Anexar la ocupada Cisjordania es el sueño de muchos ministros y parlamentarios de ese país, afirmó el abogado Medhat Diba, citado por la agencia oficial de noticias Wafa.
Ejemplificó con recientes declaraciones del titular israelí de Finanzas, Bezalel Smotrich, conocido por sus posturas antiárabes y en favor de los colonos judíos.
Los partidos extremistas israelíes tratan de explotar la guerra en la Franja de Gaza para ampliar el control sobre la Ribera Occidental, incluida la zona de Jerusalén Este, aseguró.
Por su parte, el director general del Departamento de Acción Popular de la Autoridad de Resistencia al Muro y a los Asentamientos, Abdullah Abu Rahma, advirtió que el plan israelí de anexión de Cisjordania tendría graves repercusiones políticas, sociales y económicas.
Entre los costos económicos citó el robo de tierras agrícolas y el incremento de las barreras militares, lo cual aumentará la dificultad de circulación y acceso a los mercados.
Desde el punto de vista social, apuntó, muchas ciudades, pueblos, aldeas quedarán aisladas en sí.
El proyecto es transformar la región en cantones separados y aislados para socavar la solución de dos Estados y hacerla inaplicable sobre el terreno, subrayó.
En similar sentido se pronunció Suhail Khaliliyeh, especialista en asuntos de las colonias israelíes.
Desde su llegada al poder, el nuevo gobierno encabezado por Benjamin Netanyahu intentó aumentar el número de colonos y expandir los asentamientos, destacó.
Está claro que uno de los principales objetivos de Netanyahu es anexar Cisjordania, coincidió el escritor y analista político Faraj Shalhoub.
Más de 250 mil colonos israelíes viven en la ocupada zona de Jerusalén oriental y otros 500 mil en el resto de la Margen Occidental, pese a los reiterados reclamos de la comunidad internacional, que considera esos territorios como parte del futuro Estado palestino.