Normalmente, los científicos ni siquiera esperan ver estrellas individuales en galaxias lejanas. Sin embargo, los astrónomos podían distinguir unas siete estrellas en galaxias tan distantes utilizando el telescopio Hubble. Ahora, la potente capacidad del telescopio espacial James Webb (JWST) abrió la posibilidad de observar decenas de estrellas, incluso a una distancia tan grande.
«Este descubrimiento revolucionario demuestra, por primera vez, que es posible estudiar un gran número de estrellas individuales en una galaxia lejana», señala el astrofísico Fengwu Sun, de la Universidad de Arizona.
El descubrimiento fue posible gracias a las observaciones del supercúmulo de galaxias Abell 370, situado a una distancia de 4.000 millones de años luz de la Tierra. Detrás de este cúmulo se encuentra la galaxia del Arco del Dragón. Imágenes tomadas por el telescopio Webb, con un año de intervalo, mostraron cambios en el brillo de estrellas individuales en esta galaxia distante.
El efecto de lente gravitatoria amplió la imagen de la galaxia unas 100 veces. Las estrellas individuales del cúmulo Abell 370 crearon una ampliación adicional de 10 veces, lo que permitió ver la galaxia distante con un detalle sin precedentes.
Todas las estrellas resultaron ser gigantes rojas al final de sus vidas, como la estrella brillante Betelgeuse, relativamente cercana a la Tierra. Cabe destacar que Webb fue el primer instrumento en ver estrellas relativamente frías tan lejanas, ya que anteriormente las estrellas más lejanas detectables eran gigantes azules brillantes.
Se espera que nuevas observaciones del Webb revelen aún más estrellas ocultas en la borrosa luz del Arco del Dragón, a miles de millones de años luz de distancia.