El más reciente reporte de la Oficina de Derechos de Naciones Unidas sobre los asentamientos israelíes confirmó un notable aumento de las agresiones de los colonos contra los palestinos, así como el apoyo frecuente de las fuerzas de seguridad israelíes.
“La violencia perpetrada por las fuerzas de seguridad y los colonos israelíes contra los palestinos se ha intensificado significativamente durante este periodo, reforzando el sistema discriminatorio y opresivo de control israelí”, alertó el texto.
En tanto, las demoliciones sistemáticas de viviendas palestinas desplazaron a muchas más familias, lo que crea una atmósfera coercitiva que obliga a las personas a abandonar sus residencias.
Asimismo, el informe detalló un pronunciado aumento de las actividades de asentamiento en la Cisjordania ocupada, incluido Jerusalén Este, desde que estalló el conflicto el 7 de octubre último.
El documento calificó al establecimiento y la expansión en curso de asentamientos israelíes en el territorio palestino ocupado y en el Golán sirio como una práctica prohibida por el derecho internacional humanitario, como confirmó la Corte Internacional de Justicia.
Al respecto, el reporte condenó la demolición sistemática de viviendas palestinas, acciones que se basan en leyes y políticas discriminatorias y promotoras de desalojos forzosos.
Esto, alertó, exacerba un entorno coercitivo y afectan de manera desproporcionada a mujeres y niñas.
La ONU reclamó a Israel que cese y revierta todas las actividades de asentamiento en el territorio palestino ocupado, incluido Jerusalén Este, de conformidad con el derecho internacional y las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas.
Igualmente, exigió el fin de todas las demoliciones y desalojos forzosos de palestinos y cese de las actividades que contribuyan a un entorno coercitivo o al riesgo de traslado forzoso.
El documento calificó al Gobierno de Tel Aviv como “cada vez más alineado con los movimientos de colonos, facilitando la anexión de Cisjordania a Israel”.