Comités de empresa, secciones sindicales y delegados/as de personal

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F.J. Ferrer (Unidad y Lucha).— La burguesía, interesada, como es natural, en que la clase obrera no se organice de forma independiente y ajena a sus intereses -los de la patronal-, ha desarrollado todo un entramado jurídico por donde encauzar la acción de la clase obrera cuando defiende sus intereses. Naturalmente, en la creación de tales normas jurídicas, la clase obrera y las masas trabajadoras ni están presentes ni se cuenta con ellas en absoluto, dejando su representación en manos de los llamados “agentes sociales”, sindicatos mayoritarios como CCOO y UGT, cuyo modelo sindical consiste en el abandono de la lucha de clases por la paz social y la colaboración con la patronal. Ejemplo de lo que decimos es la presencia del presidente del PP, Sr. Núñez Feijóo, en el congreso de UGT y, para mayor escarnio, como ponente. Como es lógico, de todo esto no puede salir nada bueno para los intereses de la clase trabajadora.

 

Lo dicho anteriormente viene a cuento de lo que ha sucedido recientemente por los devastadores efectos de la DANA que azotó diversas localidades de Valencia, Albacete y Málaga y que se ha cobrado la vida de cerca de 230 personas y ocasionado millonarias pérdidas materiales; vidas y hogares y enseres pertenecientes en su inmensa mayoría a la clase obrera y masas trabajadoras.

Aparte de la criminal gestión de la administración autonómica del Paìs Valencià , que es la zona que se llevó la peor parte, cabe destacar la absoluta inoperatividad de los comités de empresa, delegados de personal y secciones sindicales que, salvo honrosas excepciones, se mantuvieron sumisos a los mandatos de la patronal que exigió a miles de trabajadoras y trabajadores que continuaran en sus puestos de trabajo a pesar de lo que estaba sucediendo.

Y se mantuvieron inactivos, a pesar de que tenían facultades legales para paralizar la producción por la situación de riesgo, precisamente por el modelo sindical que vienen aplicando los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, que ostentan una amplia mayoría de delegados y delegadas en comités y otros órganos de representación de los trabajadores y trabajadoras. Este modelo sindical que, en aras de una supuesta “paz social”, que dicho sea de paso solo beneficia al capital, cercena desde la misma base la participación de trabajadoras y trabajadores en los centros de trabajo en la toma de las decisiones que les afectan directamente, relegándolos al mero papel de votantes a listas que los sindicatos les presentan cuando hay elecciones sindicales pero que los aparta de la negociación de los convenios, de los ERE o ERTE y de cualquier otra toma de decisión.

Este modelo sindical basado en el pacto social y la colaboración con la patronal supone un lastre para los intereses de la clase obrera y que los órganos de representación legal de la clase pierdan su eficacia, se embote su mordiente reivindicativo en los centros de trabajo, quedando como meros órganos consultivos en el mejor de los casos.

En resumidas cuentas, de ese modelo sindical vendido a la patronal, la clase obrera sólo puede esperar derrota tras derrota, empeoramiento de sus condiciones laborales y de vida y mayores niveles de explotación, y como tristemente se ha comprobado durante la tragedia de la DANA, poner en riesgo sus vidas por la pasividad y colaboracionismo con la patronal.

Y, entonces, ¿qué modelo sindical necesita la clase obrera? La respuesta no es nada complicada. Necesita dotarse de un modelo sindical basado en la toma de decisiones a través de las asambleas soberanas. Un modelo sindical que haga de la lucha de clases su bandera y ocupe su lugar en la trinchera en la lucha frente a la patronal, abandonando todo “pactismo” con ella. Que haga de la huelga el instrumento necesario para doblegar la resistencia de los explotadores. Que sitúe por encima de las siglas propias el convencimiento de que sólo la unidad de acción en las luchas que libra la clase obrera será la clave de la victoria. Que sitúe la solidaridad por encima del corporativismo. Y por último y como consecuencia de la práctica de este modelo, se alcance la necesaria unidad referenciada en una futura confederación de sindicatos de clase que, aglutinando al mayor número posible de trabajadoras y trabajadores, se constituya en el dique de contención ante los ataques de la patronal.

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1 COMENTARIO

  1. ¿Y a qué sindicatos de clase se refiere para esa confederación? El papel lo aguanta todo. Habrá que seguir soñando con un nuevo Lenin, el cual, si no recuerdo mal, en alguna medida, al sindicalismo lo ligaba con el economismo o economicismo, al cual contraponía en similar crítica al izquierdismo. Hay que pensar más y mejor, para madurar ese pensamiento y poder hacerlo compatible en tiempo y espacio con el marxismo-leninismo, el cual no hay que reinventar. Por otra parte, el autor habla en clave «española» y en absoluto plurinacional, lo que en pensamiento precisamente leninista supondría el ejercicio del Derecho de Autodeterminación. En fin, cuando no se cojea de una pierna se cojea de la otra, cuando no de las dos. Algun@s pensamos que al Socialismo no se llega sin Independencia de los Pueblos, tras la cual sí que cabe la confederación. Pero, lo de confederación sindical, en vez de un sindicalismo de clase, no lo veo nada claro. No tenemos que reinventar nada sino reinventarnos tod@s.

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