Oscar Sánchez Serra (Granma).— Hoy es un día de luz. Desde la hoja del almanaque se transpira la belleza que convive con la convicción más firme; hay en esta fecha mucho de altruismo, de esfuerzo y consagración. También un torrente de valentía e inteligencia. Pero lo que la hace trascender en el tiempo es su profundo valor ético, que tejió, sobre la base de la construcción de la unidad, una de las más épicas y humanas gestas.
Hace hoy 95 años se fundó el Partido Comunista de Vietnam (PCV) –entonces, de Indochina–, obra de un sabio revolucionario de talla mundial, de un hombre que esculpió un monumento de humildad y de sentimiento patrio, que vivió para su pueblo, y para los del mundo, cada uno de sus 79 años. Nguyen Tat Thang, quien se conocería en su juventud como Nguyen Ai Quong, y para todos los tiempos como Ho Chi Minh, fue su artífice, guía y promotor de la unidad.
Casi un siglo después podemos apreciar la magnitud de aquellos días fundacionales, pues se trataba de una sociedad colonial y semifeudal. Sin embargo, «el programa del Partido, desde ese instante, se enfocó en que la revolución democrático-burguesa, dirigida por la clase obrero-campesina vietnamita, debía luchar para lograr la revolución socialista quemando la etapa de desarrollo capitalista. El nacimiento de esta organización política tenía claros objetivos que le permitieron llegar hasta hoy con gran legitimidad y respeto», afirma el doctor Ruvislei González Sáez, investigador principal del Centro de Estudios de Política Internacional de Cuba.
Es ese el atributo principal de una plataforma que le ha dado al PCV, desde el ideario del Tío Ho, las herramientas para que una nación que no tenía más recursos que el compromiso de sus hijos y sus hijas, haya transitado victoriosa ante el colonialismo francés, que la sometió por cien años; frente al imperialismo estadounidense, que arrojó en ella toda su sed de muerte y levantó, como dijo su líder, un Vietnam diez veces más hermoso, desplegado en un proceso de renovación, desde 1986, que la ha convertido en una de las 20 economías más dinámicas del mundo.
«Vietnam está entrando en una nueva era, y eso se debe a la capacidad histórica del Partido», aseguró González Sáez, en una reciente entrevista con la Agencia de Noticias Vietnamita. El Partido comprendió la realidad nacional e internacional, y se ajustó a las condiciones reales del momento, comentó el especialista.
Esa es la esencia del proceso de renovación, encabezado por la organización partidista, la misma que condujo los difíciles momentos de la guerra, sobre una sólida base ideológica que amalgamó el marxismo-leninismo y el ideario del presidente Ho Chi Minh; una simbiosis que fortificó esos cimientos, porque, al decir de su fundador, «solo cuando el Partido es fuerte puede la revolución tener éxito».
En la actualidad, el bello, moderno, tecnológico y soberano Vietnam es el resultado de esas dos líneas de pensamiento, pues ha combinado la fuerza de la unidad nacional y el aprovechamiento de las oportunidades que se presentan en el mundo. Por ahí pasa el fundamento mediante el cual la nación indochina alcanza destacados logros en la construcción y el desarrollo de la Patria socialista.
A 95 años de su fundación, el Partido Comunista de Vietnam –que se llama así desde 1976–, albacea de la sabiduría de su rica historia y de la de su orfebre, sabe que los retos tienen al mismo enemigo, que sigue temblando cuando escucha el vocablo comunista. Hoy el adversario ha cambiado el napalm asesino por la mentira, para destruir la unidad de los pueblos.
Por eso el PCV, en su XIII Congreso, en 2021, situó como una necesidad urgente la protección de su base ideológica, y orientó luchar contra las opiniones erróneas y hostiles en el campo ideológico, a sabiendas de que enfrentará desafíos ante el fuerte desarrollo de la internet, las redes sociales, desde las cuales se desata una feroz y sofisticada andanada de noticias falsas que tergiversan la realidad.
Conocedor de ese escenario, el PCV no renuncia a las aspiraciones de Ho Chi Minh. Vietnam es uno de los 15 países con crecimientos sostenidos por encima del 5 %. Bajo su sabia guía, pasó de ser una de las naciones más pobres del mundo al lugar 35 de las de mayores economías, con grandes posibilidades de cohabitar entre las 25.
Solo un pueblo heroico, unido y de la mano del liderazgo de una fuerza política de vanguardia, es capaz de resurgir desde las cenizas, como lo hizo el de Vietnam.
CUBA Y SU PARTIDO TAMBIÉN CELEBRAN
Si una relación ha sido de verdadera hermandad, esa es la que une a Vietnam y a Cuba, naciones conducidas por sus Partidos comunistas, que tienen hoy una sostenida y estrecha relación que pasa, incluso, por sus coincidencias históricas, y es ejemplo para el mundo.
Fueron Fidel y Raúl quienes impulsaron e inspiran esa amistad, que llevó a la Mayor de las Antillas a ser el primer país en reconocer a la nación que José Martí narró en Un Paseo por la tierra de los anamitas, en la Edad de Oro.
La isla caribeña hizo a Ho Chi Minh hablar con el corazón: «Los cubanos, con el compañero Fidel al frente, han sido muy solidarios con nuestro pueblo y con nuestra lucha. Los vietnamitas jamás olvidaremos ese apoyo». Ya lo había dicho el Comandante en Jefe: «Por Vietnam estamos dispuestos a dar hasta nuestra propia sangre».
En su histórica visita, en 1973, a la hermana nación, que lo convirtió en el único jefe de Gobierno que pisó la zona recién liberada en el Sur, cuando se olía el humo de bombas y municiones, el líder histórico de la Revolución Cubana aseguró que «llegamos a esta tierra heroica con una gran admiración por el pueblo vietnamita y nos marcharemos con una admiración aún mayor. Nos sentimos estimulados con sus victorias y con su extraordinario ejemplo», y dijo que solo se iba con un único dolor, «el de no haber tenido el privilegio de conocer en vida al presidente Ho Chi Minh, a quien tanto admiramos».
En 2025, junto al aniversario 95 del Partido Comunista de Vietnam, Cuba celebra el centenario de su primer Partido Comunista, fundado por Carlos Baliño y Julio Antonio Mella; los 60 del primer Comité Central del Partido, y los 65 de las relaciones entre los dos países.
Cuba recordará los 130 años del desembarco de José Martí en Playita de Cajobabo, en su regreso a la Patria para la Guerra Necesaria, tal cual lo hizo desde Francia Ho Chi Minh, a quien Cuba honrará en su cumpleaños 135, justo el mismo día en que conmemorará la caída en combate de Martí, hace 130 años. Ambos fundaron un periódico para trazar la línea ideológica, con base en la unidad, y los dos crearon un partido como fuerza dirigente.
A Vietnam y a Cuba los separan 15 994 kilómetros, pero no hay distancia cuando a sus pueblos los une la hermandad, sus Partidos y una historia llena de epopeyas.