La tentación es concluir que si el imperialismo alemán ha asumido la defensa del feminismo es porque la ministra de Asuntos Exteriores es una mujer: Annalena Baerbock. Pero sería un error porque el imperialismo alemán va más allá de una ministra de ocasión que va a durar muy poco en el cargo.
El año pasado el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán esbozó las directrices para una “política exterior “feminista” (*), centrada en la defensa de lo que considera como “mujeres marginadas”, de las que hay muchas en Gaza, masacradas implacablemente por los bombardeos israelíes.
Pero ese no es el caso porque Alemania es cómplice de cada una de las matanzas que los israelíes están cometiendo en Gaza, lo que ha dado lugar a un curioso debate sobre la “política exterior feminista”. El 21 de octubre la organización encargada de desarrollar el concepto, el Centro de Política Exterior Feminista (CFFP), junto con Hawar, una de esas ONG que defienden los derechos humanos, organizaron una conferencia de prensa sobre el tema “prevenir los feminicidios, legalizar los abortos”.
Baerbock ocupó un lugar central en la conferencia, junto con otras mujeres que han convertido el “feminismo” en una importante fuente de ingresos. Esta vez el tiro les salió por la culata. La hostilidad fue palpable tanto dentro como fuera del evento, debido precisamente a la presencia de Baerbock. Un miembro de la audiencia se puso de pie en señal de protesta y gritó: “Detengan el genocidio de las mujeres palestinas”, antes de ser expulsado de la sala. Fuera de la conferencia, las mujeres protestaron con pancartas que decían, por ejemplo, “Los derechos de las mujeres no deben ser sinónimo de privilegio blanco”.
Las imágenes y vídeos de la conferencia y las protestas que la acompañaron provocaron fuertes reacciones en las redes sociales. Las fundadoras del CFFP fueron acusadas de “feminismo blanco” y desde entonces destacadas militantes internacionales han renunciado al consejo asesor de la organización.
El debate pone de relieve un problema que se viene gestando desde hace algún tiempo: aunque el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán afirma en sus Directrices para una “política exterior feminista” que debe “centrarse en los derechos, la representación y los recursos de las mujeres y los grupos marginados”, en la práctica el Ministerio socava precisamente esos derechos. La “política exterior feminista” da un barniz seudoprogresista a los intereses del imperialismo alemán.
La política de Baerbock no tiene nada de feminista, como demuestra su política hacia Gaza.
El imperialismo es incompatible con el feminismo
La fundadora del CFFP, Kristina Lunz, intentó justificar la participación de la ministra en el periódico Die Tageszeitung, subrayando que Baerbock “es una de las pocas figuras políticas que defiende actualmente el aborto”. Es cierto que Baerbock lleva tiempo haciendo campaña contra la criminalización del aborto. “El hecho de que el aborto siga siendo técnicamente un delito en Alemania está completamente fuera de sintonía con nuestros tiempos”, declaró la dirigente de los Verdes este verano.
Pero a Baerbock sólo se la puede considerar feminista cuando se ignoran por completo sus acciones en su propio Ministerio. Después de Estados Unidos, Alemania es el principal proveedor de armas de Israel. Entre agosto y octubre de este año, el gobierno ha aprobado entregas de armas a Israel por valor de más de 94 millones de euros.
El apoyo casi incondicional de la ministra de Asuntos Exteriores a Israel, incluso cuando su ejército ataca escuelas y otras infraestructuras civiles, quedó claro cuando afirmó falsamente el mes pasado que “los sitios civiles pierden su estatuto de protección [según el derecho internacional] cuando los terroristas abusan de ellos”.
Los comentarios de Baerbock están en total contradicción con la realidad sobre el terreno en Gaza y Líbano. Un informe de la ONU publicado hace apenas unas semanas dice que se necesitarán 350 años para reconstruir Gaza si la franja costera continúa bajo bloqueo. En Gaza, más de medio millón de mujeres se ven afectadas por la inseguridad alimentaria y 175.000 están expuestas a riesgos de salud que ponen en peligro sus vidas. En las últimas dos décadas, ninguna otra guerra se ha cobrado tantas vidas entre mujeres y niñas en un año como en Gaza. Si estos hechos no son lo suficientemente claros, el Centro Europeo de Derechos Constitucionales y Humanos (ECCHR) inició recientemente acciones legales contra los envíos de armas de Alemania a Israel.
En 2023 la coalición gubernamental de Alemania estableció un récord de exportación de armas, que podría volver a superarse este año. Además de Israel, estas armas se envían a países como Arabia saudí, Qatar y Turquía, lo que demuestra que la retórica sobre la “lucha contra el islamismo” en nombre de la protección de los derechos de las mujeres no debe tomarse demasiado en serio cuando frustra los intereses imperialistas y comerciales de Alemania.
La política exterior alemana nunca ha sido tan antifeminista como lo es hoy, a pesar de su retórica “feminista”. La propia CFFP se ha manifestado a favor de un alto el fuego en Gaza y en respuesta a las protestas en la conferencia de prensa, ha declarado que Alemania debería dejar de exportar armas a Israel. Pero, ¿qué credibilidad tiene una organización que comparte el escenario con la ministra alemana de Asuntos Exteriores? La CFFP no hace más que garantizar que políticas como Baerbock puedan seguir cubriéndose con un superficial barniz “feminista”.
Una ‘tormenta de mierda’
Las verdaderas feministas han criticado la política exterior del gobierno desde que el concepto se introdujo por primera vez en el discurso político alemán. Lo que pretende la “política exterior feminista” es legitimar al imperialismo alemán.
Que la política exterior alemana se llame a sí misma “feminista” es irrelevante. Los intereses de la política exterior de Alemania son intereses capitalistas, que se basan en la explotación de los oprimidos, que a menudo son mujeres y niñas. Un Estado capitalista e imperialista como Alemania nunca abordará las condiciones que empujan a las mujeres en todo el mundo a la pobreza, la explotación, la exposición a la violencia y la marginación.
El CFFP ha tenido que disolver su consejo asesor porque los críticos no se han callado y han puesto el dedo en la llaga de la “política exterior feminista” del gobierno alemán: Gaza. En una declaración, hoy eliminada, el CFFP negó haber limitado a su consejo asesor a expresar sus opiniones sobre Gaza. Unos días más tarde sus miembros publicaron una carta abierta acusando a la organización de discriminar sistemáticamente a quienes defienden los derechos de las mujeres palestinas.
Con el tiempo la polémica se ha ido encendiendo. La CFFP calificó las críticas como una “tormenta de mierda” misógina y han inactivado su sitio web “por mantenimiento”.
(*) https://www.auswaertiges-amt.de/en/newsroom/news/baerbock-guidelines-ffp/2586412