A. Moreno* (Unidad y Lucha).— ¿Abordaremos en este artículo la huelga educativa del 23 de mayo en el País Valenciano o las condiciones en que nos encontramos los trabajadores de la educación?, ¿tal vez analizaremos esa espada de Damocles, llamada privatización, a la que nos deberemos de enfrentar? No exactamente.
El presente artículo trata de algo totalmente distinto, pero igual o más grave, el envío este mes de mayo por parte de la Generalitat Valenciana, en concreto de la Conselleria d’Educació, Universitats i Ocupació, de un curso formativo para los trabajadores de la educación titulado “Curso de cultura de paz, seguridad y defensa: una responsabilidad compartida” y que promueve la Delegación de defensa de la Comunitat Valenciana.
Este curso se oferta desde 2019, realizándose en la Región de Murcia, Aragón, La Rioja y Madrid, siendo la sección de educación de la CGT Aragón-La Rioja la única en denunciar dicho programa. Algunos docentes achacan la oferta del programa al Gobierno autonómico valenciano, pero no perdamos de vista dos cosas, la primera, cuando se ofertó en Aragón gobernaba el PSOE y, la segunda, y más importante, el Ministerio de Defensa, quien oferta el curso, carece de transferencia autonómica alguna. Este curso es una cuestión de Estado.
Recordemos brevemente el contexto en que surge este curso. En 2019 se producen las últimas conversaciones sobre los acuerdos de Minsk. Estos acuerdos fueron firmados entre 2014 y 2015 por representantes de Ucrania, la Federación Rusa, la República Popular de Donestk y la República Popular de Lugansk para tratar de poner fin al conflicto armado en el Donbass, surgido por la oposición de gran parte de la población de esa región al golpe de Estado que se realizó contra el legítimo gobierno Ucraniano en 2013 y auspiciado por la UE y la OTAN para avanzar a hacia el Este, hacia Rusia, siendo el objetivo final la República Popular China . En 2015 se firmó Misk II, ante el fracaso de los primeros acuerdos, donde participaron, las antes indicadas Federación Rusa y Ucrania, uniéndose Francia y Alemania. Ese mismo 2019 se produjeron las últimas conversaciones. Los acuerdos de Minsk, a todas luces, sirvieron para que Alemania, Francia, EE. UU, Gran Bretaña y sus satélites de la UE armaran al régimen de corte fascista surgido del indicado golpe de Estado. A fecha de hoy el conflicto sigue y va camino de su generalización. El Estado español necesita vender a su población la visión de la OTAN y de la UE ante un futuro que se presenta dominado por la guerra.
El análisis pormenorizado del programa muestra sesiones como las de la primera jornada: “La defensa compartida con nuestros aliados; Unión Europea y OTAN” o “La Estrategia de Seguridad Nacional”. La segunda jornada se centra en la simbología del Estado y el funcionamiento de sus Fuerzas Armadas, destaca la ponencia: “La contribución de España a la paz y seguridad en nuestro entorno: participación de nuestras Fuerzas Armadas en operaciones internacionales”. En esta jornada uno se pregunta si hablarán de Javier Solana al mando de la OTAN bombardeando Belgrado en 1999. La tercera sesión es la más indicativa, centrándose en el ingreso en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FFCCSE)
El programa lo podríamos sintetizar en dos palabras: propaganda y reclutamiento. Los trabajadores de la educación tienen que decidir entre ejercer como funcionarios reconvertidos en mercenarios de la OTAN, transmitiendo la ideología del Estado burgués y su proyecto imperialista o ser trabajadores de la educación, organizarse, y denunciar esa política imperialista. Docente, en pie de guerra…por la “patria” y la barbarie o por la paz y la dignidad, elijamos.
* Trabajador de la educación.