que describan claramente el delito, así como mecanismos de denuncia.
Comencemos hablando del “Plan de Igualdad y Empoderamiento”. Hace referencia a la búsqueda de igualdad de derechos entre hombres y mujeres como si se tratara de una cuestión de sexo, y no de clase. La mujer proletaria sufre una doble explotación por adjudicársele el rol de cuidadora de la familia (reproducir fuerza de trabajo) y por su capacidad de tener hijos (traer al mundo mano de obra), por un lado, y sufrir la represión y el robo del burgués en una sociedad de clases que reduce al productor de riqueza a mano de obra de usar y tirar, viéndose, a su vez, envuelto en la continua incertidumbre y la dinámica del mercado, que tantas vidas arrasa cuando estas ya no pueden adquirir lo que necesitan. Eso no lo sufren grandes parásitas como Ana Botín (Banco Santander), Sol Daurella (Coca Cola) o Marta Álvarez (El Corte Inglés) a pesar de ser mujeres, como tampoco tienen que preocuparse del paro, el trabajo precario, la pobreza, la falta de recursos, los abusos, la represión, etc. También una mujer de clase obrera puede vivir en mejores condiciones que un hombre hermano de clase, puesto que entran en juego varios factores.
La mujer proletaria sólo será libre luchando junto al hombre proletario por la revolución socialista, tomando el poder político y destruyendo el Estado burgués que la oprime. Ese poder sí es real, pues dará paso a una transformación auténtica de la sociedad en torno a las necesidades humanas, con toda la ciencia a nuestro servicio en una economía planificada. El “empoderamiento” que promueve la ideología burguesa significa tener como meta ser funcional en un sistema deshumanizador, creyendo el cuento de la voluntad y desechando las condiciones materiales. Por otro lado, limitarse a dar forma a leyes punitivas no acaba con el machismo ni toda forma de violencia hacia la mujer. Solo es intentar establecer unas consecuencias penales cuando ya se ha hecho el daño; no se evita nada. Hay que barrer las fuerzas reaccionarias que deshumanizan a la mujer proletaria.
Resulta llamativo cómo en el artículo que hace referencia al “Plan de Igualdad y Empoderamiento”, exponen supuestos testimonios de mujeres en diferentes países con alguna dificultad específica que son “apoyadas” por actos caritativos de la UE, narrando las situaciones como historias que son fruto del azar y han acabado en superación personal con la benevolencia europea. Sin embargo, los monopolios europeos (por nombrar solo a Europa) causan atrocidades en esos países e impiden su desarrollo.
Ahora veamos la Estrategia Europea de Salud Global, que afirma tener como objetivo mejorar la salud y el bienestar de las personas a lo largo de toda su vida, reforzar los sistemas sanitarios promoviendo la cobertura sanitaria universal y prevenir y combatir las amenazas para la salud, incluidas las pandemias. Entre sus medidas llaman poderosamente la atención dos reveladoras propuestas:
“Apoyar el nuevo tipo de gobernanza mundial sólida que el mundo necesita en un entorno geopolítico complejo. Para alcanzar este objetivo, se requiere una OMS más fuerte, eficaz y responsable, financiada de manera sostenible, que sirva de eje al sistema multilateral, con una cooperación más estrecha en el marco del G7 y el G20, pero también con otros socios mundiales, regionales y bilaterales.
Se reforzará la eficacia de su financiación promoviendo formas de financiación innovadoras y la puesta en común de los recursos a escala internacional, así como la coinversión por parte de los países socios y otros agentes, como el sector privado. Juntos, la UE y sus Estados miembros son uno de los mayores proveedores de financiación de la salud mundial, por lo que la Estrategia hará que esta importante contribución financiera tenga una repercusión aún mayor, mediante un análisis y un seguimiento más estrechos de dicha repercusión”.
Es decir, dirigir los esfuerzos a apuntalar el imperialismo y que la Organización Mundial de la Salud tenga mayor dependencia de las principales potencias imperialistas del bloque occidental, así como de los respectivos bancos centrales, salvaguardando de manera más fiel los intereses de éstos. Se reforzará todo ello, cómo no, con la inversión privada y la colaboración de países (estados burgueses) socios, haciendo hincapié continuamente en el papel principal del capital financiero (en la putrefacta fase imperialista todo gira alrededor de ello). Queda claro que no se trata de la defensa y blindaje de los servicios públicos de salud ni de acabar con el negocio de la sanidad privada, precisamente. Otro objetivo sumamente “humanista” en la lista de las ONG queda al descubierto.
