Solo una táctica política independiente de otras clases sociales de comunistas y sindicalistas de clase salvará al pueblo

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Alonso Gallardo, militante comunista.— Cuando todo parecía que la iniciativa política global estaba en manos de las fuerzas democráticas, con la derrota del neonazismo imperialista yanqui y la OTAN en Ucrania y el fracaso sionazi con la derrota ante la resistencia Palestina, cae Siria fruto de sus contradicciones internas y debilidades por el bloqueo, acoso y derribo de EE.UU y Europa durante más de trece años. Un duro golpe para las fuerzas democráticas, progresistas y de los países que defienden su soberanía, donde los que están en estos momentos en las trincheras defendiendo a los pueblos que se resisten al imperialismo como Rusia, China o Irán han llevado un fuerte golpe, que más que por imposible ha sido por inesperado, quedando en la penumbra todo Asia Occidental en especial el pueblo palestino y sirio, bajo el hacha de los genocidas nazis del imperialismo yanqui y más ahora que solo queda enfrente Irán, donde los gobiernos de China y Rusia deberán decidir ante un apoyo a Irán, que definiría el inicio de la guerra nuclear contra EE.UU, la OTAN y todos los estados que conforman el occidente imperialista.

Los comunistas y la izquierda revolucionaria en general, tienen un amplio papel en expandir apoyo y solidaridad internacionalista a todos los pueblos agredidos por el imperialismo, y promover toda la movilización necesaria para denunciar los genocidios, que además de Palestina cometerán en Siria y Líbano afectando al grueso de toda Asia Occidental. Y no cabe duda, de que a pesar de la atomización organizativa de la base comunista esta tarea se cumplirá, por eso la urgencia de hacer esta pregunta es fundamental ¿de verdad creemos que ésta tarea es la fundamental en lo inmediato de los comunistas españoles y el grueso de los revolucionarios?. Creo que el conocimiento que nos aporta la historia de lucha del movimiento obrero y comunista internacional dice que no. Que sí es importante, pero no es nuestra tarea fundamental y de eso trata lo que intento aportar.

Centrándonos en nuestras tareas, que como en todos los trabajos deberá partir de las fuerzas que tenemos para marcarnos objetivos alcanzables dentro de la lucha de clases y segundo, que como se trata de un trabajo político de masas, que además de organizativo también sea sobre la conciencia de la clase obrera, marcando como prioridad el discurso político contra la guerra imperialista entre las masas obreras, donde toda reivindicación por los derechos que luchamos en salarios, pensiones, sanidad, enseñanza, vivienda o contra el racismo, deberá unirse a la lucha por la paz y contra las guerras del imperialismo yanqui y donde ni un solo soldado español esté fuera de su patria. Sacar panfletos, carteles, comunicados está muy bien pero tampoco es lo fundamental, porque por muchos esfuerzos que hagamos con nuestras escasas y dispersas fuerzas, no llegaremos ni al uno por ciento de lo que llegan los medios de comunicación del gran capital, incluidos los que están en manos del reformismo liberal, que en este caso como en otros muchos de la historia, han optado por la alianza conformista con el capital, el imperialismo y sus guerras.

Tenemos que entrar en contacto directo con la clase obrera allí donde trabaja, vive y estudia, en un debate de tú a tú donde además de explicar nuestra visión de la realidad social, política y económica que vivimos bajo la lucha de clases, debemos ser los principales organizadores y animadores de la lucha por nuestros derechos y necesidades más elementales. Pero esto no se hace entrando como un elefante en una cacharrería, ni con aires ni soflamas de superioridad, sino con sencillez y buena explicación de las cosas desde la lógica de nuestros intereses de clase. Muy conscientes, de que la clase obrera habla por la boca de los medios de comunicación de la oligarquía y como mucho, de los instrumentos mediáticos del reformismo liberal en manos del posibilismo posmoderno, muy centrado en dividir las luchas y tergiversar las opciones revolucionarias y socialistas y no solo es esto; debemos significarnos ante la clase obrera como los mayores defensores de la unidad en la lucha, la principal arma táctica para llegar a las victorias donde toda división es madre de la derrota y si persistimos en la unidad y la lucha, todo aquel que divida saldrá derrotado. Esta actitud táctica como principio, nos debe llevar a entender que se trata de iniciar un proceso a medio y largo plazo para la toma de la iniciativa política de masas, donde la victoria no está asegurado solo el sacrificio del militante comunista en aras de un mañana mejor para nuestra clase, pueblo y familia.

Se trata de planificar la iniciativa política mediante un programa y unas alianzas con una táctica que la trence socialmente. Un programa mínimo concreto de las necesidades de la clase obrera, que contemple los intereses del resto de clases sociales antagónicas con los intereses del capitalismo imperialista español, de forma, que permita ampliar la mayoría social de la clase obrera bajo una táctica de trabajo en las organizaciones obreras allí donde trabaja, vive y estudia, con un lenguaje y una actitud comprensible, abierta y sin sectarismos y donde lo fundamental que debemos buscar mediante el trabajo, es el aislamiento de las posiciones derechistas y reaccionarias en el seno de la clase obrera y la superación de las posiciones posibilistas cuando no conciliadoras, del reformismo socialdemócrata y la burocracia sindical de la mayoría de las organizaciones obreras, teniendo como sindicato concreto de referencia el que mejor se ajuste en cada lugar, con el objetivo de confluir en la unidad del sindicalismo de clase en un solo sindicato y también, para superar el movimentismo economicista que divide y parcializa las luchas por identidades en los sindicatos alternativos.

