Pepe Escobar.— No hay nada que ver distinto aquí. Sólo una demostración hipersónica. Bueno, en realidad no. El estadounidense medio sólo es capaz de dar (algún tipo de) sentido al mundo a través del cine.
Así que volvamos a un clásico: la secuencia inicial de Apocalypse Now, de Coppola, la contrapartida de la guerra de Vietnam a El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, ambientada en el Congo.
En la película, el capitán Willard (Martin Sheen) apenas es capaz de pronunciar un soliloquio borracho a solas en su habitación de Saigón. Está esperando su misión: una misión especial hasta el Corazón de las Tinieblas (en la película, representado por la incursión ilegal estadounidense/bombardeo indiscriminado de Camboya).
El capitán Willard, apenas murmura: «Cada minuto que permanezco en esta habitación, me debilito y Charlie se hace más fuerte». Charlie, en la jungla, era como los soldados estadounidenses se referían al Vietcong.
De la «guerra americana» -como se refieren los vietnamitas a la invasión de su país – se ha pasado a la guerra por poderes de Estados Unidos y la OTAN en Ucrania.
El Imperio estadounidense es ahora un capitán borracho que se enfrenta a una (renovada) jungla, como lo califica ese estúpido español apellidado Borrell, el «jefe» saliente de la política exterior de la UE. Cada minuto que el Capitán permanece en su decrépito jardín -la contrapartida de una sórdida habitación en Saigón- Charlie, en la jungla, se hace más fuerte.
Lo que es aún más siniestro es que Charlie, ahora, no es el Vietcong. Ahora Charlie es la Rusia nuclear e hipersónica.
El Capitán América creyó que intimidaría al Charlie ruso con la «autorización» directamente del Estado Profundo para que Ucrania atacara objetivos dentro de la Federación Rusa con ATACMS.
Tales ataques ya habían ocurrido en el pasado en los nuevos territorios de Rusia. Sin embargo, después de la «autorización» se desencadenaron dos nuevos, contra Kursk y Bryansk; uno con ATACMS y el otro con Storm Shadows.
Luego vino la inevitable respuesta rusa. ¿De qué se trataba? ¿Nuevos hipersónicos múltiples? ¿Zeus? ¿Superman?
El vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dimitri «Desenchufado» Medvédev, no pudo resistirse a una concisa troleada: «¿Así que eso es lo que queríais? Pues ya lo tenéis».
Como era de esperar, las ratas colectivas de Occidente se escabulleron por todo el espectro tras ver lo que primero se interpretó como una demostración del «paquete de ojivas convencionales» RS-26.
Luego, el Presidente Putin se pronunció al respecto.Puntos clave: Se han utilizado armas occidentales de largo alcance contra Rusia, entonces los rusos tomaron represalias con el nuevo sistema hipersónico balístico de medio alcance «Oreshnik» contra la fábrica Yuzhmash de Dnipropetrovsk; además, el uso de armas de largo alcance por el enemigo no puede afectar al curso de la Operación Militar Especial (OME).
Este fue parte del mensaje que Putin transmitió a los estadounidenses, a la OTAN y al Occidente colectivo:
«Estamos realizando pruebas de combate del sistema de misiles Oreshnik en respuesta a las acciones agresivas de los países de la OTAN contra Rusia. La cuestión del ulterior despliegue de misiles de medio y corto alcance será decidida por nosotros, en función de las acciones de Estados Unidos y sus satélites.
Los objetivos de destrucción durante las pruebas ulteriores de nuestros sistemas de misiles más recientes serán determinados por nosotros en función de las amenazas a la seguridad de la Federación Rusa.
Nos consideramos con derecho a utilizar nuestras armas contra las instalaciones militares de aquellos países que permitan el uso de sus armas contra nuestras instalaciones. Y en caso de escalada de las acciones agresivas, también responderemos de forma decisiva y en espejo. Recomiendo a las élites dirigentes de los países que tienen planes de utilizar sus contingentes militares contra Rusia que se lo piensen seriamente»
Señor, ¿quiere ensalada de avellanas?