Para ahondar un poco más en todas estas reivindicaciones feministas, veamos el Pacto birregional por los cuidados entre la UE y América Latina y el Caribe. Centrándonos en un evento podemos encontrar lo siguiente: “El encuentro fue organizado por la Fundación EU-LAC, ONU Mujeres y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en asociación con la Alianza Global por los Cuidados, el Instituto Nacional de las Mujeres de México (INMUJERES), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Ministerio de Igualdad de España, y tuvo lugar en Nueva York, en el marco de la 68° sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer”.
Observamos que la manera en que se autodenominan todas esas instituciones implicadas parece anunciar que son las principales abanderadas de la liberación de la mujer. Sin embargo, basta una declaración para entenderlas:
“Esta iniciativa es pionera al impulsar el diálogo y la cooperación entre ambas regiones para superar la división sexual del trabajo que se expresa en la persistencia de las brechas entre hombres y mujeres en el mercado laboral y en los salarios, en el acceso de las mujeres al empleo de calidad y a la protección y a la seguridad social. Este pacto birregional, que ubica en el centro la sostenibilidad de la vida y del planeta, contribuye a un sistema internacional multilateral renovado, con reglas que reduzcan asimetrías y desequilibrios entre y al interior de los países para así avanzar hacia un futuro más productivo, inclusivo y sostenible”.
Aquí cae todo ese disfraz de agentes de la transformación social. Legitiman el trabajo asalariado, lo cual quiere decir que están conformes con el capitalismo, y por otro lado afirman defender la sostenibilidad de la vida y del planeta; es totalmente contradictorio. La cuestión central ya permite identificarles como enemigos de la clase obrera, pero incluso dentro de los márgenes burgueses el mensaje es lamentable, puesto que defienden la necesidad de protección, lo cual es señal de reconocer la inestabilidad inherente a la economía de mercado, aceptarla y negar cualquier acción emancipadora. Además, matizan que el acceso a “empleos de calidad” es un problema. No solo debemos preguntarnos qué empleo es de calidad en un sistema en el que los obreros deben vender su capacidad de trabajar para dar ganancia a un parásito, a cambio de un dinero que está lejos de lo que producen y que, con suerte, dicha cantidad les permita tener lo básico para poder seguir viviendo y trabajando; también debemos preguntarnos por qué hablar de dificultades para acceder a un “empleo de calidad”, pero de no la existencia misma del empleo precario. ¿Ni siquiera van a fingir que quieren solucionarlo? De todas maneras, concluye la declaración haciendo referencia a “reglas que reduzcan asimetrías y desequilibrios entre y al interior de los países”, es decir, que siga habiendo explotadores y explotados pero procurando mitigar las consecuencias de dicha contradicción; nunca superarla.
Siguiendo con las medidas que proponen las asociaciones que viven de las desgracias humanas, el broche para la cuestión feminista no necesita muchas explicaciones:
“Pedir a la nueva Comisión Europea que se comprometa a aumentar la financiación directa a los movimientos feministas y a las organizaciones por los derechos de las mujeres, defendiendo y ampliando el espacio cívico de estas organizaciones y colaborando directamente con ellas. La Comisión debería centrarse particularmente en aquellas organizaciones que enfrentan formas interseccionales de discriminación, como las organizaciones que defienden los derechos de las mujeres en el ámbito local y rural, las OSC dirigidas por mujeres jóvenes y niñas, las organizaciones de mujeres con discapacidad y las OSC LGTBIQA+”.
Piden a la más alta representación de la burguesía en Europa que destine mayor financiación a las organizaciones hipócritas y manipuladoras, que de manera tan acientífica tratan la cuestión de la mujer. A la burguesía le sale rentable invertir en organizaciones que procuren paliar las contradicciones que surgen de las relaciones de producción capitalistas. No solo no hay intención de solucionar nada por parte de estas asociaciones que hacen una lectura idealista de la realidad, sino que quien pone el dinero marca la ruta. Son financiados por la burguesía, así que el capitalismo no será desafiado.