Pero a una línea política de masas correcta no se llega por casualidad, ni tampoco es solo fruto de conocer la historia del movimiento obrero y comunista internacional y del legado histórico de las luchas por la liberación y la soberanía nacional, para ello es fundamental unir el conocimiento histórico a una metodología científica de estudio y trabajo sobre la base del acierto y el error, de reflexión, crítica y autocrítica constructiva sobre nuestra práctica y nuestra teoría política en los hechos y los resultados como rendición de cuentas. Pero no solo entre nosotros como si fuéramos unos iluminados, sino que a través de las células como órganos de base del partido centradas en el trabajo concreto en las organizaciones de masas, debemos llevar nuestras principales propuestas programáticas, tácticas y balances, al debate en las organizaciones de masas de la clase obrera allí donde trabaja, vive y estudia, con el objetivo claro de aprender de las masas porque el conocimiento nace del saber colectivo del ser social que somos y que el individualismo y la prepotencia, nos lleva al error y a la separación de los intereses estratégicos de las masas trabajadoras.

Actualmente, las teorías en el seno del movimiento comunista español y occidental que impiden la práctica histórica leninista descrita, son fruto de la falta de reflexión que el movimiento comunista occidental no realizó en su momento del XX Congreso del PCUS de 1956, sobre las consecuencias de la adopción de las tesis revisionistas sobre el partido y sobre la misma concepción del marxismo leninismo. La primera es sobre el partido como el único representante de la clase obrera, que en la Unión Soviética se amplía a todo el pueblo y al estado incluido. Esta idea es la que ha llevado a la mayoría de los destacamentos comunistas a despreciar y abandonar las organizaciones de masas de la clase obrera tachándolas de reformistas y economicistas, cuando la crítica de Lenin de referencia es a la práctica del reformismo socialdemócrata, contraria a la comunista de politizar e ideologizar a la clase obrera con la conciencia de clase. La teoría revisionista del PCUS pos Stalin, contraviene la teoría leninista del partido vanguardia como instrumento de la clase obrera y de ahí que en su seno, seamos peces en el agua para llevar la teoría del socialismo como alternativa de la clase trabajadora, donde el partido como su vanguardia organizada, deberá llevar como práctica la iniciativa política mediante el debate y la participación en las organizaciones de masas de la clase obrera.

Sobre la concepción del marxismo leninismo, el error está en usarlo como una tesis cerrada elevada a teoría filosófica sobre la concepción del mundo con todo lo que dijo Lenin, cuando el marxismo leninismo es la continuidad de la teoría marxista de principios para la revolución, al servicio de la clase trabajadora y clases sociales y pueblos oprimidos, basada en una metodología científica de trabajo sobre la base del acierto y el error y el materialismo histórico y dialéctico o lógica dialéctica como concepción del mundo, dependiente del desarrollo de la ciencia y del saber humano, como el mayor legado que dejó a la humanidad y a las clases oprimidas su teoría política marxista para la revolución. Esta visión revisionista heredada del marxismo leninismo posStalin, ha llevado a la construcción de un marxismo leninismo occidental mecanicista y metafísico, porque las cosas son inmutables sin movimiento ni cambios, negando el análisis concreto de una realidad concreta que como la materia y el pensamiento siempre están en continuo movimiento y cambio y de ahí, que la socialdemocracia sea la representante del enemigo principal en la clase obrera y el pueblo, cuando fue una crítica de Lenin por el apoyo al capital en la primera guerra mundial imperialista, que el izquierdismo mecanicista e infantil expandió a lo largo de la historia, por encima de la autocrítica del Séptimo Congreso de la Internacional Comunista, donde llama a unir todo lo unible contra el enemigo principal, en un frente popular antifascista previo a la segunda guerra mundial imperialista. Infantilismo izquierdista en muchos destacamentos comunistas, que impiden cualquier posibilidad de concreción de alianzas de todo el pueblo contra el fascismo y la guerra imperialista yanqui.

Solo con una práctica de masas, llevando el debate entre las masas sacándolos del círculo cerrado de comunistas y sindicalistas revolucionarios, podemos avanzar en los otros temas que dividen al movimiento obrero, como en el feminismo la consigna de cambiar el miedo de bando que obvia la lucha de clases del capital y lleva a la confrontación de géneros o que no nos arrastren a la guerra, obviando que la guerra contra los pueblos las provoca el imperialismo yanqui y la OTAN y donde la lucha por la soberanía nacional es una lucha justa o también sobre qué tipo de república queremos, que seguro pasa por una en la que sea del trabajo y donde todos tengamos los mismos derechos y obligaciones independientemente del lugar de residencia y a la lengua materna: por decir algunos.

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