«Hoy ya está claro que 2025 no será un año tranquilo. Mucho depende de si los actores regionales y mundiales tendrán suficiente sentido común y autocontrol», comentó el funcionario.
A su entender, se está produciendo la transición de un orden mundial unipolar a un «nuevo orden mundial justo». Como consecuencia, «este proceso, por supuesto, tiene sus riesgos y es muy difícil», añadió.
En cuanto al futuro mundo multipolar, debería incluir tanto a Estados Unidos como a los países europeos, pero con la condición de que tengan los mismos derechos que los demás, señaló. En este contexto, subrayó que la antigua hegemonía mundial encarnada por Washington «está degenerando gradualmente y perdiendo el control de la situación».
«Y al mismo tiempo, están surgiendo en el mundo nuevos actores poderosos y con autoridad, que ya tienen un gran potencial: el de desarrollo, el poder y la capacidad de garantizar la seguridad y la estabilidad en el mundo», resumió.
A finales de 2024, el director del SVR ya vaticinó que Estados Unidos y Europa se enfrentarán a un complejo y dramático período de luchas internas, que habitualmente se achacarán a «la mano de Moscú».
Además, admitió que el Occidente colectivo intentaría desencadenar un conflicto armado global con epicentro en Eurasia. Una de las razones de tales acciones por parte de los países occidentales, opinó, es «una mentalidad colonial inerte» y «un racismo muy arraigado», que obligan a estos Estados a recurrir a los métodos más radicales para mantener su dominio en el mundo.
En este sentido, citó el ejemplo de Ucrania, que, en su opinión, fue «seducida por la llamada integración europea» y utilizada para desestabilizar la situación en el continente euroasiático y obstaculizar el emergente espacio de cooperación en Eurasia.