La interpretación inicial de este movimiento que cambió de facto el juego fue que Rusia había lanzado un único misil móvil de carretera RS-26 Rubezh contra la fábrica de producción de misiles de Yuzhmash en Dnipropetrovsk, equipado con seis ojivas independientes, no nucleares, cada una de las cuales desplegaba a su vez otras ojivas (6×6 = 36).
Eso en sí mismo cambió la «esencia» de la guerra en Ucrania, como el propio Putin había reconocido anteriormente en lo que se refiere a la «autorización» para los ataques de ATACMS.
El discurso de Putin estableció que Rusia utilizó un misil de medio alcance (de 1.000 a 3.000 km) completamente nuevo, el Oreshnik («Avellano»). Incluso los funcionarios estadounidenses admitieron que se trata de un sistema «experimental», lo que implica que sabían algo al respecto.
El propio Putin también se refirió a «pruebas de combate». Lo que, mas allá de cualquiera discusión, en palabras del propio Putin; «Avellano» puede ser enviado como regalo a cualquier objetivo en toda la OTAN.
El Oreshnik es un misil muy potente. Puede alcanzar el Reino Unido en sólo 19 minutos, Bruselas en 14, Berlín en 11 y Varsovia en 8 minutos. Y, por supuesto, viajando a más de Mach 10, simplemente no puede ser interceptado por nada en el arsenal colectivo de Occidente. Eso incluye a Estados Unidos.
El alto poder destructivo es un hecho – ya garantizado por el factor sorpresa; sólo sabes lo que te golpea después de ser golpeado (tal vez). Una posible opción es que Oreshnik tuviera como objetivo talleres subterráneos secretos en Yuzhmash, donde la OTAN había enviado equipos y piezas para misiles balísticos de corto alcance (de 500 km a 1.500 km).
En sus cuatro libros y en su blog, el imprescindible Andrei Martyanov ha dejado claro que «Rusia tiene frente al Hegemón, una abrumadora superioridad de escalada convencional».Así que, sí: esta prueba de un IRCM (un misil convencional) con MIRVs hipersónicos (Vehículos de Reentrada Independientes Múltiples) puede ser sólo una demostración – un anticipo de lo que puede estar en el almacén.
Martyanov: «La OTAN tiene capacidad cero para detener los disparos de largo alcance de Rusia». La «demostración» también va acompañada de un nuevo intento de hacer de la guerra un asunto relativamente civil: Moscú advertirá a los civiles de cualquier ataque inminente de Oreshnik. Los que no se marchen lo harán por su cuenta y riesgo.
Como señala Martyanov, «esto ya no es sólo SMO». En efecto: hace tiempo que hemos dejado atrás una operación militar especial: esto es una guerra caliente a vida o muerte entre la OTAN y Rusia. Agravada por el hecho de que las élites gobernantes del Hegemón son congénitamente incapaces de parar la escalada.
Ni siquiera la demo de Oreshnik detendrá la escalada. Un escenario plausible es que la inteligencia militar de EE.UU. se enteró de un inminente ataque ruso con misiles balísticos de medio alcance y luego informó a Kiev y a la OTAN.
Moscú advirtió entonces a Estados Unidos 30 minutos antes del ataque (es la norma, para evitar malentendidos nucleares); los estadounidenses no sólo lo confirmaron, sino que subrayaron que no había riesgo de un ataque nuclear ruso contra Kiev, ni ahora ni en un futuro previsible.
De hecho, Oreshnik es una demostración tácita de que Rusia no necesita el poder nuclear para resolver nada en el teatro de guerra ucraniano.
Así que asumamos que la escalada ha sido controlada – por ahora. Sin embargo, todavía tenemos casi dos meses de una administración estadounidense completamente trastornada en el poder. La demencia congénita de la OTAN sugiere que la escalada continuará. Pero la diferencia es estratosférica: ahora no saben si el Oreshnik llevará una tarjeta de visita con una bomba nuclear o no.
A pesar de toda la demencia incorporada de la actual administración, los estadounidenses que solo entienden el mundo a través de las películas pueden haber olvidado que fue Trump 1.0 quien retiró a Estados Unidos del tratado INF en 2019. Si EEUU se hubiera quedado, Rusia no habría desarrollado el Oreshnik.
Pero ahora es tiempo de ensalada de avellanas; una gran manera de regular la presión arterial.