Gabi (Unidad y Lucha).— Los días 10 y 11 de septiembre tuvo lugar en Caracas el Congreso Mundial contra el Fascismo, Neofascismo y Expresiones Similares, que congregó a más de mil asistentes de más de 95 países. En su clausura, el presidente Nicolás Maduro anunció la creación de una Internacional Antifascista, que acabó tomando cuerpo el 28 de noviembre con una declaración titulada «Por un Mundo Nuevo». Este documento está respaldado por 1 200 delegadas y delegados de 76 países con la intención de «sentar las bases sólidas que permitan la creación de una poderosa estructura orgánica global que derrote y extinga definitivamente al fascismo, neofascismo, sionismo y expresiones afines».
Entre las propuestas políticas figura la consideración de la lucha por la paz como un elemento fundamental para el progreso de la humanidad. Asimismo, se exige el «el cese inmediato de todas las formas de violencia y crímenes de agresión contra los pueblos víctimas del sionismo, incluida la ocupación ilegal de sus territorios, las prácticas neocolonialistas y la violación de su derecho a la autodeterminación». Aunque estos objetivos parecen responder a toda lógica, dejan entrever cierta ambigüedad ideológica que, en un futuro, deberá ser resuelta: ¿qué quiere decir «ocupación ilegal de sus territorios»? ¿Acaso existe una ocupación legal? ¿Por qué no exigir un Estado palestino del río hasta el mar?
Esta es otra idea inquietante: «La lucha debe encontrarnos organizados, lado a lado, en una amplia diversidad que incluya las luchas de los trabajadores en países que enfrentan el fascismo y las políticas genocidas neoliberales». ¿La clase obrera no debe enfrentar también las políticas genocidas socialdemócratas o social liberales? Parece que esta Internacional Antifascista pretende desviar el foco de la contradicción capital trabajo a una supuesta contradicción socialdemocracia neoliberalismo, dejando al fascismo como una expresión natural limitada a esta última.
No obstante, aún con estas debilidades, esta iniciativa no tiene homólogas en el pasado cercano y puede ser una herramienta útil para profundizar en la consolidación del mundo multipolar.