En el mismo sentido va la siguiente petición, ubicada en las propuestas del apartado titulado “Financiación” que exhiben en su documento estos dudosos héroes que dependen de poblaciones que necesiten ser “salvadas”:
“Mantener el compromiso y la ayuda de la UE en los contextos más frágiles, donde se enfrentan a carencias de todo tipo, independientemente de la relación con las autoridades nacionales. Cuando la cooperación bilateral no sea posible, valorar otros enfoques de asociación que puedan ayudar a mantener el compromiso de la UE con el bienestar, los derechos humanos y el progreso de las personas como, por ejemplo, las asociaciones con organizaciones de la sociedad civil, que son las que suelen estar más cerca de las personas en situación de mayor vulnerabilidad”.
Es decir, piden que la UE mantenga siempre la financiación a las ONG, sea cual sea la situación, puesto que estas asociaciones son útiles por poder acercarse siempre a las personas vulnerables. Quieren que se les reconozca su rol de apaciguadores y reclaman un trozo de pastel. También en su última propuesta reiteran el mensaje:
“Pedir a la Comisión Europea y al SEAE que adopten una postura política firme que promueva un espacio cívico abierto y proteja a las personas defensoras de los derechos humanos, el medio ambiente y el territorio, y que destine las herramientas y recursos necesarios para evitar la reducción de la financiación y los espacios de las OSC dentro y fuera de la UE”.
Queda claro que han hecho su propia campaña y que saben que se agudizarán las contradicciones en la sociedad burguesa, sobre todo teniendo en cuenta el contexto actual de guerra. Se adaptarán al resultado de las elecciones europeas y saben que no correrán peligro. Además, tienen la desfachatez de decir que el gasto militar atenta contra los valores europeos, cuando la UE es desde el principio puro imperialismo y forma parte de la terrorista OTAN, organización plagada de nazis desde su nacimiento.
De hecho, el presidente de UNICEF (que forma parte de la Coordinadora de Asociaciones para el Desarrollo) en España es Gustavo Suárez Pertierra, que en 1984, durante el gobierno del abominable Felipe González, fue subsecretario del Ministerio de Defensa y Secretario de Estado de Administración Militar. Después ocupó los cargos de Ministro de Educación (designado por González) y Ministro de Defensa. Es decir, ha estado en primera línea en representación de los intereses imperialistas en España, siendo cómplice en todas las puñaladas y manipulaciones que sufrió la clase obrera durante los años 80 y 90, trabajando también para el brazo armado del capital. Este infame personaje, que incluso dejó un artículo en 2008 ensalzando al G-20 (lo cual encaja a la perfección con lo visto anteriormente), como un paso necesario y evolutivo tras la entrada en la UE y en la OTAN, encabeza una entidad que asegura “defender los derechos de la infancia” mientras más de la mitad de los menores del país vive en hogares con dificultades para llegar a fin de mes, y en el mundo demasiados niños padecen lo indecible por culpa de los intereses que el personaje aquí descrito defiende con su participación.
Otra entidad que pertenece al grupo de entidades carroñeras es Cáritas, y es encabezada por Manuel Bretón Romero, un militar retirado que fue secretario personal del rey y jefe de gabinete de los exministros de Defensa Federico Trillo y José Bono. Poco hay que explicar siendo una organización que pertenece a la Iglesia Católica, pero esta entidad caritativa (dicho concepto ya es nocivo per se) fue creada durante el franquismo para dar impulso al catolicismo entre las masas, que se encontraban en un contexto de pobreza. Manuel Bretón sirvió a la monarquía heredera de Franco, la cual ocupa una jefatura del Estado asignada a dedo por el dictador fascista, teniendo el derecho a disponer de una descomunal riqueza e impunidad por llevar cierto apellido. Por otro lado, colaboró estrechamente con gobiernos infames junto a Federico Trillo (su padre ocupó cargos políticos durante el franquismo), admirador de un fascista asesino al que llamó “la figura histórica más importante para la derecha democrática española”, y también junto a José Bono, prácticamente un falangista confeso. Ambos fueron ministros de defensa, con todo lo que ello conlleva. He aquí a la máxima representación de Cáritas; un exmilitar católico estrechamente ligado al fascismo que dice “ayudar a los desfavorecidos”. Y al parecer esta entidad firma una supuesta petición contra el militarismo.
