Cuba. Para el Partido, un año de altas conmemoraciones

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El Partido es resultado de esa fragua histórica que compendia hechos relevantes del proceso emancipador, varios de los cuales este 2025 conmemoran aniversarios que motivan a reseñarlos con especial énfasis

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El Primer Congreso del Partido culminó con un acto multitudinario en la Plaza de la Revolución, en el cual el pueblo, a mano alzada, confirmó los acuerdos adoptados. Foto: Archivo Granma

Gustavo Robreño Dolz (Granma).— «El Partido lo resume todo. En él se sintetizan los sueños de todos los revolucionarios a lo largo de nuestra historia; en el se concretan las ideas, los principios y la fuerza de la Revolución; en él desaparecen nuestros individualismos y aprendemos a pensar en términos de colectividad; él es nuestro educador, nuestro maestro, nuestro guía y nuestra conciencia vigilante cuando nosotros mismos no somos capaces de ver nuestros errores, nuestros defectos y nuestras limitaciones; en él nos sumamos todos y entre todos hacemos de cada uno de nosotros un soldado espartano de la más justa de las causas y de todos juntos un gigante invencible; en él las ideas, las experiencias, el legado de los mártires, la continuidad de la obra; los intereses del pueblo, el porvenir de la patria y los lazos indestructibles con los constructores proletarios de un mundo nuevo en todos los rincones de la tierra están garantizados…»

En este fragmento del Informe Central que Fidel, en su condición de Primer Secretario, presentó ante el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, en diciembre de 1975, se definen varios de los elementos que fundamentan la solidez moral que precede a esa autoridad legal que la Constitución de la República concede al pcc, como «fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado».

Como todo lo legítimo que identifica y representa a la Revolución Cubana, el Partido es resultado de esa fragua histórica que compendia hechos relevantes del proceso emancipador, varios de los cuales este 2025 conmemoran aniversarios que motivan a reseñarlos con especial énfasis.

LOS GLORIOSOS PRECURSORES

El 16 de agosto se cumplirán cien años del momento histórico en que varias agrupaciones comunistas locales, como las de La Habana, Guanabacoa, San Antonio de los Baños y Manzanillo –17 personas en total– se reunieron para dejar constituido el primer partido marxista-leninista, que recibió el nombre de Partido Comunista de Cuba.

Dos figuras descollaban en aquel colectivo: el combativo líder estudiantil Julio Antonio Mella, quien había fundado en 1922 la Federación Estudiantil Universitaria y dirigió su primer Congreso, y el patriota Carlos Baliño, amigo personal y colaborador de José Martí en la fundación y la organización del Partido Revolucionario Cubano. A ellos se unió, posteriormente, el intelectual y reconocido poeta Rubén Martínez Villena, entonces asesor jurídico de la recién constituida Confederación Nacional Obrera de Cuba (Cenoc).

Este núcleo de adelantados inició el difícil camino del que en poco tiempo se convirtió en una fuerza política imposible de ignorar, por su labor e influencia.

HACIA UNA NUEVA ETAPA

Los días 30 de septiembre y 1ro. de octubre de 1965 tuvieron lugar las importantes reuniones preparatorias, que culminaron el día 2, en las cuales el Primer Secretario –en nombre de la Dirección Nacional– informó sobre los acuerdos adoptados que marcaban el futuro del Partido Comunista de Cuba como fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, su nueva estructura y funciones.

El propio día 2 se constituyó el primer Comité Central, que efectuó su primera reunión, y al día siguiente, en acto público en el entonces Teatro Chaplin –hoy Karl Marx–, sería la presentación de ese Comité Central, del Buró Político, del Secretariado, las comisiones de trabajo y del Secretario de Organización, como nuevos órganos de dirección partidista.

Se informó sobre la fusión de los periódicos Hoy y Revolución en lo que sería desde entonces el diario Granma, órgano oficial del Partido, con un nombre que es símbolo y expresión de la expedición del yate en que navegaron, desde México hasta el Oriente de Cuba, 82 combatientes, con Fidel al mando.

