La Confederación Sindical Internacional (CSI) presentó el 23 de septiembre un documento en el que se evidencia que algunas de las empresas más grandes del mundo son responsables de socavar la democracia en todo el mundo, al respaldar financieramente a movimientos políticos extremistas, financiar y agravar la crisis climática, así como violar derechos sindicales e incluso humanos.
Amazon, Blackstone Group, ExxonMobil, Glencore, Meta, Tesla, The Vanguard Group son las siete empresas identificadas por las CSI como las principales firmas que socavan la democracia a nivel mundial al beneficiarse económicamente en detrimento de los derechos sindicales y humanos, monopolizando los medios de comunicación y la tecnología, exacerbando la catástrofe climática y privatizando los servicios públicos.
“Estas empresas despliegan complejas operaciones de presión para socavar la voluntad popular y desbaratar las políticas mundiales existentes o incipientes que podrían exigirles responsabilidades”, se puede leer en el estudio.
La CSI agrega que una vez que los partidos radicales apoyados por esas empresas llegan al poder, reducen los impuestos a los ricos y a las empresas, mientras desacredita y desfinancia las instituciones democráticas mundiales, recorta los salarios dignos, favorece la financiación bilateral de la ayuda en detrimento del multilateralismo y reprime los derechos humanos, sindicales y democráticos.
La Confederación Sindical Internacional destaca la llamada “economía global neoliberal dominada por las empresas” como la principal razón de la crisis a la que se enfrenta la democracia actualmente.
“En opinión de la CSI, la causa fundamental de la crisis a la que se enfrenta la democracia es ‘la economía global neoliberal dominada por las empresas’. Este defecto fundamental hace que se bloqueen las políticas progresistas y se refuercen las desigualdades en todo el mundo”, agrega el estudio.
La CSI destaca que reformar las instituciones mundiales puede llevarlas a desempeñar un papel transformador en la construcción de un nuevo modelo económico que beneficie a los trabajadores respetando sus derechos.
“Unas instituciones mundiales reformadas pueden desempeñar un papel transformador en la construcción de un nuevo modelo económico, que ofrezca un Nuevo Contrato Social para los trabajadores en el que se garanticen empleos decentes, protecciones sociales, inclusión, igualdad, derechos de los trabajadores y salarios dignos”, concluye.