Con Manos Unidas, Save The Children y Acción Contra el Hambre nos centraremos en su colaboración con el Banco Santander. Gracias a estas asociaciones los accionistas del banco, esos parásitos que adquieren participaciones en el robo a la clase obrera que comete la entidad, lucrándose de lo que produce el pueblo trabajador y no solo de los obreros de una empresa concreta, pueden ostentar un acto de misericordia con aquellas vidas que ayudan a destruir las entidades financieras, y esos donativos se destinarán a beneficiar a ciertas empresas para obtener las mercancías que darán forma al acto de caridad. Dichas entidades financieras manejan el capital que da soporte a la explotación humana mundial (y también de la naturaleza), y el Banco Santander hace grandes inversiones en armamento, elemento indispensable para asegurar el dominio imperialista. ¿Es este el antimilitarismo del que hacen gala estas asociaciones?
De hecho, no es difícil encontrar relación entre los bancos y las asociaciones que protagonizan las propuestas al Parlamento Europeo. Sin ir más lejos, ACNUR y Cruz Roja hacen campaña con el Banco Santander para ayudar a Ucrania.
Por su parte, Médicos del Mundo se define como: una asociación, un grupo de personas que se constituyó según los estatutos, “como una organización sin ánimo de lucro, de acción humanitaria, cooperación al desarrollo e inclusión social, independiente de cualquier formación política, religiosa, grupo mediático, financiero u otros, al amparo del artículo 22 de la Constitución”, que se rige por la ley orgánica que rige el derecho de asociación.
En primer lugar, vemos que se dedican a la “acción humanitaria”; una vez más, para nuestra “sorpresa”, nos encontramos nuevamente con un trabajo caritativo y nada más. No encontraremos ninguna lucha por su parte para acabar con la sanidad privada, sino declaraciones vacías como la lucha por el acceso universal pidiendo leyes que den respuesta a dicha necesidad, y además afirma defender el derecho a la salud de todas las personas. Sin embargo, vemos cómo aumenta el uso de la sanidad privada debido al desmantelamiento, cada vez mayor, de la sanidad pública.
Esta asociación también asegura ser independiente de cualquier formación financiera, pero colaboran estrechamente con Caixabank, banco que incluso ha llegado a premiar a la asociación, y Bankinter, entidad que también fomenta la inversión en farmacéuticas. El negocio de la salud es un lucro garantizado, puesto que se basa en una necesidad esencial. Si Médicos del Mundo lucha por el derecho a la salud de todas las personas, ¿por qué crear una organización que tiene el objetivo de ser destinataria de recursos que debería recibir, según su razonamiento, el sistema de salud público? ¿por qué no usa su influencia para luchar por cuestionar el negocio y todo lo relacionado con él? Porque quiere una parte del pastel y necesita cubrir una demanda por su cuenta. Y no nos olvidemos de la colaboración de dos bancos que, entre otras cosas, tienen gran participación en el negocio de las armas.
Y si nos centramos en otros asuntos en los que este conjunto de asociaciones exhibe una deleznable hipocresía, las conoceremos un poco más. Un informe de Oxfam registra recorte de salarios en 2022 y unas ganancias desorbitadas por parte de altos ejecutivos. Dicen que “las personas trabajadoras están cansadas de ser el chivo expiatorio cada vez que hay crisis”; una expresión interclasista que niega que la sociedad se encuentre dividida entre explotadores y explotados, porque además su “solución” es la siguiente: “Los gobiernos deberían dejar de apoyarse solo en subidas de tipos de interés y la austeridad para aplacar la inflación. En su lugar, deberían aumentar la presión tributaria sobre los que más ganan, introduciendo tipos marginales máximos más altos (…) Asimismo, deben garantizar que los salarios mínimos se actualizan con la inflación, y promover acuerdos plurianuales por sectores o empresas que faciliten la recuperación salarial, especialmente de los salarios más bajos, estableciendo objetivos concretos de aumentos vinculados a la evolución de los márgenes empresariales. Todas las personas deben poder ejercer su derecho a la sindicación, la huelga y la negociación colectiva”.
Significa que las ganancias de los burgueses son “escandalosas” pero legítimas; que realmente les pertenece esa capacidad de adquirir y no deriva del hecho de robar a la clase obrera y condenarla a una vida de miseria, negando también que los parásitos propietarios están obteniendo ganancia también de la explotación más descarnada de nuestros hermanos de clase en las naciones oprimidas, aprovechando la ausencia de derechos laborales y su dependencia de las materias primas.
