Las guerras asimétricas modernas no se miden con muertos sino con dinero

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Las guerras modernas son asimétricas porque los imperialistas ponen el dinero y sus víctimas ponen los muertos. Su alcance no se mide por el número de muertos y heridos sino por el gasto necesario para mantenerla. Si un país no tiene dinero suficiente, es mejor que no emprenda ninguna aventura. Del mismo modo, las guerras se acaban porque el dinero se acaba.

Si las guerras fueran gratis, los imperialistas no las acabarían nunca. Los muertos no importan, sobre todo si son de algún país remoto que seríamos incapaces de situar en un mapa. En la de Vietnam murió un número tan elevado de vietnamitas que aún no se han podido contar. Los cálculos oscilan entre 1,5 y 3,5 millones, la mayor parte de ellos civiles. Pero sólo murieron 60.000 soldados estadounidenses. Por lo tanto, es posible que murieran 500 vietnamitas por cada estadounidense.

Por eso las guerras son asimétricas. Sólo los imperialistas que inician una guerra pueden acabarla y a ellos lo único que les importa es el dinero. En Vietnam gastaron una ingente cantidad de fondos: 738.000 millones de dólares. Desde el punto de vista contable, no compensa iniciar una guerra así porque es excesivamente cara… aunque la hubieran ganado.

Lo mismo ocurre en Oriente Medio. La agresión iniciada por el ejército israelí en el sur de Líbano a finales de septiembre le ha costado al gobierno de Tel Aviv casi 7.000 millones de dólares hasta la fecha.

En total, si contamos desde el año pasado, el precio pagado por Israel para mantener la guerra de exterminio contra los palestinos de la Franja de Gaza asciende a 27.600 millones de dólares, según Bezalel Smotrich, el nazi que dirige el Ministerio de Finanzas israelí.

La defensa antiaérea, que permite interceptar y destruir en vuelo algunos cohetes, misiles y drones disparados por Hezbollah, Hamas, los huthíes, las milicias irakíes e Irán, también resulta muy cara. Dependiendo de las diferentes baterías de interceptación utilizadas por el ejército, cada disparo cuesta entre 50.000 dólares y más de un millón de dólares.

La factura aumenta cada día que pasa sin retirarse del campo de batalla. A partir de aquí, todo son problemas para los agresores. El Fondo Monetario Internacional acaba de revisar a la baja sus nuevas previsiones de crecimiento económico: 0,7 por cien. El déficit presupuestario debería alcanzar el 8,5 por cien del PIB este año, casi el doble que el anterior. Las agencias internacionales como Moody’s, Standard & Poor y Fitch han bajado sus calificaciones…

Un ejército muy corto de efectivos

El ejército israelí, que sufre una grave escasez de efectivos, se ve obligado a ampliar los períodos de reserva, que pueden alcanzar o incluso superar los 100 días al año. Según el Ministerio de Finanzas, la compensación salarial pagada a los reservistas llamados a filas asciende aproximadamente a 3.600 millones de dólares al año.

Si la guerra en varios frentes continúa, el Estado Mayor ha anunciado que tendrá que ampliar aún más los períodos de reserva, a riesgo de perturbar la gestión de personal en múltiples empresas, cuyos trabajadores están llamados a filas.

Enfrentado a considerables necesidades de efectivos, el ejército israelí quiere mantener su número. Desde octubre del año pasado han sido llamados a filas unos 300.000 reservistas, de los cuales casi una quinta parte estaban inicialmente exentos por tener más de 40 años. El número de bajas aumenta con 771 soldados muertos y 4.500 heridos desde el inicio de la guerra. Esta situación pone de relieve los límites de la maquinaria israelí de matar, que tradicionalmente depende de una fuerza activa de 170.000 soldados, complementados con reservistas.

La ampliación de los plazos de servicio provoca una ola de descontento entre los reservistas. Algunos denuncian públicamente el devastador impacto en sus vidas personales y profesionales. Las consecuencias económicas se sienten especialmente entre los trabajadores autónomos, obligados a cesar su actividad a pesar de las mínimas ayudas concedidas por el Estado. Un padre de dos hijos, que permanece en el anonimato, testifica haber perdido su trabajo después de pasar casi seis meses en Gaza en un año.

La situación pone de relieve la espinosa cuestión de las exenciones concedidas a los judíos ultraortodoxos. Estos últimos, que representan el 14 por cien de la población israelí, históricamente se han beneficiado de exenciones para realizar sus estudios religiosos. Alrededor de 66.000 hombres en edad militar están evadiendo así sus obligaciones militares, creando tensiones en la sociedad. El Tribunal Supremo ordenó recientemente su reclutamiento, pero los partidos ultraortodoxos, fieles lacayos de Netanyahu, se oponen firmemente a la decisión.

El debate adquiere una dimensión especialmente sensible, ya que seis voluntarios inicialmente exentos perdieron la vida en combate en el espacio de una semana en octubre, entre ellos un padre de diez hijos. Esta situación cristaliza las divisiones entre los diferentes fragmentos de la sociedad israelí: algunos piden un reparto más equitativo de la carga militar.

Fuente: mpr21.info

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