Alberto Acevedo (Voz).— Casi en forma simultánea al solemne acto de inauguración de la COP16 en Cali, en otra metrópoli, en la ciudad rusa de Kazán, comenzaba uno de los eventos más importantes a nivel global en el ámbito del comercio internacional. Este encuentro no sólo promueve una nueva integración de los pueblos y la construcción de un multilateralismo, construido de manera horizontal, democrático, sino que incidirá, sin lugar a dudas, en la construcción de un nuevo modelo en el orden geopolítico del futuro.
Se trata de la cumbre de los BRICS, que sesionará entre los días 22 al 24 del presente mes, bajo el lema “Fortalecer el multilateralismo para un desarrollo y una seguridad globales equitativos”.
Conocido ahora como BRICS+, este está integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, sus fundadores, y, desde enero de 2023, por Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita.
La reunión ha despertado enormes expectativas, y alrededor de una treintena de otros países han manifestado su interés en hacer parte del grupo, que se disputaría el liderazgo en la conducción económica del mundo, con coaliciones como el G-7 y otras.
Se fortalece
En este sentido, la cumbre de Kazán marcará un hito importante en el desarrollo y ampliación del grupo, pues como se espera, ingresarán nuevos socios. De América Latina, Cuba, Venezuela y, probablemente, México se incorporen para fortalecer su membresía.
El asesor presidencial de Rusia, Yuri Ushakov, dijo horas antes de comenzar la reunión, que 32 naciones confirmaron su participación en la cumbre de los BRICS. Durante una rueda de prensa, el funcionario informó que se “enviaron invitaciones a la cumbre a 38 Estados” para que acudan a la cita, que se lleva a cabo en la referida ciudad del occidente ruso, a orillas del Volga.
“Por supuesto, se trata tanto de países miembros como de aquellos que quieren cooperar con nuestra organización. Unos 32 países han confirmado su participación”, precisó tras aclarar que estarán representados por líderes estatales.
A cargo del comité organizador de la cumbre, Ushakov no descartó que la cumbre BRICS en Kazán pueda convertirse en el mayor evento de política exterior jamás celebrado en Rusia, dado el interés que despierta el bloque en Estados que siguen una política exterior independiente.
El atractivo de los BRICS
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en entrevista reciente con el diario Argumenty i Facty, explicó en qué consiste el atractivo los BRICS para los países que solicitan su ingreso, así como las particularidades que lo diferencian de organizaciones similares en Occidente.
Lavrov recalcó que el objetivo principal del grupo se concentra “en las necesidades de los países miembros”. De acuerdo con sus palabras, en los BRICS no hay líderes ni seguidores, ni tampoco “ningún aparato burocrático como el que vemos en Bruselas, donde los funcionarios de la Unión Europea” dictan decisiones contrarias a la voluntad y los intereses de algunos de sus integrantes.
“En lugar de resolver los problemas de los miembros de la Unión Europea, la burocracia de Bruselas se dedica a bombear a Ucrania con armas, a recaudar fondos para estos fines y a otras acciones que dañan la economía, la esfera social y la industria de los países miembros de la UE”, precisó.
Relación flexible
“A su vez, el BRICS no obliga a nadie a sacrificar nada”, puntualizó, añadiendo que el grupo “es la suma de las potencias de los países participantes y el desarrollo de formas conjuntas de utilizar estos potenciales de tal manera que todos se beneficien”. “Este es precisamente el atractivo de los BRICS para los países de la mayoría mundial”, enfatizó Lavrov.
El bloque del BRICS+ se diseñó para operar con un enfoque de relación flexible en el que no se pierde la soberanía nacional de cada país ni se crean instituciones supranacionales.
De esa forma, se potenciaría el comercio entre las naciones socias al facilitar las transacciones de los Gobiernos, las empresas y las personas. En forma paralela se crearía un mecanismo efectivo que limite o reduzca la hegemonía del dólar y, por consiguiente, eliminaría el chantaje y la extorsión de las presiones estadounidenses.
Desde luego, siempre habrá riesgos, pues Estados Unidos utilizará todos los medios a su alcance para enfrentar cualquier intento de desplazar al dólar de su posición hegemónica en el sistema monetario internacional.
Esta ha sido su práctica histórica, desde las negociaciones financieras y monetarias al final de la Segunda Guerra Mundial. Washington mira con enorme desconfianza los avances sobre la desdolarización entre los países del BRICS+, y es probable que intervenga para bloquear iniciativas, fomentar divisiones o ejercer presiones sobre varios miembros. Los BRICS+ tendrán que enfrentar ese reto.
Pero no deja de ser un reto interesante. El G7 en 1992 representaba el 45,5 por ciento del PIB mundial. Los países del BRICS ─sin contar a los nuevos miembros─ el 16,7 por ciento. En 2022, el G7 participaba del 30,5 por ciento del PIB mundial, frente al 33,8 por ciento del BRICS, y 38 por ciento del PIB mundial si se considera a sus nuevos miembros.
En agosto pasado, la noticia era el temor generalizado a una recesión en Estados Unidos. Las bolsas de Asia, Europa y el país norteamericano se desplomaron, sorprendiendo a quienes confiaban en la solidez de la economía estadounidense. El caos comenzó con un informe que mostró una desaceleración del mercado laboral, mayor de lo que se esperaba, con una tasa de desempleo que subió en julio a 4,3 por ciento, un máximo en casi tres años. Los empleadores estadounidenses crearon 114.000 puestos de trabajo en julio, cifra muy por debajo de los 175.000 nuevos empleos esperados. El orden geopolítico del modelo en el futuro está en disputa.