Significa también que quieren fomentar la falacia de que los impuestos son el remedio. “Que los que más roban al menos tengan la bondad de devolver unas migajas”, pero ese dinero que se transfiere al Estado en forma de impuestos, aunque se diga que viene de “la empresa” sale del pueblo trabajador que ha generado la riqueza de la que se extrae ese valor. Y del salario, que no es más que lo destinado a reproducir la fuerza de trabajo (con suerte), se extrae aún una parte para el infame aparato de represión; no olvidemos que el Estado pertenece a la burguesía y está para garantizar su protección y su forma de vida parasitaria, beneficiando siempre a la economía de mercado y al control de los monopolios. Además Oxfam defiende el trabajo asalariado, que es otra señal de que respetan la propiedad privada de los medios de producción, y por tanto su defensa del derecho a la sindicación, la huelga y la negociación colectiva es vaciar todo el contenido de la lucha y convertirla en un bucle, ya que el burgués sería el dueño indiscutible de la riqueza.
Cruz Roja también nos da bastantes pistas sobre la esencia de las asociaciones “sin ánimo de lucro”. Tenemos por un lado unos desorbitados sueldos de directivos que pone en evidencia esa ya de por sí contradictoria idea de altruismo. También observamos condiciones precarias para los trabajadores y abusos a los usuarios.
Su presidenta en España habla de esta manera cuando se le pregunta por la línea estratégica de la organización: “La línea principal va a ser seguir trabajando por las personas. En Cruz Roja somos personas que atienden a personas, y ese es el objetivo, mejorar la vida de las personas, y más especialmente de las personas en situación de vulnerabilidad. Vamos a trabajar con las causas que generan esas situaciones de vulnerabilidad. Vamos a trabajar porque sea una sociedad más igualitaria, con igualdad de oportunidades. Vamos a trabajar por esas consecuencias del cambio climático. Y luego también vamos a trabajar a nivel interno como Organización. Vamos a seguir siendo y vamos a seguir trabajando por ser una Organización transparente, donde exista una trazabilidad de todo lo que hacemos, y vamos a trabajar por gestionar el talento”.
En todo ese absurdo y vacío discurso que no lleva a ninguna propuesta ni objetivo tangible, queda claro que para Cruz Roja no hay clases sociales; se esfuerza en grabar a fuego el término “personas”. Van a seguir trabajando para las “personas” y especialmente para las más vulnerables, pero no dice cómo ni cuál es el fin último; no señala cuál es la raíz del problema. Admite que hay una situación que genera una enorme desigualdad pero no la explica. Sin embargo, cuando se le pregunta por el papel de la juventud en Cruz Roja arroja más luz sobre el asunto: (…) “Son el presente, pero es que también son el futuro y son los que están contribuyendo a construir ese futuro de la Organización, trabajando en aspectos fundamentales y siempre bajo nuestros principios y valores. De hecho, son un elemento fundamental en la transmisión de nuestros principios, de esa Humanidad, Imparcialidad, Neutralidad…”.
En los principios de la entidad encontramos la neutralidad. Significa que se enfocarán en paliar unos síntomas pero no señalarán la enfermedad. Mencionarán los problemas en abstracto e intervendrán con formas asépticas, pero no superarán las contradicciones. Ocurre que todas las ONG dependen del capitalismo, porque son maneras de obtener beneficios de las consecuencias de la barbarie. Si la barbarie llega a su fin no hay beneficio, y los dueños de estas organizaciones no quieren ver la emancipación humana sino el bucle de la desgracia, el cual les da dinero, influencia y los convierte en herramientas útiles del sistema burgués. Por eso sus mensajes son interclasistas y por tanto contradictorios, intentando alcanzar un horizonte idealista que se aleja a medida que caminan hacia él. Siempre tienen la excusa de que les faltan medios y que todo depende de la voluntad de los poderosos filántropos (parásitos criminales que lavan su imagen con caridad) y de los políticos (representantes de la burguesía), limitando sus consignas a un cambio de leyes, lo cual puede cambiar la opresión en las formas pero no en el contenido.
