Juan Luis Corbacho (Unidad y Lucha).— Cuando un extranjero piensa en las Baleares, ve un lugar de vacaciones, una mezcla de trópico en medio de Europa, con alcohol barato (aún más el que sirven…) y precios asequibles para los salarios medios europeos.
Al fin y al cabo, España es África dentro de Europa, al menos eso es lo que deben pensar los ilustres miembros del Parlamento europeo. Esos mismos que apoyan a terroristas en Siria a la vez que ofrecen recompensas por sus cabezas. Pero es otro tema el de ahora.
Decía Víctor Hugo que el paraíso de los ricos está hecho del infierno de los pobres. Esto es bastante visible en las zonas turísticas, donde frente al disfrute del turista está la explotación de la mano de obra poco cualificada, mal pagada, mal tratada y muchas veces emigrante.
Y ojo, que la emigración a estas zonas turísticas es tanto nacional como extranjera. Baleares está llena de andaluces, extremeños, gallegos… y marroquíes, subsaharianos, latinoamericanos, rumanos, polacos, ucranianos, alemanes, ingleses. Pero entre ellos hay diferencias abismales. Una diferencia abismal existe entre los ucranianos que vinieron antes de la Operación Especial, huyendo del régimen nazi de Zelensky, o incluso los que vinieron cuando cayó la URSS, buscando un trabajo digno, y los que vinieron con coches de lujo y mucho dinero negro después de la Operación Especial. Los primeros entran dentro del grupo de los explotados, clase obrera extranjera, pero clase obrera; los segundos son explotadores, cargados de lujos y participando de negocios turbios, incluso explotando a sus compatriotas.
Llama la atención que en este mundo paradisíaco para el capital surjan constantemente casos de explotación laboral. Y no cualquier explotación laboral, una explotación salvaje, acorde a los tiempos de neofascismo libertario que recorre a los países subdesarrollados (porque Españistán lo sigue siendo). Y aquí, mientras la UGT invita a su Congreso al líder del Partido Popular (cosas veredes amigo Sancho), y sus dirigentes pasan del plato de gambas al de langostinos; los sindicatos mayoritarios (ya sin ninguna conciencia de clase) se dedican a hacer manifestaciones en favor de “Ucraina” (que sí que durante un tiempo había que decirle así si querías estar a la moda) o de Kamala Harris, la clase obrera sufre los embates de la crisis.
El último caso ha sido el de la empresa “Te cuidamos Balear S.L.”. Su dueño, empresario modélico, español, muy español, joven emprendedor, cuenta con antecedentes policiales por estafa, y al momento de esta última detención tenía contratadas a casi 100 personas. Hay más gente en la trama, por supuesto, y los detenidos ascienden a cinco. Casi una broma.
La empresa, el chiringuito que es lo que era, ha sido considerada con mayor número de trabajadores irregulares detectada en la historia de Baleares. Todo de récord.
Por supuesto, aparte de hostelería y construcción, qué otro sector es el más explotado: el de los cuidados. Y los contratados, la clase obrera explotada, en su mayoría, latinoamericanas sin papeles. No deja de ser curioso que la mayoría de latinoamericanos puede venir a España sin visado, pero eso no implica tener permiso de trabajo, y ahí actúan estas mafias. Una vez aquí, el paraíso se convierte en una carrera para sobrevivir: sin papeles solo queda acudir al mercado en negro, sin papeles, sin seguros, sin posibilidad de reclamar, compartiendo pisos cada vez más caros, y pagando precios por alimentos cada vez menos accesibles.
No es el único caso, ni será el último, puesto que las autoridades están para otras cosas. Hay que conseguir buenos precios para que vengan más turistas, hay que favorecer que los extranjeros ricos residentes vivan en su Imperio, con mano de obra esclava.
¿Dónde estaban los sindicatos? ¿Dónde los inspectores de trabajo? ¿Para qué puñetas sirve la ley de subcontratación o la ley de prevención de riesgos si todo se limita a rellenar papeles y a sostener a plataformas intermediarias?
Casi el mismo día, aparecía una denuncia de un centenar de trabajadoras dedicadas al cuidado de ancianos, contra un individuo de origen cubano, representante que decía ser de una empresa que se ha quedado con el dinero de las trabajadoras.
En agosto, una empresa (Terracor) en cuyo organigrama figura el secretario general de Vox en Baleares, Toni Gili, fue denunciada por contratar jornaleros (la mayoría colombianos) que mantenían en condiciones infrahumanas, hacinados y trabajando hasta 17 horas diarias.
Basta con poner en un buscador de internet: Palma explotación laboral. Casos de 2014, 2015, 2017, 2018….
En agosto de 2024 fue condenado otro ejemplar empresario mallorquín que explotaba a trabajadores y trabajadoras aprovechándose de su situación ilegal en España. Lo más llamativo de este otro caso es que el empresario había sido condenado anteriormente por otro caso y por el mismo delito de explotación.
Pero que nadie se mese los cabellos, que esto no es de ahora: un servidor, trabajó en 1985 en Mallorca de camarero en un restaurante grill, 12 horas diarias, de 9 de la noche a 9 de la mañana, sin ningún día de descanso al mes, por 2.000 pesetas/día. Eso sí, dado de alta, no fuese que entrara algún delincuente por la noche, o algún alemán borracho y viniera la policía. Y al segundo mes volví a Andalucía, blanco como un minero, y con lo justo para el pasaje. Pero esa es la historia de la clase obrera.
Solo el pueblo organizado salva al pueblo.