Esa sesión del 3 de octubre tuvo también otros dos momentos de extraordinaria solemnidad, significación y repercusión histórica: uno fue la lectura, por Fidel, de la memorable carta de despedida del Comandante Ernesto Che Guevara, cuya letra –afirmó el Primer Secretario– «se explica por sí sola», e hizo de aquel un documento paradigmático y sustancial para todos los revolucionarios de Cuba, de América Latina y del Caribe, así como para la causa internacionalista en cualquier rincón del mundo.

Otro hecho extraordinario y profundo fue el cambio de nombre del Partido. Allí mismo, ante la solicitud de Fidel, los concurrentes coincidieron y aprobaron que el entonces Partido Unido de la Revolución Socialista pasara a llamarse Partido Comunista de Cuba, en correspondencia con los objetivos y tareas de la construcción socialista, su ideología y estructura organizativa y su papel dirigente en la nueva sociedad. De tal modo, esa fecha, cuyo aniversario 60 se conmemorará este año, calificaría como uno de los más importantes acontecimientos posteriores al triunfo revolucionario.

«Este paso significa mucho, significa uno de los pasos más trascendentales en la historia de nuestro país, significa el momento histórico en que las fuerzas unificadoras fueron superiores a las fuerzas que dispersaban y dividían, significa el momento histórico en que todo el pueblo revolucionario se unió estrechamente, en que el sentido del deber prevaleció sobre todo, en que el espíritu colectivo triunfó sobre todos los individualismos, en que los intereses de la Patria prevalecieron ampliamente y definitivamente sobre todo interés individual o de grupos; significa haber alcanzado el más alto grado de unión y de organización con la más moderna, la más científica, a la vez la más revolucionaria y humana de las concepciones políticas», subrayó el Comandante en Jefe.

UNIDAD Y CONTINUIDAD

Tras más de 15 años de provisionalidad revolucionaria, el 26 de julio de 1974 Fidel anunció que, en el segundo semestre del siguiente año, tendría lugar el Primer Congreso del Partido. Cumplido el Programa del Moncada, promulgadas las leyes fundamentales de la Revolución y hechos los cambios más urgentes, proclamado el carácter socialista de la Revolución en los días previos a la victoria de Playa Girón, y transcurridos «los días luminosos y tristes de la Crisis de Octubre», la dirección revolucionaria consideró llegado el momento de dar otro paso en la organización del Partido, y abrir el camino hacia la institucionalización del Estado y del Gobierno, incluida una nueva Constitución que ordenaría el sistema legislativo, electoral y jurídico del país.

El 10 de abril de 1975 se dio a conocer la convocatoria al Primer Congreso, que se hizo pública el 16 de abril, en forma de un llamamiento divulgado en Granma, como homenaje al aniversario 14 de la victoria de Girón.

El proceso organizador del Congreso fue dirigido por la Comisión Preparatoria Central, con Fidel como Presidente y Raúl como Vicepresidente, e integrada por 13 miembros. El Congreso culminó con un acto multitudinario en la Plaza de la Revolución, en el cual el pueblo, a mano alzada, confirmó los acuerdos adoptados.

Entre los más de 20 acuerdos y resoluciones aprobados se encontraban el Informe Central, la Plataforma Programática, los Estatutos y otros relacionados con la vida interna de la organización, aspectos económicos, sociales y culturales del país.

También se expresó el apoyo a la colaboración militar con el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) y a las tropas internacionalistas cubanas que allí estaban.

El Primer Congreso ratificó el camino de unidad y continuidad como su misión cardinal y primera, porque de ella depende la existencia de Cuba como país, de la Revolución como propósito, y del Partido como organización conductora.

Así se ha reafirmado por la dirección del país en varias ocasiones. El Partido Comunista de Cuba, como Partido de los humildes, por los humildes y para los humildes, y vanguardia activa, combatiente y laboriosa del pueblo trabajador, es hoy no solo el Partido de la nación cubana, es el alma de la Revolución.

Fuente: granma.cu

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