Hemos visto que las ONG no cuestionan la esclavitud asalariada, sino que la normalizan, y su enorme influencia no es empleada para organizar la revolución. La usan para fomentar, como mucho, un enfoque reformista, promoviendo la visión acientífica de la realidad. Están del lado del capitalismo y por tanto no son “neutrales”, sino que están del lado del opresor. Y aunque nos hayamos centrado en la financiación privada, reciben gran cantidad de dinero público, es decir, de los estados burgueses.
Se definen como abanderados de los derechos humanos porque en la Declaración Universal de los Derechos Humanos se reclama que “toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por igual trabajo”. La trampa del “derecho a ser explotado” anula cualquier atisbo de respeto a la vida. Si se asume que es la única manera de vivir para la clase obrera queda aceptada la economía de mercado, es decir, el capitalismo, y ahí no caben los derechos del proletariado sino la venta de la fuerza de trabajo y la supervivencia. Solo quienes poseen los medios de producción tienen auténticos derechos y convierten en mercancías todo lo que compone la sociedad. Todo se reduce a la búsqueda de beneficio del dueño de la empresa a costa del trabajo ajeno, y todo lo producido tiene como destino comprarse, venderse u optimizar la producción con ese mismo fin. Dicha producción en la sociedad burguesa no tiene como objetivo el desarrollo humano ni el fin de las contradicciones, y por eso los “derechos” solo los tiene quien pueda adquirirlos.
La Coordinadora de Entidades para el Desarrollo se opone a que cualquier fuerza externa a la dinámica capitalista mueva a la clase obrera; se opone a romper la cadena que ata a la clase obrera al mercado, a la idea de que no puede haber otro sistema que el de la explotación, la competencia, la mentira y la barbarie. Pretende hacernos creer que la solución está en manos del Parlamento Europeo; un instrumento del imperialismo para canalizar el descontento y las esperanzas de los trabajadores, que ven peligrar cada vez más las expectativas de futuro a pesar de los esfuerzos burgueses por maquillar la situación. La misión de éstas ONG es crear una falsa alternativa con un discurso antimilitarista que apela a los miedos de la clase obrera, para convencer de que ese es su objetivo: detener la guerra, que es un objetivo indudablemente deseado. Sin embargo, se les cae la careta cuando niegan que la burguesía y su sistema sean la raíz de los problemas que aquejan a la humanidad. Niegan las causas de la guerra, que es inherente al imperialismo que no están dispuesto a combatir, sino más bien a defender. Por eso usan términos como el decolonialismo, que rechaza la hegemonía occidental, principalmente la influencia eurocéntrica, pero centrándose en aspectos como la filosofía o la cultura; aspectos de la superestructura. No se oponen a la ideología burguesa ni al capital. El conjunto de asociaciones afirma que el camino es una petición a los representantes de la burguesía, que no vivimos en una sociedad de clases y que “las personas” necesitan la piedad de los poderosos para tener una oportunidad de vivir “decentemente”.
No son más que cantos de sirena y discursos derrotistas para paralizarnos y cegarnos. La clase obrera es el sujeto revolucionario y toda la riqueza existente es creada por dicha clase social. No necesitamos donativos ni misericordia, sino librarnos de los parásitos que nos roban el fruto de nuestro trabajo y, con ello, la vida. Precisamente, las ONG se dirigen a nuestros enemigos mostrándolos como el camino pacífico para arreglar el mundo. No les interesa que acabemos con su medio de vida: la generación de miseria.
El proletariado no precisa de promesas vagas de salvación por parte de terceros, sino que necesita adquirir conciencia de clase y conocer a su enemigo: el burgués. Solo se alcanzará la emancipación con la ciencia revolucionaria del marxismo-leninismo. No se necesitan organizaciones nocivas que promuevan el idealismo y la división en colectivos, sino la organización de la clase obrera consciente y preparada para la lucha revolucionaria. Debemos barrer las ideas ponzoñosas y derrotistas de estas entidades, y comprender que el camino comienza uniendo las luchas en un Frente Único del Pueblo que abra camino hacia la auténtica alternativa obrera, su propia democracia y su propio instrumento de combate contra el aparato de represión burgués. La igualdad, el desarrollo, la liberación y la dignidad con la que se llenan la boca los impostores de las ONG, sólo se alcanzarán con el socialismo.
Comisión de propaganda del CC del PCOE